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La nueva transición

-Pa, hay aquí unos señores que quieren hablar un momento contigo. -Esto, sí? que pasen, JC. -Te presento? son?

La nueva transición

„Espera hijo. Ya sabes que me gusta hacer memoria. Este señor que no deja de fumar? me suena de los años setenta? Carrillo? ¡Santiago Carrillo!

„Así es, camarada Pa. Celebro conocerle por fin.

„Yo le he seguido, Santiago, desde los tiempos en los que se calzaba usted una peluca para poder volver a España.

„¡Qué tiempos aquellos! Entonces sí que se luchaba por los ideales?

„Bueno, bueno, don Santiago, dejémonos de nostalgias y vayamos al tema. Ese señor tan repeinado que viene con usted?

„Puedo prometerle y le prometo, señor Pa, que mi presencia en esta estancia obedece sencillamente a hacer normal a nivel del cielo lo que es normal a nivel de la tierra.

„Don Adolfo Suárez? ¡Cómo no! Pero díganme, ¿a qué obedece esta visita?

„A preocupación, camarada Pa. Asistimos perplejos a lo que está sucediendo allá abajo, en nuestra España.

„Comprendo, amigos.

„Quizá recuerde usted, apreciado Pa, que tras la muerte de don Francisco, algunos españoles nos embarcamos en un proyecto de cambio que luego se llamó Transición. Y ahora vemos que algunos mentecatos iletrados la cuestionan como algo inmeritorio y susceptible de arrojar al sumidero de la historia.

„A ver, don Adolfo, recuerdo bien la Transición, que usted precisamente pilotó. Y conozco los resultado, aunque no tanto los motivos.

„Celebro que me haga esta pregunta, Pa. Porque ahora se está calificando de chapuza nuestra obra, que fue fruto de la casualidad, dicen.

„Y no fue así, camarada. Se lo digo yo que tuve que lidiar con mis propios compañeros para que aceptaran al rey, la bandera y el modelo capitalista como algo posible, aunque se alejara mucho de nuestros objetivos de entonces.

„Así fue, amable Pa. Pero todos entendimos que era la única manera de instaurar una democracia moderna en España que nos homologara a Europa y de evitar la vieja costumbre de los españoles de resolver sus diferencias a mamporros.

„Sí es verdad, camaradas, que el desarrollo fue un poco de aluvión, a trompicones, porque había muchos interesados en que fracasáramos, pero triunfamos porque teníamos detrás la ilusión de un pueblo que deseaba un cambio y que creía, de alguna manera, en sus dirigentes, en su honradez y su competencia.

„Adolfo fue tildado de traidor?

„Eso fue lo más bonito que se dijo de mí. Y de Santiago se dijo que les había hecho el tocomocho a los militantes del PCE.

„Cierto, así fue, pero es que sin liderazgos no hay reformas. Y eso es lo que ahora se echa de menos en España, precisamente.

„¿Creen ustedes que hace falta en su país una nueva Transición?

„No sé si tanto, considerado Pa, pero si le diría que un retoque a la Constitución que aprobamos hace tantos años le vendría muy bien. Quizá entonces pecamos de inexperiencia y la España de ahora no se parece a la de entonces.

„Habría que aprovechar la experiencia de estos años para adecuar las normas a la realidad del país del siglo XXI. Entonces la renta de los españoles era de 3.000 dólares, ahora es de 28.000. Los españoles vivíamos 74 años, ahora son 83. La mayoría de las variables que miden el bienestar de una sociedad han mejorado espectacularmente en estos años.

„Aunque no todas, señores.

„¿Cuál ha empeorado, JC?

„La calidad de la política y los políticos ha descendido alarmantemente. Y la opinión de los españoles de su clase política, aún más.

„Quizá sea eso lo que está impidiendo abordar las reformas necesarias de las normas de convivencia entre españoles, las tensiones nacionalistas y las sensaciones de agravios entre territorios.

„Sí, señores. Ha llegado el momento de reformar la Constitución. Y para eso hace falta generosidad y lucidez.

„Pues no sé si de eso estamos sobrados allá abajo.

„Y algo importante: liderazgos.

„Vaya... de eso realmente andamos cortos. ¿Se te ocurre alguna solución, Pa?

„Dejadme que piense? Alguien con prestigio, entereza intelectual, magnetismo personal, honesto, bien considerado por sus congéneres, con visión de futuro y solvencia sentimental? ¡Lo tengo! ¡Enrique!

„¿¿¿Enrique???„Sí, don Enrique Tierno Galván, ¡el joven profesor!

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