«No somos Harry Potter. No hacemos desaparecer todos los residuos que se producen pero sí podemos reducirlos en un 90% y conseguir que se genere energía». El que se expresa de esta forma es Jesús Martínez, el director comercial de Greene, una empresa ilicitana que ha patentado un proceso que permite «gasificar» la mayoría de la basura que en la actualidad acaba en los vertederos. Sin duda una solución a tener en cuenta en un momento en que la mayoría de estas instalaciones se ve obligada a recortar su vida útil ante las bajas tasas de reciclaje real que se registran.

Como explica Martínez, lo suyo no es magia, sólo ciencia, como prueba el hecho de que tanto él como los otros tres fundadores de la compañía -Juan José Hernández, Enrique Aráez y Juan Manuel Martínez- decidieron poner en marcha su proyecto tras estudiar Químicas en la Universidad de Alicante. La inspiración les llegó después de que uno de ellos viajara a la India, donde le llamó la atención que utilizaran los excrementos de las vacas para cocinar e, incluso, para calentar calderas.

«Nos pusimos a pensar cómo se podrían utilizar también los residuos que genera en Elche la industria del calzado y de ahí pasamos al resto de residuos sólidos urbanos», señala Martínez. Lo que proponen no es ni la obtención de biogás -que se produce por la simple fermentación de la basura- ni la incineración de los residuos. La gasificación consiste en someter los materiales a altas temperaturas en un ambiente bajo en oxígeno, lo que evita su combustión, pero provoca la descomposición de las cadenas de carbono que los forman, que pasan a adoptar un estado gaseoso. Por tanto, se puede aplicar a cualquier residuo orgánico y también a los derivados del petróleo, como el plástico. Posteriormente, este gas se puede utilizar para obtener el calor necesario para el funcionamiento de la propia planta o bien para generar energía eléctrica, que puede destinarse al autoconsumo o se puede verter a la red eléctrica, en función del tamaño de la planta. Lo que queda al final del proceso es un 10% de cenizas inertes, que también se pueden reutilizar para fabricar cemento o asfalto.

En realidad, como relata Jesús Martínez, el proceso de gasificación no es nada nuevo y se utiliza por ejemplo, en algunas centrales de carbón de Estados Unidos y para producir algunos carburantes. De hecho, en la Segunda Guerra Mundial se emplearon motores con estos combustibles. Lo novedoso es el proceso que han patentado para lograrlo.Cartera de pedidos

Como también suele ocurrir con las novedades, de momento la tecnología de Greene parece tener mejor acogida en el exterior que en España. Así, los dos proyectos más avanzados que tiene la compañía con sede en el Parque Industrial son la construcción de una planta para gasificar el residuo de una productora de caña de azúcar en México, y otra en Croacia para un fabricante de pellet. También preparan nuevos proyectos en Francia, Chile o Irán.

En nuestro país el problema que han encontrado es la decisión del Gobierno de Rajoy de penalizar las instalaciones de autoconsumo eléctrico, lo que provoca que sus plantas resulten más costosas. Aún así, en estos momentos estan pendientes de la concesión de una ayuda europea, a través del programa Life, para poner en marcha una de sus plantas en un vertedero de Castellón. Si lo logran, podría ser la puerta a que otras compañías que gestionan este tipo de instalaciones en España sigan el mismo camino.