José Lladró Dolz, cofundador de la conocida empresa de cerámica decorativa, falleció ayer a los 91 años de edad en su vivienda familiar de València. El empresario nacido en Almàssera era el mediano de los hermanos Juan, José y Vicente, quienes en el año 1953, sin apenas recursos, pusieron los cimientos de una de las empresas de mayor éxito en la historia reciente de España.

Nacido un 3 de enero de 1928, a los 16 años, siguiendo los pasos de su hermano Juan, fallecido en diciembre de 2017, comenzó a trabajar en la Azulejera Valenciana, en el vecino pueblo de Meliana. En 1944 fundó, junto a sus hermanos, un taller de cerámica. El artífice de una de las marcas renombradas más famosas del mundo -desde hace tres años en manos de un fondo de inversión (PHI Industrial)- arrancó la expansión de la compañía en 1958, trasladando su empresa a una nave industrial en la población de Tavernes Blanques para poder hacer frente a la creciente demanda de sus piezas. Luego vendría la inauguración de la Ciudad de la Porcelana.

A partir de los años sesenta la empresa inició su expansión internacional que la llevó a ser empresa de referencia en la cerámica de lujo. En 1965 Lladró exportaba parte de su producción a Canadá y empezó a introducirse en Estados Unidos. Durante los años setenta se produjo un significativo incremento de los productos Lladró en el mercado norteamericano. También en aquella época empezó a vender sus productos en Japón y a conquistar el mercado asiático.

Éxito internacional

El éxito internacional llevó a la compañía a inaugurar, en 1988, el Museo y Galería Lladró de Nueva York. La fama adquirida por las firma de esculturas propició que en 1991 fuera expuesta una selección de las mismas en el Museo del Hermitage, en San Petersburgo. La empresa tuvo filiales en Estados Unidos, China, Japón y Singapur, entre otros países. Y tiendas propias en los barrios de lujo de ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Las Vegas, Londres o París. A finales de los años noventa el imperio comenzó a notar los primeros síntomas de decadencia y el 11-S de 2001 precipitó la debacle de la compañía al hundirse el consumo en Estados Unidos.

El país norteamericano era el principal mercado de una compañía que llegó a facturar algo más de 600 millones de euros, emplear a 2.000 trabajadores y contar con una Sociedad de Coleccionistas de 200.000 incondicionales que desde 1985 compraban todas las grandes novedades de Lladró. Entre estos, Michael Jackson. Tuvo importantes participaciones industriales como Terra Mítica, Natra o la joyería Carrera y Carrera. A través de la patrimonial Sodigei y sus sociedades filiales también amasaron un enorme patrimonio inmobiliario (Rosal, Zabor) y agrario.

Cuando se cumplía medio siglo de la fundación de Ciudad de la Porcelana, los hermanos Juan, José y Vicente Lladró decidieron colgar los pinceles y entregar el negocio a los herederos de la segunda generación de las tres sagas de esta conocida familia valenciana. Decidió dividir la sociedad. Las tres ramas de la familia, que se repartían la empresa al 33%, alcanzaron un acuerdo para repartirla.

En 2007 la familia decidió romper la sociedad. Juan y sus cuatro hijas pasaron a asumir el 70% de la división histórica Lladró Comercial, que agrupa tanto el negocio de la porcelana, con sus marcas Lladró y Nao, como el de joyería con Carrera y Carrera. José y Vicente se repartieron el 30% restante. Una década después, en enero de 2017, la junta de accionistas acordó aceptar -con la oposición de José Lladró- la oferta de compra sobre Lladró, realizada por PHI Industrial, después de que la sociedad matriz de Lladró, Sodigei, publicara la convocatoria de autorizar la venta. Llegaron nuevos tiempos, productos y estilos. Pero la mercantil ha reducido su cifra de negocio a 65 millones de euros. En su ejercicio de 2017 registró pérdidas de 28,1 millones por sus elevados costes y la pérdida de ventas en EE UU. Y tiene en marcha otro ERE de 76 empleos. Un futuro difícil.