José Ignacio Goirigolzarri es un banquero. Y se le nota. Como lo nota la entidad que preside desde mayo de 2012, fruto de la fusión de siete cajas de ahorros, entre ellas Bancaja y Caja Madrid, cuyos principales gestores, procedentes de la órbita política, la condujeron al borde de la quiebra y situaron al país cerca del abismo. La salvó el rescate europeo de 22.000 millones.

Bankia volvió en 2013 a los beneficios. Los mercados están tranquilos. La reforma financiera está muy avanzada y el problema de las preferentes, que tanto alteró las dos juntas de accionistas que usted ha presidido, parece en vías de solución. ¿Se imaginaba ese escenario cuando accedió al cargo hace año y medio y el mundo parecía que iba a derrumbarse?

Estamos muy contentos. Hace un año hubiera firmado sin ningún género de dudas estar como estamos ahora. Es cierto que 2013 ha sido un año muy bueno desde el punto de vista de nuestra clientela, que ha demostrado un cariño hacia la entidad tremendo; desde el punto de vista interno, porque después de un proceso muy complicado que estamos pasando, ya en sus fases finales, conseguir una cultura común y una gran ilusión es muy importante. También estamos muy contentos con los resultados que estamos dando y con el respaldo del mercado, tanto de la acción como por la emisión de deuda senior en enero, que tuvo un respaldo muy bueno. Pero todavía nos quedan muchas cosas por mejorar.

¿Cómo va el proceso de venta parcial de Bankia? ¿Hay interés entre los inversores?

Sí. Hay mucho interés. Se juntan varios factores. Hay mucho interés en el inversor institucional por los activos españoles, porque el mercado está muy positivo respecto a la evolución de la economía española. Dentro de esa actitud, la gente toma posiciones en sectores cíclicos y uno de ellos es el sistema bancario. Cuando va bien la economía, el sistema bancario va bien y cuando la economía no va bien, el sistema bancario tampoco. Dentro del sector bancario, hay mucho interés en Bankia por dos razones. Primero, porque estamos concentrados en España y en segundo lugar, porque tenemos una historia distinta, esta historia de darle la vuelta al banco.

Si el Estado vendiera ahora su 68% obtendría unos 11.500 millones a precio de Bolsa, la mitad de lo que costó el rescate. ¿Se vende solo una parte porque se esperan obtener más ingresos más adelante?

Es lo racional. Es una decisión que tienen que tomar el Gobierno y el FROB. Yo siempre distingo cuál es el papel de los gestores, que somos nosotros, y el papel del accionista. Nosotros tenemos la función de dar resultados, de cumplir el plan y de generar valor que dé el máximo grado de libertad al Gobierno para que decida el cómo y el cuándo, que es su responsabilidad. Es lo razonable. Lo estamos viendo en el caso de Lloyds, aunque ahí desde que se inyectó el dinero hasta que se empezó a privatizar pasaron cinco años y a nosotros [la ayuda nos llegó] en mayo del año pasado.... El entendimiento es que esto hay que ir troceándolo, hacer la privatización por fases, dando liquidez al valor. Lo importante es cómo salgas en el precio medio de todas las fases.El FROB ya ha abierto un proceso para elegir al asesor estratégico. Ya ha recibido todas las propuestas y en los próximos días tomará esa decisión. A partir de ahí, nosotros estamos a lo que diga el FROB.

¿Es quimérico pensar que se recuperarán los 22.000 millones que se invirtieron?

Como suelo decir, no me parece imposible. Me gustaría distinguir dos cosas cuando hablamos de Bankia. Realmente, el FROB es dueño de BFA [la matriz, fundada por Bancaja, Caja Madrid, Caja Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja La Rioja] y BFA [dueño del 68%] entró en Bankia a un valor de 1,35. La parte de Bankia ya está por encima de esos niveles [en Bolsa]. En BFA es donde había mayor desfase patrimonial y donde entraron los veintitantos mil millones, pero BFA no solo tiene Bankia. BFA es una compañía que tiene activos, además del 68% de Bankia, como la participación en Iberdrola o en Mapfre, o la cartera de bonos. Todo eso también tiene valor. Por tanto, no es correcto hacer la traducción directa entre lo que valga la acción de Bankia y los 22.000 millones.

Si Bankia hubiera repartido beneficios este año, el Estado habría ingresado 350 millones. El beneficio para 2015 previsto es de 1.200, con lo que el Estado obtendría 810 millones. ¿No es más rentable para el contribuyente mantener la participación en Bankia?

Hay que vender porque es el mandato que tenemos. El Gobierno inyectó capital con la idea de que se reflotara y se privatizara. Además, si se quiere recuperar las ayudas no se puede hacer solo vía dividendos, sino vía venta de las acciones. Los dividendos nunca pueden ser suficientes.

En el corto plazo, pero ¿si se espera 20 años?

