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En el Vinalopó

La falta de mano de obra cualificada amenaza el futuro de la marroquinería

Los empresarios advierten de que en 15 años las industrias de calzado y bolsos comenzarán a desaparecer si no se remedia el problema

El petrerense Juan Luis Navarro Amat en la empresa que puso en marcha hace 21 años. ÁXEL ÁLVAREZ

Las empresas de calzado y marroquinería del Alto y Medio Vinalopó no encuentran mano de obra cualificada. Una carencia que se ha convertido en los últimos cinco años en la principal amenaza para la continuidad del sector. De hecho, muchos empresarios se atreven a dar un plazo de 15 años para que la industria tradicional de estas comarcas inicie un proceso de desaparición de difícil retorno. Es el periodo de tiempo en el que las actuales plantillas, con una edad media de 50 años, irán alcanzando la jubilación.

Para los fabricantes que siguen manteniéndose en el negocio el principal enemigo no es la globalización, la crisis económica ni las nuevas tecnologías. Tampoco creen que lo sea la competencia, la ausencia de marca, diseño e innovación, la vejez de la maquinaria ni el clandestinaje. Para ellos la falta de trabajadores experimentados que conozcan bien el oficio es el mayor problema al que se enfrentan en estos momentos. Advierten que en la fabricación del zapato y el bolso no hay relevo generacional y las materias que se imparten en los ciclos formativos y de Formación Profesional no atienden la demanda real del empresariado. Así lo advierten aludiendo a casos concretos. Por ejemplo, la figura del centrador, el puesto estrella en la producción de calzado, se ha convertido en una «especie en vías de extinción», y también resulta cada vez más complicado encontrar aparadoras. Además, la mayor parte de quienes dominan ambos trabajos están por encima de los 45 años, por lo que el futuro se vislumbra con preocupación.

Algunos fabricantes han tratado de solucionar el problema trasladando la producción a otros países, donde la mano de obra es más barata. Pero el resultado no ha sido el esperado y muchos han vuelto con la faena al Vinalopó. Fundamentalmente porque el saber hacer artesano que requiere la confección de un zapato y bolso de altura se ha trasmitido de padres a hijos, durante muchas generaciones, en localidades como Elda, Petrer, Villena, Sax, Aspe, Monóvar, Pinoso y Salinas.

La situación es complicada pero los empresarios de esta zona están acostumbrados a luchar contra las adversidades y superar los obstáculos. No quieren deslocalizar sus negocios ni están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. Así que la única opción es encargarse ellos mismos de formar a los jóvenes que quieran dedicarse a la manufactura del bolso y el zapato. El pionero ha sido Juan Luis Navarro Amat, responsable de Bolsos Eliana de Petrer, una pyme de 40 empleados y 21 años de trayectoria, con una producción media semanal de 600 bolsos de alta calidad. De hecho, estuvo trabajando muchos años como marca blanca para Stuart Weiztman y sigue haciéndolo para las prestigiosas firmas Pedro García e Hispanitas.

Agobiado por no encontrar mano de obra cualificada que le permita ampliar su producción, el empresario petrerense de 52 años ha decidido crear una escuela-taller del bolso y aparado en su propia fábrica. Ya ha encargado el proyecto a un arquitecto para reorganizar el espacio de su nave, ubicada en el polígono industrial del Guirney, y construir un aula donde se encargará de impartir la teoría. Las clases prácticas se llevarán a cabo en la cadena de producción de su empresa, que dispone de tecnología punta y las herramientas necesarias. De momento pretende enseñar el aparado, «que es lo más difícil», y también el cortado a mano y el rebajado. Las clases se realizarán por las tardes, dado que el horario de fábrica es de 7 a 15 horas, y el objetivo es crear una «cantera de especialistas para incorporarlos a mi plantilla en función de las necesidades, o darles la oportunidad de encontrar trabajo en otras empresas que están pasando los mismos apuros que yo», indica Juan Luis Navarro, que ya ha presentado su idea a diversas entidades públicas y privadas para sumar esfuerzos. Entre ellas a la Obra Social de Caixa Petrer, la Agencia de Desarrollo Local y a la propia Conselleria de Educación.

Ofrecimiento a Educación

«Me gustaría que la FP se sumara al proyecto y yo le cedería mis instalaciones. Por lo que he podido comprobar su oferta se basa casi exclusivamente en el diseño y el patronaje, pero no hay nada práctico para enseñar los oficios tradicionales. Y eso es, precisamente, lo que queremos hacer para evitar que este sector termine perdiéndose en la comarca», precisa.

Dos semanas atrás se remitió una carta al secretario autonómico de Educación exponiéndole las quimeras y preocupaciones de la gerencia de Bolsos Eliana. «Nuestro planteamiento es poner al servicio de los centros de FP instalaciones y profesorado cualificado para completar un ciclo formativo teórico-práctico en la propia empresa, cumpliendo para ello con los requisitos que establezca la normativa», ha puntualizado Carlos Almodóvar, director de desarrollo de negocio y consultoría estratégica en Sotodoce. La carta todavía no ha obtenido respuesta de la Conselleria, pero tanto el Ayuntamiento como Caixapetrer han mostrado un gran interés en la iniciativa de Juan Luis Navarro.

Objetivo: «Avanzar aprendiendo de los errores del pasado»

Trabajos como el aparado, rebajado y cortado los solían desempeñar las mujeres en sus hogares, y era muy común encontrar en las casas pequeños talleres. «Hay que avanzar aprendiendo de los errores del pasado como la economía sumergida que dominaba el sector, la escasa potenciación de la industria y los sueldos bajos. Pero ahora nos encontramos con la necesidad de ayudar a esta industria tan importante para la provincia», explica Carlos Almodóvar aludiendo al éxito que la alta especialización y la cualificación técnica está teniendo en Italia, así como a la estrategia parecida que está intentando aplicar Portugal.

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