-¿Llamarle yo «Patrone» a quien€? ¿Pero qué se ha creído ese mentecato? Dile que pase.
-Esto, Pa...
-¿Qué pasa, JC?
-El interfecto es el artífice de la cabeza de caballo...
-¿Cabeza de caballo?
-Sí, aquella que apareció en la cama del productor de Hollywood que no quería contratar a su recomendado.
-Ya.
-El mismo que liquidaba socios sin pestañear. El que...
-Vale, vale, JC. Me hago cargo de quien era el señor Corleone. Y he dicho era€ porque aquí arriba no creo que siga haciendo de las suya...
-Bueno...
-¿Bueno, qué?
-Que no y sí.
-A ver, ¿no y sí qué demontre significa?
-Pues que está en el Purgatorio, sección rehabilitación intensiva. Ya sabes, en el último momento, cuando el túnel se estaba cerrando, se arrepintió. Y como tú dijiste que el que se arrepintiera aunque solo fuese un poquito venía para aquí arriba, pues...
-Ya, ya... en mala hora se
me ocurrió aquello...
Pero lo hecho, hecho
está.
-Pues en el Purgatorio lo pusimos con los vips arrepentidos: ya sabes, Santiago Carrillo, Judas, Stalin, Lutero, Kennedy, Fidel Castro...
-¿Está Fidel en rehabilitación del Purgatorio?
-Sí, Pa. Cuando estaba terminando su último discurso, once horas duró, tuvo un pensamiento piadoso: «Quizá me haya equivocado ligeramente y debería haber sido un poco más permisivo».
-¿Eso es todo?
-Así fue, Pa. Y el tribunal de asignación de difuntos lo consideró suficiente para evitarle las calderas de Pedro Botero, y le sentenció a diez mil años de rehabilitación, asistiendo a las clases de catequesis de Monseñor Escrivá.
-Vaya, no sé qué puede ser peor... Pero me hablabas de Corleone.
-Sí, don Vito tuvo un arrebato final, algo así como el «perdóname Padre por haber pecado». Y ya sabes, pasaporte directo al purgatorio, unos milenios de rehabilitación y para arriba.
-No sé yo si tendremos que cambiar algo el sistema. Es demasiado fácil: un pensamiento que te enseñan de pequeño, que no compromete a nada, y toda una vida de tropelías perdonada. No sé yo...
-Así lo estableciste tú, Pa. Y ya sabes cómo son los humanos, que se cuelan por los resquicios como las cucarachas. Sin ir más lejos, hay en el purgatorio un propio que te va a molestar un pelín.
-Uf... no me lo quiero ni imaginar. ¿No será ese austriaco de bigotillo ridículo y pelo engominado, al que le dio por quemar judíos...?
-¡El mismo!
-Pero si a ese me lo imaginaba ardiendo en el sótano como un pollastre alicantí.
-Pues no, Pa. Resulta que él y su amigo Himmler se estudiaron todas las oraciones de las diferentes religiones. Y un rato antes de palmar rezaron todas las jaculatorias habidas y por haber, arrepintiéndose de todas sus tropelías con nosotros, disculpándose con Buda, con Alá, con Hare Krisna y con siete chamanes africanos.
-No me lo puedo creer.
-Pues así fue. Lo que sucede es que en el resto de las ventanillas los despacharon con viento fresco, pero nosotros€
-¿Qué pasa, que somos los más tontos?
-No digo yo eso, Pa. Somos los más€ los más facilones. Los demás piden más méritos para alcanzar sus paraísos. Nosotros con un simple pensamiento arrepentitorio es suficiente.
-Tendré que ocuparme de eso. Ahora dile a Corleone que pase.
-Pa...
-¿Sí?
-Ten cuidado.
-¡Por mí, JC! ¡Que soy Dios!
-Ya. Pero por si acaso...
-Señor Corleone: me han dicho que quería verme.
-Así es, Pa.
-Para usted Yahvé.
-Ejem... Vengo a presentarle una queja formal.
-Usted dirá.
-Pues verá: están llegando cada vez más políticos españoles al área de rehabilitación del Purga. Y no se puede usted imaginar de qué nivel.
-¿Políticos españoles? No comprendo.
-Sí, verá: suben a raudales, y la mayoría con más cara que patrimonio. Vienen presumiendo de apartamentos en la playa, fondos en las Islas Caimán, cuentas en Panamဠbagatelas estúpidas que a estos gañanes parece que les hacen mucha ilusión. Además dicen que se dieron la gran vida y que en el último minuto se arrodillaron y pronunciaron esto: «Jesusito de mi vida, fuiste niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón». Y hala, para arriba.
-Ya. Esto se está convirtiendo en una epidemia.
-Pero eso no es lo peor.
-Ah... ¿no?
-¡No señor! Lo peor es que se está confundiendo a estos políticos corruptos con nosotros mismos: Se les llama «mafiosos».
-Comprendo...
-¡Eso es intolerable! No estoy dispuesto a soportarlo un solo instante más. Porque ha de saber usted que en nuestro negocio hay clases. Que nosotros, los mafiosos, somos gente de honor, tenemos nuestro código ético.
-Ya...
-Y no estamos dispuestos a que se nos confunda con esa chusma. ¿Porque sabe usted una cosa?
-Estoy seguro de que usted me la va a decir.
-Esos tipos son lo peor. Al menos los mafiosos somos... cómo decirlo€ Somos como una ONG. En cambio, estos facinerosos son delincuentes por cuenta propia...son... ¡los autónomos del delito!