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Joaquín Aldeguer. Caricaturista y humorista gráfico

«Para mí hacerle una caricatura a Mahoma no es perderle el respeto. Se transforma en un personaje»

Si los espejos tuvieran el don de la ironía serían lo más parecido a un lápiz en manos de este alicantino

«Para mí hacerle una caricatura a Mahoma no es perderle el respeto. Se transforma en un personaje» Valiente Verde

Lleva años publicando sus dibujos prensa y fanzines. Recientemente comenzó a firmar el póster central de El Jueves. ¿Es poner su lápiz en Flandes?

Sí. Especialmente para los de mi generación y supongo que para cualquier humorista gráfico o que esté dentro del mundo del humor es algo importante. También porque es la publicación más conocida del gremio y el referente más popular. l Es algo a lo que muchos hemos aspirado.

Se mueve en los registros del humor gráfico, la ilustración y la caricatura. ¿En cuál de ellos se goza de más libertad y cuál requiere más compromiso?

Más libertad encuentro en trabajos personales, sobre todo para publicaciones independientes y de autoedición como fanzines. Solemos ser grupos de amigos y ahí la libertad ya es absoluta. En parte por el poco alcance que tiene. Sabemos que no va a llegar al gran público y nos podemos permitir cualquier cosa que en las publicaciones profesionales no nos dejarían publicar. O por desinterés o por llegar a ciertos límites que no interesan o que saben que harían peligrar la publicación.

¿La viñeta de actualidad exige más al autor?

Sí. Te exige más compromiso con la actualidad, aparte de seguir un poco la línea ideológica de la publicación. Te suelen marcar unos límites. En el caso de El Jueves la línea ya se conoce de sobra y sabes qué cosas interesan o el enfoque que darán.

¿Son malos tiempos para el buen humor o buenos tiempos para el malhumor?

Los períodos conflictivos generalmente potencian más la creatividad y dan más juego. Si hablamos a nivel profesional, la cosa está complicada porque las redes sociales suponen una competencia, no profesional. l Hay muchos tuiteros que lo tienen como afición y están muy entrenados; son rápidos, están en contacto con la actualidad y están habituados a producir miles de ideas. No todas funcionan, pero con tanta productividad alguna buena ha de salir. Así es difícil conseguir una idea original. Hay que ser muy rápido o salirte de lo habitual.

¿Son malos tiempos para el humor... tras lo del Charlie Hebdo?

Yo creo que el humor y las revistas de humor son una necesidad. Es necesario que haya alguien dando caña, a nivel ideológico o político. Simplemente porque el humor es una forma de darle la vuelta a la realidad. Y siempre está bien ver otro punto de vista y que haya gente que sepa reírse del orden establecido y de la actualidad. La libertad de expresión básicamente consiste en eso, en ver todos los puntos de vista.

El humor gráfico, en las polémicas, se crece. Pero algo como la masacre en el Charlie Hebdo ¿fortalece o debilita el humor gráfico y la libertad de expresión?

Sólo viendo las reacciones que ha habido tengo claro que las fortalece. Anima, ya sea por solidaridad o por la reacción que produce un hecho así, a que la gente se mueva y se exprese y lleve a reflexionar.

¿Incluso al profesional lo reafirma (o no) en sus convicciones de dibujar (o no) a Mahoma?

Eeeeh... Lo de dibujar a Mahoma depende ya de la ideología de cada uno, de la necesidad que tenga. Si en un momento dado tienes que dibujar a Mahoma porque lo sientes así, a mí me parece incuestionable. También porque muchas veces no pensamos en las consecuencias que puede llegar a tener. Dibujamos lo que creemos que tenemos que dibujar. A veces sí, a veces hay una provocación clara, y decimos «esto queremos que tenga una publicidad y queremos que se vea» y a veces sí que se buscan las cosquillas y sabes que va a provocar. Pero creo que sobre todo se busca el chiste. Y si hay que recurrir a según qué figuras o a personajes o a lo sagrado, se recurre porque hay que tener la capacidad de poderse reír de todo o de darle la vuelta. Quitar importancia a la trascendencia. No sé otros, pero a mí como que me la suda bastante.

