La absorción de Banco Popular ampliará notablemente la actual red del Santander en la provincia, que en los últimos años se había visto mermada por los numerosos cierres practicados como consecuencia de la crisis, sobre todo después de suprimir la marca Banesto en 2013. La entidad resultante contará con una plantilla superior a las 800 personas y dispondrá de algo más de 140 sucursales, una cifra que los sindicatos temen que pronto se recorte en pro de una mayor rentabilidad.

En términos de competencia, si la operación aúpa al Santander al primer lugar de la banca española por activos en el mercado nacional -ya lo era si, además, se tenía en cuenta el negocio internacional-, en el caso de Alicante el grupo presidido por Ana Botín aún seguirá lejos del Sabadell que, gracias a la omnipresencia que tenía la CAM, sigue por encima de las 200 sucursales, a pesar de los últimos cierres del pasado mes. Eso sí, al menos le acercará a las cifras de CaixaBank y el BBVA, de las que había quedado bastante descolgada en la zona, en lo que a extensión de la red se refiere.

En cuanto a las cifras económicas, la entidad que hasta el martes lideraba Emilio Saracho tenía un 5% de cuota de mercado en la provincia, lo que se traduce en un volumen de negocio de unos 3.800 millones de euros -suma de créditos más depósitos-, que ahora pasarán al balance del Santander. En total, el Popular contaba con más de 160.000 clientes en Alicante, de los que unos 38.000 eran pymes, autónomos y pequeños negocios, según datos de la propia entidad, un segmento en el que tenía una fuerte implantación.

La noticia de la compra forzada de la entidad dejó ayer una sensación «agridulce» en la plantilla alicantina del Popular, según apuntó la responsable de Banca de UGT-PV, Marta Benito, satisfecha por que se ponga fin a la incertidumbre de los últimos meses pero nada de acuerdo con la decisión de valorar en un solo euro el banco, lo que supondrá que los accionistas -entre los que están la mayoría de los trabajadores- perderán todo lo invertido. Recuerda Benito, por ejemplo, que el banco ofreció anticipos de nómina a la plantilla para financiar la compra de acciones.

También el responsable de CC OO en el Popular de Alicante, José Manuel Planelles, reconoció el temor que se extendió inmediatamente entre la plantilla ante el previsible recorte de personal, que llega cuando sólo hace cinco meses del último ERE que suprimió 80 empleos en la provincia. Más tranquila se mostró su homóloga en el Santander, Yolanda Sánchez, que confía en que cualquier salida sea pactada.