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Rafael Nava: «No más del 4% de los informes de auditoría tienen incidencias o salvedades»

Presidente del Colegio de Auditores de la Comunidad Valenciana

Rafael Nava, en un momento de la entrevista. Rafa Arjones

P A raíz de los trabajos de auditoría, ¿cuál cree que es la salud de las empresas de la Comunidad Valenciana?

R La empresa de la Comunidad está en el nivel de competitividad y espíritu exportador que siempre le ha caracterizado. Está perfectamente preparada e introducida en los mercados para seguir manteniendo unas tasas de crecimiento como las actuales. El sector exportador autonómico es de los más potentes del país, y tanto la automoción como el sector agroalimentario son actividades muy sólidas. Nosotros estamos elaborando un estudio, con 24.000 registros, sobre la evolución de la empresa valenciana desde 2007 a 2017, que presentaremos próximamente.

P ¿Cómo vivió el colectivo de los auditores la época de crisis?

R La profesión sufrió un incremento en el nivel de responsabilidad que teníamos respecto a nuestro objetivo, que no es otro que trasladar fiabilidad y transparencia de la información financiera de las empresas a los mercados. Durante la crisis, los inversores, entidades financieras o interesados en el mundo de la empresa no hacían más que mirar escrupulosamente los informes de auditoría, porque la demanda de financiación de las compañías para aguantar la crisis fue aumentando y los riesgos para las entidades financieras se multiplicaron. Y un efecto importante es que se puso en valor el servicio de auditoría. Antes, el empresariado alicantino y valenciano, el que estaba obligado, veía el hecho de someter sus cuentas a la auditoría como una tramitación administrativa de cara al Registro Mercantil. Pero con la crisis, se ha dado cuenta de la importancia que tiene poder ofrecer a los mercados y a sus fuentes de financiación o intereses de inversión información auditada. Y eso puso en valor nuestro trabajo a unos niveles que no habíamos conocido nunca. Nuestra actividad creció durante la época de la crisis, porque empresas que no tenían obligación de someter sus cuentas a auditoría, comenzaron a hacerla porque si no, no podían acceder a las fuentes de financiación. Según los últimos informes del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas del Ministerio, el 25% de las compañías que se auditan en España lo hacen de forma voluntaria, lo que evidencia la relevancia que tiene para los empresarios, al margen de los que están obligados a hacerla, de disponer de esas auditorías para poder operar en los mercados.

P ¿Cuántas se realizan en España y en la Comunidad?

R En España se emiten cerca de 66.000 informes de auditoría. En el caso de la Comunidad Valenciana, 7.000 compañías presentan información auditada y eso es un porcentaje importante.

P ¿Cuál es el nivel de transparencia de las compañías de la Comunidad?

R En España, no más de un 4% de los informes de auditoría que se emiten contienen lo que se llaman técnicamente salvedades por parte del auditor en relación con la calidad de la información que emiten y la transparencia de la información con la que se formulan las cuentas de las empresas. Eso es un porcentaje muy pequeño. Si en la Comunidad se emiten 7.000 informes, estamos hablando de que 250 u 300 pueden tener alguna salvedad. Eso es un buen índice de la calidad de la información que están emitiendo las empresas. Nuestra responsabilidad está en que si encontramos algo que no es acorde con la normativa o con el negocio o la actividad, tenemos que poner una salvedad en el informe.

P¿Qué aspectos habría que mejorar por parte de las empresas a la hora de realizar la auditoría?

R Lo que la opinión pública no sabe ni las instituciones, ni los supervisores es que para llegar a ese índice del 4% se han prevenido o evitado muchas salvedades con la actuación de auditor. Y es ahí donde está el valor añadido de nuestros servicios. Con nuestro trabajo, y de la mano del empresario, vamos acotando información y donde detectamos un problema tratamos de solucionarlo.

P ¿Cómo les influye en su trabajo la revolución tecnológica?

R Es uno de los grandes retos que tenemos a nivel profesional. Es una preocupación y, también, un reto. Nos está llevando a que nuestros equipos tengan un perfil mixto. Además de economistas, contables... tenemos que ir incorporando más tecnólogos, gente especializada en el Biga Data, en la robotización o en la inteligencia artificial. Eso en las grandes compañías lo tienen solucionado. Y nosotros nos estamos preparando. El otro reto está en la Universidad, que es la fuente de captación del conocimiento y de los profesionales que luego trabajan en la auditoría. Con este reto del proceso de transformación digital, que también tienen que asumir las empresas, el colegio está trabajando con sus asociados para darles una hoja de ruta sobre cómo actuar.

P Las nuevas tecnologías habrán agilizado su trabajo, ¿no?

R Un expediente de una auditoría de una empresa mediana antes podía tener siete carpetas de papel, ahora eso se ha convertido en una carpeta de no más de 60 folios y todo lo demás está digitalizado. El intercambio de información con las empresas ya es a través de la tecnología. Y para poder auditar sus compañías tenemos que conocer lo que está digitalizado, cómo están esos sistemas. Por eso requerimos cada vez más de tecnólogos. Un «mix» de economista y tecnólogo es el perfil que más demanda la profesión ahora.

P ¿Las compañías ven ya al auditor más como un aliado?

R Las empresas ya han visto que el auditor juega el papel del mismo lado que el del empresario. Viene a aportar. Sí que hay que comprender cuál es la responsabilidad de uno y la de otro. La de uno es preparar la información, la del otro comprobarla. Y esos roles propios del empresario es lo que muchas veces se confunde, porque la responsabilidad de la información es del empresario, de los consejos de administración, y la del auditor es comprobar que cumplen con los requerimientos legales y mercantiles. Cuando se comete un fraude o se produce un escándalo, que es cuando desgraciadamente se habla de los auditores, lo que hay que tener siempre presente es que para que un auditor tenga una responsabilidad sobre su trabajo respecto de una información, alguien previamente tiene que haber formulado algo incorrecto que el profesional no ha sido capaz de detectarlo, por lo que es difícil poner el límite de dónde está la responsabilidad de uno y de otro cuando se producen estos casos. Pero en relación a la incidencia y transparencia de la calidad de la información, son muy pocos los problemas que generan los informes de auditoría relacionados con posibles escándalos de fraude o de mala gestión, pese a que tiene un alcance mediático importante. Lo hemos sufrido en la Comunidad Valenciana mucho. Lo que pasa es que sólo se habla de se 4%. Aquí en la autonomía, hemos tenido ejemplos sangrantes en los últimos diez años en el sector público y en el privado. Han desaparecido nuestras cajas de ahorro. Ha sido un momento muy complicado de poner en valor el trabajo de los auditores.

P¿Cuántos asociados tiene el Colegio en la Comunidad?

R En estos momentos, somos 492. De ellos, 247 están en Valencia; 147, en Alicante y 88, en Castellón.

P ¿También entran en el campo de la Administración Pública?

R Es un ámbito de actuación distinta para los profesionales, porque las atribuciones de las auditorías y supervisión de las cuentas públicas las tienen los Cuerpos de Intervención del Estado, en los tres ámbitos: el estatal, el autonómico y el local. Lo que sí hacen estos organismos de intervención y supervisión de cuentas del sector público es apoyarse en los auditores profesionales como colaboradores para llevar a cabo los planes de control presupuestario y económico de las entidades públicas.

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