Dos años después de alcanzar un acuerdo con sus hermanas para hacerse con el control del conglomerado familiar de comercialización de plásticos, Vicente Sala ha completado la reordenación de sus negocios. Según publicaba ayer el Boletín Oficial del Registro Mercantil, Hersa Enterprise -el holding que creó el primogénito del expresidente de la CAM para agrupar sus participaciones empresariales- acaba de ejecutar una ampliación de capital de 2,1 millones de euros que, según el propio empresario, pone fin a este proceso.

De esta forma, tras la operación, el capital total de Hersa asciende a 40,6 millones de euros, que se reparten entre el propio Vicente Sala, con una participación de alrededor del 95%, y su tía Antonia Martínez, que ostenta el restante 5%, según explicó el empresario. El principal activo de este holding son, a su vez, las acciones de las distintas compañías que conforman el conglomerado industrial -dedicado a la venta y distribución de los polímeros con los que luego se fabrican los distintos productos de plástico-, entre las que destacan Samar Internacional, Medpack Ibérica o SM Resinas y las distintas filiales que posee por medio mundo.

Un negocio que el año pasado logró unos ingresos de cerca de 205 millones de euros y anotó unos beneficios de algo más de un millón. Eso sí, el holding propiamente dicho, es decir, la sociedad Hersa Enterprise, cerró con números rojos de 745.000 euros por los costes financieros. Al respecto, cabe recordar que Vicente Sala tuvo que pedir a la banca un crédito para comprar la participación que tenían sus hermanas en estos negocios -además de cederles las acciones que le correspondían en la firma patrimonial de la familia, Compañía Española de Resinas, donde se agrupaban las propiedades inmobiliarias del clan-, por lo que los títulos de las firmas industriales se encuentran incluidas como prenda en dicho préstamo.

El acuerdo entre los hermanos, valorado en unos 50 millones de euros, puso fin a la disputa que mantenía la familia por el control del entramado empresarial cuando la matriarca, María del Carmen Martínez, fue asesinada mientras se encontraba en las instalaciones de Novocar. Un crimen por el que fue juzgado el yerno de la fallecida, Miguel López, al que el jurado popular declaró no culpable.