Tras el atentado, algunos matizaron que las víctimas «se lo han buscado» «por ir provocando». ¿Comulga usted con las declaraciones del Papa? («Si alguien dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo, ¡es normal! No se puede burlar uno de la fe»)

Es que el tema de la burla o no... Supongo que depende de la capacidad del sentido del humor y de aceptar una crítica o una sátira de parte de cada uno. Yo, como he dicho, no creo que haya nada sagrado.

Pongámonos ortodoxos: no se puede caricaturizar a Mahoma porque se desconoce qué rostro tenía ¿no?

Claro. En ese sentido es muy subjetivo. Hay gente que se puede sentir ofendida porque puede ver a Mahoma en cualquier dibujo o representación. l Los de Charlie Hebdo han sabido cómo provocar y saber que ellos sepan reconocer cuándo se están refiriendo a Mahoma y cuándo no.

Hubo una portada de El Jueves, de septiembre de 2012, en plena polémica mundial, que jugó con eso: con varios tipos con túnica y barba en un rueda de reconocimiento que invitaba a identificar a Mahoma

Claro, es difícil reconocerlo porque es un ente abstracto.

¿Será casualidad que ahora sea tabú caricaturizar a Mahoma como en la dictadura no se podía caricaturizar a Franco?

No sé hasta qué punto es comparable. En España es que por el tema cultural no lo vemos, o yo no lo veo, tan cercano y parodiable. No tengo tan presente la religión musulmana. En Francia sí, hay una convivencia y surgen ciertos conflictos y es lo que les da para hacer chistes sobre el tema. Entiendo que hubiera dibujantes que tuvieran reparos a la hora de hacer una caricatura de Mahoma. En mi caso, supongo que por no ser consciente de la repercusión que podría tener, no tendría ningún problema. Vamos, a mí me piden una caricatura de Mahoma y como si me la piden de cualquier otro personaje público. Como si me la piden de Dios, o de Confucio, o de Buda. Yo los igualo a eso. Como si me piden una caricatura del presidente o del alcalde...

¿Quizá por venir del mundo fanzinero, más libertario?

Es posible. Somos como más inconscientes o le perdemos el respeto a todo. Pero es que para mí hacerle una caricatura no es perder el respeto. Sí que rebajas a todos al mismo nivel porque no veo motivo para que nadie tenga que estar por encima de otro. Sí que habrá una relevancia a nivel cultural o profesional, pero a nivel humano -aunque en este caso estemos hablando de figuras divinas- una vez los tengo que dibujar se transforman en personajes. Sí que es verdad que hay una subjetividad y con unos te puedes recrear más, pero supongo que viene de la inconsciencia y de hacer lo que nos apetece y no reflexionar demasiado en ello. Decir «tengo que dibujar este personaje» y se dibuja sin más. Y luego se interpreta según la particularidad de cada uno.

¿Cómo anda de geografía del humor? Por preguntarle por sus famosos límites, digo.

No hay nada que me haya limitado por ahora, pero quizá porque por mi forma de trabajar nunca he llegado a unos extremos que puedan ofender demasiado. l Aunque a veces, con el dibujo más inocente del mundo puedes herir ciertas sensibilidades, porque cada vez surgen más colectivos y gente que se siente ofendida por cosas que... Hay una hipersensibilidad que me sorprende. Veo películas y revistas que hoy en día sería impensable hacerlas, pero forman parte de nuestra cultura. Me sorprende que cada vez haya que ir con más cuidado. También por el control que te marca la publicación, aunque puedes intentar burlarlo de forma más sutil.

O sea, la censura estimula ciertas formas de creatividad. ¿Estos tabúes y la corrección política lo estimulan o no?

Claro, tú buscas los recovecos y por dónde salir dentro de los límites que te marcan. El problema es ya la autocensura, que es más estricta que la censura.

En España se ha sido ahora muy «je suis Charlie», pero aquí cada dos por tres alguien se siente atacado por el humor. El orgullo regional, el de la profesión o las cuestiones de género, en una viñeta o en un spot jocoso, activan enseguida el «derecho a sentirse agraviado».

