Inseguridad, escasez, inestabilidad, brevedad, limitación, insuficiencia, fragilidad. Estos son algunos de los sinónimos que se encuentran en los diccionarios para referirse a una situación de precariedad. También una expresión que, en el caso del mercado de trabajo, no por parecer manida deja de describir una realidad por la que pasan muchos trabajadores.

De hecho, la precariedad laboral -que se agudizó en los tiempos de la crisis- ha seguido creciendo en los primeros años de la recuperación económica, según se desprende del último informe elaborado por UGT en l'Alacantí sobre la contratación de corta duración. En los ocho primeros meses de este año, un 23,96% de los 401.570 contratos temporales que se firmaron en la provincia tenían un periodo de vencimiento máximo de siete días.

Es decir, que casi uno de cada cuatro trabajos eventuales creados duraron unas pocas jornadas y, como mucho, una semana. En total, fueron 96.208 los empleos que se generaron bajo esta modalidad. Y representan un 60% más que los 60.186 contratos de corta duración que se formalizaron entre enero y agosto de hace cuatro años. Entonces, este tipo de empleos representaba un 19,73% de la contratación temporal, 4,2 puntos porcentuales menos que en la actualidad.

«Y subiendo un escalón más en la precariedad laboral, existen situaciones de mayor fragilidad, como son las de los trabajadores que, además de estar contratados por menos de siete días, su jornada es a tiempo parcial. Es decir, por unos días y por unas horas», denuncia Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l'Alacantí. Entre enero y agosto fueron 51.655 los contratos realizados a tiempo completo, mientras que 44.553 fueron empleos por horas, que suponen un aumento del 51,04% con relación a cuatro años antes. Por su parte, los que se firmaron a jornada completa crecieron un 68% en el mismo periodo.

Cifras «preocupantes»

UGT considera «muy preocupante el hecho de que los contratos de hasta una semana cobren tanta relevancia en el ámbito de la ocupación y evidencian que la precariedad ha arraigado en nuestro mercado de trabajo. Además, va en detrimento de las relaciones dentro del propio mercado laboral, porque supone restar derechos a los trabajadores, sobre todo de cara a futuras prestaciones, ya sean las del paro o las pensiones», incide Yaissel Sánchez.

Igualmente, la continua rotación en los empleos, incluso cambiando de un sector a otro, también crea incertidumbre entre los trabajadores. Pedro -nombre ficticio de un alicantino que prefiere no ser identificado- está acostumbrado a «entrar y salir del paro», según cuenta. Desde el inicio de la crisis, cuando se quedó sin trabajo, ha ido encontrando empleos temporales de distinta duración. «Algunos son por un periodo largo de tiempo, pero en otras ocasiones no sabes si vas a estar un día en el puesto, una semana, tres meses o más. Aunque yo, por suerte, suelo estar más tiempo», asegura.

Para la dirigente de UGT, «son los trabajadores los que tienen que estar pendientes de una finalización muy cortoplacista de sus contratos. Y eso, a la larga, también tiene que perjudicar a las empresas porque no hay estabilidad, ni fidelidad por parte del empleado, además de que creo que puede entorpecer la competitividad de las compañías». El sindicato reclama al Gobierno que «se dé prisa y derogue la reforma laboral de 2012, aprobada por el PP. Y si no se puede en su integridad, urge que, al menos, se supriman los aspectos más lesivos. No es compatible un discurso de fortaleza económica con la precariedad laboral», añade Sánchez.

Por otra parte, hasta agosto, la contratación total ha crecido en Alicante un 34% respecto al mismo periodo de 2014. Han sido 449.974 nuevos empleos, de los que el 89% ha tenido un carácter temporal. Solo 48.404 han sido fijos, aunque han experimentado un incremento del 62,3%. Por su parte, los eventuales han crecido un 31,6%.