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La promotora del expresidente del Hércules Valentín Botella va a concurso

Procumasa llevaba prácticamente sin actividad desde el año 2012 mientras el empresario trataba de liquidar sus activos

Valentín Botella (c) en el Rico Pérez.

Once años después, el estallido de la burbuja inmobiliaria aún se sigue cobrando nuevas víctimas en la provincia de Alicante, auténtica «zona cero» de los desmanes que se cometieron con el ladrillo durante la etapa del «boom». La última en caer ha sido Procumasa SA, la principal promotora del que fuera presidente del Hércules entre los años 2004 y 2012 y actual consejero del club, Valentín Botella, que ha entrado en concurso después de que uno de sus acreedores haya instado el proceso ante el juzgado de lo Mercantil número 3 de Alicante, que tiene su sede en Elche.

Fuentes oficiales de la compañía reconocían ayer a este diario que la promotora llevaba prácticamente sin actividad y sin emprender nuevos proyectos desde el año 2012 -de hecho, en los dos últimos ejercicios ya no tenía ni empleados-, y que en los últimos años había centrado su gestión en liquidar los activos que poseía para amortizar progresivamente su deuda y poner en orden el balance.

Sin embargo, finalmente, el desacuerdo con uno de estos acreedores es lo que ha llevado a que el juzgado haya declarado el concurso necesario de la sociedad el pasado 30 de septiembre y haya decretado la suspensión de las facultades del propio Botella como administrador único de la firma y su sustitución por un administrador concursal. El proceso se tramitará por la fórmula del procedimiento abreviado.

Lo que no ha trascendido es el importe global de la deuda con la que la promotora va a concurso. Según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, correspondientes al año 2017, la deuda de la compañía con las entidades financieras ascendía a 60,9 millones de euros, de los que la mayor parte correspondían con créditos del Banco Sabadell (unos 22,6 millones, que la entidad habría traspasado a un fondo en una de las ventas de carteras que colocó hace un año), mientras que otros 17 millones eran créditos con Bankia, transferidos, en este caso, a la Sareb. El resto se repartía entre otras entidades, con importes de menor cantidad.

Sin embargo, desde la mercantil señalaron ayer que dicha deuda se ha reducido significativamente en estos dos últimos ejercicios y que la cifra actual rondaría los 20 millones de euros, aunque sin concretarla. En cuanto los resultados, en 2017 la mercantil declaró unas pérdidas de 2,7 millones.

Demasiado suelo

Desde la compañía admitían ayer que sus problemas se iniciaron cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria les sorprendió, como ocurrió con otras promotoras, con una gran cantidad de suelo en cartera. Unos activos -muchos adquiridos con préstamos- que no consiguieron rentabilizar ante la parálisis de la actividad que sucedió a la llegada de la crisis. Así, en sus propias cuentas de 2017 la compañía todavía contabilizaba hasta 17 bolsas de suelo en distintos puntos de la provincia y Murcia, en enclaves como el Plan Parcial Villós de Sant Joan; el de La Calavera, en San Javier; el PAU 2 de San Vicente; o el de Lo Romero del Pinar, de Pilar de la Horadada; además de otros solares en Guardamar, Mutxamel, Callosa de Segura, Granja de Rocamora, Orihuela, Fortuna o los terrenos del antiguo balneario de Aigües. Entre sus existencias también incluía bienes en una docena de promociones terminadas y al menos cinco proyectos en curso, es decir, sin acabar.

Procumasa fue fundada en 1985 como Promociones Oleza, aunque en apenas dos meses cambió esta denominación por la actual. Radicada en Orihuela, fue una de las promotoras alicantinas que más creció durante los años del «boom» del ladrillo. De los nueve millones de euros que facturó en el año 2000, rápidamente ascendió hasta los cerca de 90 millones que declaró en 2006, su ejercicio con mayores ingresos, de acuerdo con la información del Registro Mercantil. Unas cifras que la encaramaron entre las mayores promotoras de la provincia.

Del mismo modo, la máxima expansión de su volumen de activos se produjo al siguiente ejercicio, cuando llegó a sumar 235 millones de euros, una cifra sin duda influenciada por las valoraciones del ladrillo que se realizaban en la época. Sin embargo, este crecimiento fue acompañado de un fuerte endeudamiento que, sólo en el caso de los créditos con la banca, superaba los 166 millones de euros ese mismo año.

Desde ese momento, Procumasa fue reduciendo progresivamente su actividad -en 2017 declaró 2,3 millones-, al mismo tiempo que también caían los activos de la firma, hasta llegar a la situación actual. Desde la compañía no supieron concretar ayer si se intentará llegar a algún tipo de acuerdo con los acreedores o se optará por una liquidación.

La actividad del máximo responsable de Procumasa, Valentín Botella, siempre ha estado muy ligada a la de otro promotor destacado, el polémico Enrique Ortiz, con el que no solo comparte negocios, sino también afición futbolística. De hecho, Botella sucedió a este último en la presidencia del Hércules y siempre se le ha considerado como un hombre de Ortiz en el club.

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