Sí. Llegará un momento en que hagas chistes sobre el humorista gráfico y saldrá un humorista gráfico sintiéndose ofendido. Sería lo máximo, pero no me extrañaría.

Aquí muchos se tomaron como una ofensa patria aquel sketch de los guiñoles (franceses, voilá) con Nadal y demás dioses deportivos dopándose.

Hay ya extremistas del deporte, que lo toman como una religión y basta para que le toques a su ídolo para que se sienta ofendido.

O sea, que con lo nuestro no somos tan «Je suis Charlie».

Todos tenemos un punto débil, lo que nos gusta o con lo que nos identificamos, que si nos lo tocan nos sentimos rebotados. Y a todo el mundo le gusta demostrar lo ofendido que se siente

Ejercer su Derecho A Sentirse Agraviado.

Sí, hay más demostraciones de gente ofendida que de otra cosa. Hay gente a quien le gusta expresar que algo no le ha gustado o le ha ofendido o molestado. En cierto modo, nos gusta más estar cabreados que estar tranquilos. A la gente le gusta discutir y enfadarse, tener un enemigo. Que, en cierto modo, contra el aburrimiento viene muy bien: hacer algo que te haga salir de la comodidad. Pero el exceso aburre. Ver conflicto donde muchas veces no lo hay ya cansa, te satura.

Más portadas y límites: ¿Qué le parece la última del TMEO? (Juega con Podemos, con el tópico de que en Euskadi es difícil «mojar» y con la discapacidad física de Pablo Echenique)

Bien, a mí me hace gracia. Pero porque el TMEO lo relaciono con el movimiento fanzinero. Es una institución, aunque del underground.

La discapacidad también ha sido otro tabú para el humor.

Quiero pensar que hay gente con esa minusvalía y le pueda hacer gracia, por qué no. Supongo que porque lo primero que hemos de aprender es a reírnos de nosotros mismos y dentro de los problemas de cada uno, convivir con ellos, reírse y restarles importancia. Es verdad que en algún momento algo pueda ofender, pero hay que quitar importancia a todo.

¿Cómo queda el derecho a la sátira que se ha reinvindicado estos días en Europa cuando en España la Justicia secuestró El Jueves por la portada de los príncipes y condenó a sus autores y luego se se guillotinó el número de la sucesión en la Corona?

Con el número de la sucesión fue la propia editorial. Hasta donde sé, la Casa Real no intervino. La editorial decidió retirar la portada. En el otro caso sí que fue más cuestión de Estado y de falta de sentido del humor. La escena sexual que se veía era una excusa, el chiste era otro y era en lo que menos repararon. Alguien en la Casa Real se debió sentir ofendido, no sé.

Parece que fue algún familiar del juez, que vio la portada en Aquí Hay Tomate.

Sí, es verdad. Fue absurdo.

¿Por qué sólo es controvertido lo que aparece en la portada de El Jueves? Cualquier lector sabe que muchos contenidos interiores son más cañeros y no trascienden. Incluso RBA avisó que el veto sobre la sucesión era sólo para la portada.

Supongo que la portada es lo que se ve en los kioscos y lo que se ve en la web en todas las publicaciones del grupo. No les interesa vender una imagen del grupo. Recuerdo ver un mosaico de todas sus publicaciones y todo era un peloteo a la Casa Real, menos El Jueves. Les incomodaba tener una publicación que lleva la contra.

Esa censura dio lugar a la creación de la digital Orgullo y Satisfacción, antes surgió Mongolia y acaba de nacer El Churro Ilustrado. ¿Qué está pasando para que haya esta «primavera satírica»?

Supongo que hay un descontento general que mueve a la gente a posicionarse y a decir que no están conformes con la realidad política y social.

¿Algún personaje público le ha afeado por caricaturizarle? ¿Qué tal dan el perfil los políticos?

Por ahora han tenido buena aceptación. O bien porque no le han dado más importancia o porque prefieren dar una imagen como de buen humor.

Claro, aceptar la propia caricatura es como un carnet de Mira, Sé Reírme De Mí Mismo

Sí, y luego hay muchos políticos que prefieren que salga su caricatura, porque así es como que tienen una importancia, como que están. Si no aparecen dibujados es como si no existieran.

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