Los dependientes de la zona centro observan cada día como la ropa de invierno se aburre en las perchas sin clientes que se atrevan a probarse chaquetas y jerseys con 25 grados cayendo en la calle. La dependienta de un establecimiento de camisas y ropa estilo polo habla de las seis semanas que lleva en la tienda. «Vienen turistas preguntando por ropa de manga corta, que ya hemos quitado, y clientes que no se llevan ni abrigos ni chalecos a no ser que sea gente muy previsores o que vive en sitios más fríos», explica la joven. «Americanas, y con suerte». Unos metros más abajo, cerca del Portal de Elche, Mari Fernández, propietaria de la tienda de zapatos y chaquetas El Corte de la Piel, ve la tele sin mucha esperanza de hacer una última venta antes de comer. En pleno centro, recibe a multitud de turistas «que parece que están peor que los españoles; sólo saben mirar y regatear», se lamenta. Cada día en que octubre se parece a junio, su género pierde valor. «Pierdo dinero si no vendo ahora porque después me la tengo que quitar de encima en las rebajas», explica la propietaria, que compra y vende «sólo producto nacional» confeccionado «en la zona».

En la calle Castaños, la encargada de Calzados Rebeca, una de «las dos únicas tiendas que quedan aquí» -el tardeo ha convertido los locales vacíos en pubs- resume los meses de septiembre y octubre con una frase «no hemos llegado a guardar las sandalias mientras tampoco se han empezado a vender las botas».

«La gente piensa cuando ve este tiempo que podrá pasar el invierno con lo que ya tiene», apunta Fede Bordalás, encargado del establecimiento de ropa urbana y de tendencia Outlet Trocadero. En su caso, explica, la crisis ha alejado al cliente «de clase media» mientras el negocio se mantiene con «nórdicos que buscan ofertas en marcas» y locales «de mayor poder adquisitivo».

Sólo las propietarias de Capriche, tienda especializada en firmas para mujer, aseguran estar esquivando el temor a acumular stock de temporada que luego se deprecia en las rebajas. «Vendemos un 35% por Internet en todo el país, donde hay zonas donde ya ha llegado el invierno», apunta Helena Aldea, una de las dueñas.