Un estudio de la Unió de Llauradors i Ramaders revela que las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero (GEI) que generan las importaciones de productos de países terceros en la Unión Europea suponen que si se bebe un zumo de naranja brasileña está emitiendo 17 gramos de CO2. Además, cada vez que se come un cítrico procedente de Sudáfrica está emitiendo 13 gramos de CO2 por pieza de fruta, si se hace una paella con arroz de Myanmar o Camboya, cada cucharada de arroz que se come está emitiendo 2 gramos de CO2 a la atmósfera, la misma cantidad que emite cada almendra que se come si procede de los Estados Unidos.

Por otro lado, por cada cucharada de miel de China que se echa a la leche, café o cuajada emite 6 gramos de CO2; cada chuleta de cordero que se come procedente de Nueva Zelanda o Australia está contribuyendo en emitir 18 gramos de CO2; si se compra uva de mesa procedente de Chile, cada racimo emite 48 gramos de CO2 a la atmósfera o si se consume un entrecot de vaca argentina, está emitiendo 7 gramos de CO2.

Críticas de la Unió

A la vista de esta situación, el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, aseguró ayer que se acaba de cerrar una cumbre ambiental decepcionante en cuanto a las conclusiones y compromisos. Según la Unió, que apuesta por los productos de proximidad, todo el mundo habla de cambio y emergencia climática, pero a veces no nos damos cuenta de la relevancia que para hacer frente a ello representan algunas decisiones europeas relacionadas con nuestro sector agrario.

Es el caso de las importaciones de productos de terceros países objeto de un estudio de la Unió, sobre productos que se pueden encontrar según temporada en los lineales de nuestros supermercados e hipermercados, que generaron en 2018 una emisión a la atmósfera de más de 378.000 toneladas de Dióxido de Carbono en el transporte marítimo hasta los puertos europeos.

En este estudio -cuyos primeros resultados se avanzaron hace unas semana- se analizan las emisiones de Gases de Efecto Invernadero del transporte de estas mercancías a la UE. El transporte de mercancías es uno de los sectores que más emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera genera, y el marítimo aún más, y es imprescindible por tanto emprender medidas para reducir estas emisiones.

El estudio se basa en las importaciones procedentes de países situados al otro lado del mundo (Sudáfrica, Australia, Brasil, entre otros) y que utilizan exclusivamente el transporte marítimo para traer las mercancías a Europa.