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La Escandella deja atrás el concurso una década después

El primer exportador español de tejas llega a un acuerdo con el fondo estadounidense Sandton para que compre la deuda que aún tenía con las entidades financieras y normalizar su situación

La factoría de La Escandella, situada en Agost. héctor fuentes

Diez años después de verse obligada a solicitarlo por los problemas de liquidez derivados del estallido de la burbuja inmobiliaria, Cerámica La Escandella dice adiós definitivamente al concurso de acreedores. El Boletín Oficial del Estado publicaba recientemente la resolución de Juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante en que daba por concluido este proceso y dejaba sin efecto las limitaciones de administración que supone esta figura.

La decisión se toma tras el desistimiento de la banca acreedora, una vez que se ha cerrado el acuerdo a tres bandas por el que el fondo estadounidense Sandton ha comprado al «pool» de entidades la deuda de 11,5 millones de euros que aún tenía pendiente el fabricante de tejas de Agost. Con esta operación, La Escandella no reducirá su nivel de deuda -que ahora deberá abonar a la firma norteamericana-, pero logra que ésta pase de tener la consideración de deuda concursal a ser deuda ordinaria, lo que supone todo un paso de gigante para la compañía, como señala su director general, Alfred Vincent.

Y es que, a pesar de que la firma ha cumplido religiosamente con el convenio pactado con sus acreedores, con lo que ha reducido de 29 a 11,5 millones su deuda financiera, además de satisfacer otros 10 millones de debía a sus proveedores, el hecho de encontrarse en concurso le impedía obtener nueva financiación y constreñía su crecimiento. «Por normativa, si los bancos nos daban nuevos créditos, se veían obligados a provisionarlos, por lo que nos los denegaban a pesar de que presentamos unos números que ya quisieran muchas otras firmas», se lamenta Vincent.

Aumento de ventas

En este sentido, tras alcanzar los 51 millones de euros en pleno «boom», la facturación de La Escandella se desplomó hasta los 22 millones de euros en el año 2012, cuando tocó suelo. A partir de ese momento, y gracias a los esfuerzos por mejorar las cifras de exportación, la situación comenzó a remontar paulatinamente, hasta cerrar el pasado 2018 con 33,5 millones de ingresos, según la información facilitada por la propia compañía. Además, desde 2015, la industria agostense vuelve a ganar dinero hasta el punto de que en 2017 declaró un resultado bruto de explotación de 4,4 millones y un beneficio neto de 1,3 millones de euros, de acuerdo con las cuentas depositadas en el Registro Mercantil.

En esta evolución tiene mucho que ver, según Alfred Vincent, la importante inversión de siete millones de euros que la firma realizó en 2015 -«a base de recursos propios y de subvenciones», según el ejecutivo- para adecuar sus instalaciones e incorporar una nueva línea de tejas planas de altas prestaciones. Hasta ese momento la compañía estaba especializada en tejas mediterráneas, lo que limitaba su mercado al sur de Europa, mientras que la nueva gama le permite entrar en los países del norte del continente y de otras latitudes. «Se nos ha duplicado el campo de juego», afirma, gráficamente, el primer ejecutivo de la firma.

Tanto es así que La Escandella ya fue el año pasado el primer exportador de tejas cerámicas de España, al acaparar el 41,3% del valor de todos los envíos. Sus principales destinos fueron Francia, Argelia, Australia, Arabia Saudí y Corea del Sur y, en total, la firma ya consigue cerca del 60% de todos sus ingresos en los mercados internacionales.

De hecho, como señala Vincent, ahora el problema es que en el sector cerámico, dado el consumo de recursos que supone la fabricación, «se necesita mucho circulante para crecer», lo que resulta difícil sin contar con financiación externa. Ése es el principal motivo que ha llevado a la firma a buscar esta solución para poner fin al concurso de acreedores de la mano de Sandton. «Lo que queríamos era normalizar nuestra situación», insiste el directivo.

Un socio temporal

En cualquier caso, la solución de Sandton es solo temporal y el fondo y la firma agostense ya trabajan para encontrar una entidad que asuma de nuevo la deuda -ya sin el lastre del concurso- y se convierta en un socio financiero estable de la compañía, cuya propiedad sigue en manos de la familia Román. La Escandella entró en concurso de acreedores en febrero de 2009, cuando la caída del mercado provocó problemas de liquidez en la firma. Sin embargo, en el mes de mayo siguiente ya había logrado un acuerdo con los acreedores, que supuso una quita del 28% para quien quiso cobrar inmediatamente o una espera de dos años para quien optó por no aceptar esa rebaja.

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