Tampoco, porque hay que tener en cuenta el valor del dinero. El tiempo tiene un coste. No es lo mismos recibirlo hoy que dentro de cuatro años.

Bankia está en máximos en Bolsa. ¿Hasta dónde puede llegar la acción?

No lo sé. El mercado en estos momentos tiene mucho apetito. En el medio y largo plazo, tenemos un proyecto muy profesional, con resultados, y que creemos que va a generar valor. Me parece que en el medio y largo plazo es una muy buena inversión, pero a corto plazo es muy difícil decirlo.

¿Cómo afronta las pruebas de solvencia de este año?

Con tranquilidad. Hemos pasado ya muchas pruebas de esfuerzo teóricas y reales. Nuestro proceso de capitalización, más el capital que hemos generado, que ha sido mucho en 2013, nos da una situación de confort. Somos un banco bien capitalizado, con un buen nivel de provisiones y una situación de liquidez muy cómoda. Creemos que vamos a cumplir los requerimientos.

Los grandes bancos han obtenido buenos beneficios este año en un contexto de márgenes muy estrechos. Si no fuera por los resultados extraordinarios y los ingresos vía deuda pública, ¿hubiera tenido el sector y la propia Bankia esos resultados?

En nuestro caso, todos los beneficios extraordinarios, como la venta de nuestra cartera industrial, los hemos llevado a provisiones, no a resultados. Entendíamos que debíamos ser prudentes y fortalecer el balance. Respecto a la deuda, tenemos un activo cuyo 65% está en hipotecas y todas están ligadas al Euríbor, con lo cual somos muy sensibles a la evolución de tipos de interés. Para cubrir esa potencial caída de ingresos por la bajada del Euríbor, tenemos una cartera de cobertura que está a tipo fijo. Cuando suban los tipos, esta cartera la tenemos que hacer bajar. Es una cartera de 30.000 millones y es de cobertura.

El presidente de la patronal valenciana CEV, Salvador Navarro, pidió el otro día a los empresarios que tengan memoria de las entidades financieras que les están apoyando ahora y, por tanto, dejó entrever que se lo hagan pagar en el futuro a las que no. Mencionó expresamente entre las primeras a Bankia y Sabadell. ¿Tanto crédito están repartiendo o es que sus competidores tienen cerrado totalmente el grifo?

Estamos siendo muy activos. Primero y fundamental porque si no generas crédito no generas ingresos y si no hay ingresos no eres rentable. La segunda razón es que, tras las tensiones de capital y liquidez que pasamos, somos conscientes de que antes del plan de capitalización estuvimos en una posición bastante pasiva. Desde que se aprobó el plan y pasamos a ser una entidad solvente, lo que queremos es recuperar el camino que perdimos de forma rápida. En 2013 hemos incrementado cuota de mercado y tenemos especial interés en aquellos mercados que son los principales para nosotros. La Comunidad Valenciana es fundamental, porque tenemos más del 20 % de volumen de negocio.

¿Se va a traducir en el corto plazo en un incremento del crédito?

Hay que diferenciar la generación de nuevo crédito del saldo de crédito. El año pasado, en términos de cuota de mercado en Valencia, la mantuvimos. No podemos prestar al sector inmobiliario, porque es una restricción europea. En el resto de sectores, el año pasado superamos nuestro objetivo y en 2014 la tendencia clara es generar nuevo crédito, sobre todo para consumo y la pyme, con un fuerte crecimiento. No lo veo tan claro en hipotecas. A finales de 2013, para mí fue evidente que había un cambio claro. En el consumo, estuvimos en una vía creciente de generación de crédito y en empresa nos costó en la primera parte, pero luego, en la segunda parte, vimos un repunte muy fuerte que creemos que seguirá en 2014.

Los empresarios afirman que los bancos no quieren dar créditos. Los banqueros dicen que no hay demanda solvente. Los expertos aseguran que la banca utiliza la liquidez para ganar dinero con la deuda pública. ¿En qué quedamos?

Lo de comprar deuda sería antes, porque ahora, con los tipos que hay, no es una alternativa de negocio, afortunadamente. Otra cosa son las coberturas. Creo que todo el mundo tiene un poco de razón. En un momento de cambio de ciclo, lo que ocurre es que las percepciones son diferentes. Siempre hay esa diferente visión. Es cierto que la demanda solvente es escueta, no hay proyectos nuevos, pero también es verdad que los bancos, vistos los niveles de mora, tienen una posición de cierta restricción. Probablemente, analizan la realidad de forma pesimista. A medida que la economía va evolucionando, estas dos visiones se van juntado y eso es lo que empezamos a ver a finales del año pasado y lo que veremos en 2014.

Los depósitos están siendo remunerados a niveles ínfimos. ¿Será por mucho tiempo?

