Parece casi un anacronismo. En una época en la que se puede abrir una cuenta con un «selfie», en la que se hacen transferencias instantáneas y en la que se puede pagar en el supermercado con el móvil, todavía hay un significativo porcentaje de la población que prefiere tener al menos una parte de sus ahorros ahorrosdebajo del colchón, es decir, en casa antes que en el banco. De hecho, y para sorpresa de muchos, en la actualidad es el segundo sistema más utilizado por quienes tienen la suerte de poder guardar algo de lo que ganan a final de mes.

Así lo revela la Encuesta de Competencias Financieras elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores entre los años 2016 y 2017 para conocer con mayor profundidad los usos y costumbres de los españoles en relación con el sistema bancario y los productos de inversión, y su grado de conocimiento de los mismos.

En el caso de la Comunidad Valenciana, las entrevistas realizadas señalan que hasta un 58% de los consultados pudieron ahorrar algo de dinero durante los 12 meses anteriores, dos puntos menos que la media nacional pero, aún así, un porcentaje muy significativo si se tiene en cuenta la situación económica. En cualquier caso, lo llamativo no es la cantidad de gente que logra reservar unos cuantos billetes para el futuro, sino lo que hacen con este dinero. Sobre todo porque hasta un 39% de ellos ahorra «en metálico» fuera del sistema financiero, es decir, en casa.

Una situación que, más allá del desapego que los ciudadanos puedan tener por los bancos por los múltiples escándalos de los últimos años, también tiene mucho que ver con la nula rentabilidad que ofrecen los productos de ahorro más conservadores, como los depósitos. «Mucha gente piensa que, para lo que dan, ya es igual tener el dinero en casa que en el banco», reconoce el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, quien, no obstante, cree que la clave para calcular la verdadera dimensión de este fenómeno sería conocer el importe de los ahorros que los ciudadanos tienen en sus domicilios, un dato que no aparece en el estudio.

Economía sumergida

Más allá de los tipos de interés, Maudos también señala que este elevado porcentaje de ahorradores que guardan dinero en casa también refleja el peso que sigue teniendo la economía sumergida y los pagos en negro que aún reciben muchos profesionales, que trabajan al contado, a pesar de las limitaciones impuestas por el Gobierno. «Es una forma de que esos ingresos no se reflejen en ningún apunte contable», señala el experto.

En relación con el resto de autonomías, la Comunidad Valenciana se sitúa ligeramente por encima de la media en la tasa de ahorradores que guardan dinero bajo el colchón, una lista que encabezan Andalucía y Baleares, con porcentajes que llegan al 50%. Les siguen Canarias, con el 45%; Asturias, con un 44%; y Galicia, con el 41%. Por el contrario, Aragón, con un 23% de ahorradores a domicilio; y Navarra, con el 25%, son las regiones que menos confían en este sistema.

Pocos fondos

En cualquier caso, que exista un volumen importante de la población que guarde parte de su capital en casa, no significa que los bancos no sigan siendo el destino mayoritario del ahorro de los valencianos. Así, la opción preferida en estos momentos -por delante del colchón- es la cuenta corriente, que citan el 61% de los consultados, frente al 16% que opta por las cuentas de ahorro y otros productos similares, como los depósitos, que han perdido todo su atractivo con el desplome de los tipos de interés.

Igualmente, apenas un 10% de los ahorradores aprovechó para alimentar sus fondos de pensiones y un 4% optó por los fondos de inversión. «Aún existe un perfil de ahorrador muy conservador que tiene recelos de los fondos, porque los identifica con asumir un mayor riesgo, aunque no sea así, y que prefiere tener el dinero en la cuenta, a pesar de que no le rente nada», reconoce Sergio Serrano, de la Agencia de Valores Gesem.

En cuanto a otros métodos alternativos, como la inversión en ladrillo, solo 3% de los consultados destinaron parte de su capital a comprar inmuebles distintos a su vivienda principal. Algo mayor, un 6%, son los que aseguran que destinaron parte del ahorro que consiguieron para dárselo a sus familiares, un porcentaje en el que también se incluyen las remesas que muchos inmigrantes envían a sus países. Hay que tener en cuenta que los distintos métodos de ahorro no son excluyentes, por lo que una misma persona puede haber señalado más de uno de su respuesta.

Familias vulnerables

Frente a quienes tienen la suerte de llegar con cierto desahogo a fin de mes, la encuesta del Banco de España y la CNMV también señala que un 31% de las familias tuvo que gastar más de lo que ingresó durante el año anterior a la realización de la consulta.

¿Cómo lograron superar este bache? Pues la mayoría, un 55%, echaron mano de sus propios ahorros, lo que les permitió cubrir la diferencia. Otro 34% recurrió a créditos informales, facilitados por familiares, amigos o sus empleadores, según recoge la consulta. Otro 15% tiró de tarjeta o de hipoteca y un 9% solicitó un préstamo personal o recurrió al Monte de Piedad o la casa de empeño. Finalmente, otro 16% simplemente dejó las facturas sin pagar o incurrió en un descubierto no autorizado.

En la misma línea, el Banco de España y la CNMV también quisieron saber hasta qué punto viven al día las familias de las distintas comunidades y preguntaron cuánto tiempo podrían hacer frente a sus gastos sin pedir prestado o sin cambiar de casa, en el caso de que perdieran su principal fuente de ingresos. Sólo un 51% de los consultados en la Comunidad Valenciana respondió que tiene recursos suficientes para aguantar más de seis meses en esta situación, mientras que un 6% no resistiría ni una semana, y un 12% tiene dinero guardado apenas para un mes.

Al respecto, aragoneses, vascos y navarros son los que aseguran tener más riñón para resistir una situación así -en todas estas comunidades más del 60% de la población tiene recursos para subsistir más de seis meses tras perder el empleo-, mientras que canarios, murcianos y andaluces son los que menos colchón tienen.

Rentas altas y universitarios

En cuanto al perfil de los ahorradores, el porcentaje de los que logran guardar algo de dinero a final de mes es más elevado entre los hombres -64%- que entre las mujeres -59%- y también entre los jóvenes de 18 a 34 años, donde pueden ahorrar hasta un 77% de los consultados. Del mismo modo, también tienen más facilidad para reservar una parte de sus ingresos los trabajadores por cuenta ajena (73%) que los autónomos (66%); y la capacidad de ahorro también aumenta con la educación, con un 80% de los universitarios frente al 44% de quienes sólo cursaron Primaria. Y, sobre todo, también es mayor entre quienes tienen rentas más elevadas, como es lógico. Así, sólo el 41% de los que ganan hasta 14.500 euros puede guardar algo, frente al 87% de los que ingresan más de 44.500 euros anuales.