La recesión se ha llevado por delante la credibilidad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y lo ha puesto al borde de las elecciones anticipadas, por su precaria gestión de la crisis más terrible que ha sufrido nunca España. Sin embargo, basta consultar la hemeroteca para comprobar que el equipo económico de Mariano Rajoy, también andaba muy mal encaminado en sus predicciones económicas para la presente legislatura.

Con motivo de la campaña electoral de las generales del 9 de marzo de 2008, en las que ZP se alzó con el triunfo, los dos partidos mayoritarios se lanzaron a competir en ofertas electorales estrella, en el plano económico. El análisis de lo que dijeron y prometieron entonces, y su comparación con la realidad, no se sostiene. Lo vaticinado en 2008 queda tan lejos de lo ocurrido en 2010, que al ciudadano lo deja perplejo y con la pregunta de: ¿en qué manos -económicas, PSOE y PP - está el Gobierno y la oposición de España?.

Por ejemplo, el 21 de febrero de 2008, Zapatero prometió que en la actual legislatura impulsaría la creación de dos millones de empleos. Cuatro días después, el diputado castellonense Juan Costa, coordinador del programa electoral del PP, vaticinaba que si los populares llegaban a gobernar, iban a ser capaces de crear 2,2 millones de empleos. Los socialistas garantizaban también un crecimiento del 3% del PIB del 2008 al 2012, mientras que en Génova eran más concretos: el PIB iba a crecer un 2,6% en 2008, un 3% en 2009, un 3,6% en 2010 y un 3,9% en 2011 y 2012. Con Mariano Rajoy, se iba a lograr también un superávit presupuestario de hasta el 3% en 2012, con cifras del 1,7% en 2009, 1,8% en 2010, y del 2,2% en 2011. El montante total ahorrado por el PP en la Moncloa sería en 2012 de 38.830 millones de superávit.

Por su parte, el ya ex ministro y ex vicepresidente socialista, Pedro Solbes, en julio de 2008, cuando la crisis comenzaba a vislumbrarse en toda su intensidad, reconoció que las cuentas públicas iban a entrar en ese ejercicio en un "ligero déficit", pese a que su previsión inicial era un superávit del 1,2% del PIB para ese año.

Los gastos sociales, que han tenido que ser recortados brutalmente para frenar el déficit estatal y de las autonomías, también se disparaban en las previsiones. El programa económico de Rajoy destinaba 11.300 millones de euros en materia social y de seguridad. Por su parte, Zapatero concurrió ante los ciudadanos con la promesa de bajar el desempleo hasta el 7% en 2012 y de dotar con más de 22.200 millones de euros el gasto social, las infraestructuras y otras inversiones.

La dura realidad del país, con los últimos datos disponibles de agosto de 2010, ya la conocen los lectores de INFORMACIÓN. España vive la peor crisis de la historia. El paro está cerca de los 4 millones de personas, con una tasa de desempleo del 20,3%. Los dos millones de nuevos empleos que decían eran capaces de crear PP y PSOE no se ven por ningún sitio.

La economía, por fin, tras muchos meses de recesión, crece a ritmo de tortuga, al 0,2 por ciento, un dato exiguo para el 3 por ciento, que aventuraban ambas formaciones políticas en el horizonte de 2012.

El ejecutivo socialista ha tenido que desdecirse en varias ocasiones de sus previsiones y, lo más grave, ha tenido que renunciar a sus políticas sociales. El Plan de Ajuste aprobado gracias a la abstención de CIU y con amplia contestación parlamentaria, prevé un ahorro del gasto público de más de 5.200 millones de euros en 2010, y de otros 10.000, en 2011.

El resultado: un tijeretazo de 15.200 millones que se pagará con la reducción de los salarios de los funcionarios en un 5% en 2010 y su congelación para 2011, la no actualización de las pensiones, el fin del cheque bebé y recortes en gastos de medicamentos, dependencia e inversión pública.

Las consecuencias de la puesta en marcha de este plan ha sido la convocatoria de huelga general para el próximo 29 de septiembre por los sindicatos, la escenificación de la debilidad extrema del PSOE en el Congreso y en el Senado -donde CIU y EU; por ejemplo, le han retirado su apoyo expreso- y las felicitaciones del FMI y de la UE, por las citadas medidas. Sobre todo, por la reforma laboral que entrará en vigor pronto, por decreto y tras la ruptura del consenso con UGT y CCOO.

El próximo capítulo: la aprobación de los presupuestos generales. El PP ha pedido adelanto de elecciones si el PSOE no es capaz de sacarlos adelante. Sólo el PNV y la minoría canaria, a cambio de pingües ventajas territoriales, podrían ayudar a Zapatero. Sin embargo, también aquí subyacen de nuevo las contradicciones de los dos partidos mayoritarios. El PP se ha cansado de exigir austeridad presupuestaria a su contrincante. ¿La misma que se practica en las autonomías más endeudadas del país -Madrid y C. Valenciana-, donde gobiernan los populares hace años?.