Sí. Los depósitos se remuneran en función de los tipos de interés del BCE. Tipos bajos son buenos para el desarrollo de la economía, porque los créditos son baratos. Vamos a ver tipos bajos en Europa durante una temporada larga. Desde luego, en 2014 y seguramente en 2015.

¿Cómo ve la evolución de la economía española en este 2014? ¿Puede haber recuperación sin creación de empleo?

Que se está produciendo una recuperación en la economía es evidente. Además, se produce con anterioridad a lo que todo el mundo esperaba. A principios de 2013 nadie apostaba por que en el tercer trimestre fuera a haber una evolución del PIB positiva. Nadie discute tampoco que este año la economía española va a crecer por encima del 1 % y en 2015 también habrá un crecimiento superior. Lo que ocurre es que nuestra recuperación tiene unas características muy latinoamericanas. Es decir, la salida de la recesión se hace a través del sector exterior. Las empresas exportadoras van muy bien, pero la demanda interna no reacciona. Fue el mismo patrón de salida de la crisis que vi en los países de América Latina a lo largo de los noventa cuando dirigí la expansión del BBV. Y es el patrón que estamos teniendo en España. Primero tira el sector exterior. Creo que la demanda interna y el desempleo van a tener claramente en 2014 un punto de inflexión, probablemente antes de verano, y que se va a crear empleo. Esa es la buena noticia, pero al mismo tiempo hay que seguir trabajando mucho, porque la lacra del desempleo nos obliga a hacer las reformas necesarias para que la economía crezca mucho más. El reto es tremendo con un volumen de desempleo que no solo es una lacra económica, sino social y personal.

¿Es partidario de otra vuelta de tuerca en la reforma laboral?

Las reformas de los últimos tiempos son muy positivas y eso se valora dentro y fuera de España. Una de las razones por las que hay tanto apetito por activos españoles es por eso y sobre todo cuando se compara lo que se ha hecho en España con Italia o Francia. Se ha hecho mucho, pero hay reformas que están en la mente de todos y también del Gobierno: fiscal, de las administraciones públicas...

¿Han encontrado nuevas operaciones sospechosas de ser delictivas?

La última que enviamos a la Fiscalía fue hace un par de meses.

¿Podemos saber a qué caja afectaba? ¿Cuál era la irregularidad?

Claramente, no.

El otro día murió una mujer que asistía en Valencia a un juicio afectada por las preferentes. ¿No cree que el proceso de salvación de la banca se ha deshumanizado hasta el exceso?

En nuestro plan estratégico de 2012, no estábamos muy de acuerdo con el descuento que la Comisión Europea obligó a realizar en las preferentes. Luchamos para que no existiera ese descuento o fuera el mínimo posible. Al final, no hubo alternativa, porque sin descuentos no había fondos y Bankia valía cero. Antes de la aprobación del plan de reestructuración por Bruselas, en mi vida profesional no he sido tan pesado con un tema como fui con el de las preferentes. Pero, al final, el resultado fue ese. A partir de ahí, introdujimos el proceso de arbitraje, que está en una fase muy final y que creo que ha sido muy positivo para nuestros clientes. Poco más podemos hacer, porque estamos restringidos desde el punto de vista legal. Dicho lo cual, todo lo que sea la mejora del valor de nuestra acción es una gran noticia para quien tenía híbridos y los ha convertido en acciones.

¿Cuántos clientes han seguido la vía judicial?

Unos 10.000. En el arbitraje, provisionamos 1.200 millones y al final será eso, más o menos. En cuanto a la parte judicial, la primera provisión se hizo en el último trimestre y lo que hemos hecho es una provisión de 220 millones con un techo en Bankia. El tema judicial es más complicado de prever y además se va a alargar mucho en el tiempo. Si hay que hacer nuevas provisiones, las haremos, pero ya en BFA.

¿Cómo afectan a la imagen de Bankia los procesos judiciales que implican a sus cajas fundadoras, como Bancaja, y muy especialmente al expresidente de una de ellas, Miguel Blesa, de Caja Madrid?

Hombre, realmente, cuando hay ruido nunca es bueno, pero también es verdad que en estos casos las referencias son a las cajas y todo lo que sea no involucrar el nombre de Bankia es positivo para nosotros o no negativo. La incidencia en términos de imagen es muy pequeña.

¿Qué supondría que los tribunales determinaran que la salida a Bolsa de Bankia fue ilegal? Las consecuencias serían incalculables.

Sí, no sé si para Bankia o para quién, pero desde luego tendría unas consecuencias importantes. Me imagino que se derivarían responsabilidades de todo tipo. Civiles, para Bankia y para no Bankia. Lo que pasa es que nuestra impresión es que los procesos de salida a Bolsa están perfectamente regulados y reglamentados. Por ello, desde el punto de vista de infracciones que pudieran tener responsabilidades civiles le damos poca probabilidad.