Otra firma tecnológica alicantina que no es capaz de hacer frente al endeudamiento acumulado. La consultora informática Sistel, que preside Manuel Cazorla, ha solicitado el concurso voluntario de acreedores con el objetivo de liquidar la sociedad aunque esta decisión no supondrá el cese de su actividad o, al menos, eso es lo que esperan sus responsables. Según confirmó el propio Cazorla, la compañía ha acompañado su solicitud ante el juzgado de una propuesta de venta de la unidad productiva de la empresa a la firma valenciana Aitana, que se dedica a la misma actividad y que, de esta forma, extendería sus negocios a la provincia.

La operación incluiría el traspaso al comprador de la cartera de clientes y de todo el personal de Sistel, formado en estos momentos por unos 60 profesionales, tras los recortes acometidos en los últimos años. Eso sí, todo está a expensas ahora de que el administrador concursal designado -la firma madrileña A&Abad Auditores y Abogados Internacionales- y el titular del juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante, donde ha recaído el proceso, den su visto bueno a la operación. En cualquier caso, la compañía sigue trabajando con normalidad a la espera de que se autorice el traspaso.

La mercantil del también presidente de Fundeun entró en pérdidas en el año 2017, cuando cerró el ejercicio con unos números rojos de 391.000 euros, que al año siguiente aumentaron hasta los 449.632 euros. Aunque la firma aún no ha presentado las cuentas del año pasado, el propio Manuel Cazorla reconoció ayer que el resultado había sido igualmente negativo y atribuyó esta evolución a los «márgenes cada vez más estrechos» que se dan en el sector de la informática, que están llevando a que se produzcan numerosas operaciones de concentración para mejorar la eficiencia. A ello hay que sumar, según el empresario, unos costes salariales al alza, ante el aumento de la demanda de especialistas en el negocio, y también el cambio de paradigma que se está produciendo con el traslado de los servidores de muchas empresas a la nube, lo que ha reducido la venta de servidores físicos, por los que se facturan cantidades mucho mayores y con mejores márgenes.

En este sentido, el presidente de Sistel señaló que han tratado de buscar soluciones alternativas, como la entrada de un nuevo inversor o la venta directa de la compañía a un competidor, pero la deuda que arrastra la firma ha frustrado todos los intentos que se han realizado. Al final, la empresa se ha visto abocada a solicitar el concurso de acreedores, lo que conllevará la liquidación de sus bienes, básicamente la sede que construyeron en la calle Isidoro de Sevilla de la ciudad de Alicante, sobre la que pesa una importantes hipoteca, que representa parte de su deuda. En este sentido, Cazorla rechazó ayer cuantificar el importe del pasivo por el que se va al concurso. Las últimas cifras conocidas al respecto son las que constan en las cuentas registradas por la mercantil en el año 2018, en las que declaraba un endeudamiento financiero a corto y largo plazo de 3,9 millones de euros, a los que se sumaba alrededor de otro millón de euros que debía a sus proveedores.

En cuanto a la venta de la unidad productiva -una fórmula que prevé el procedimiento concursal para evitar la pérdida de empleo cuando la actividad de la empresa es viable-, la incorporación del negocio de Sistel en la valenciana Aitana supondría la creación de una compañía con más de 200 trabajadores y una facturación conjunta de alrededor de 19 millones de euros, según Cazorla. Como es lógico, los actuales propietarios de Sistel perderían todo el capital invertido en la firma y dejarían de tener participación en la misma, aunque la propuesta sí incluye que sigan como trabajadores de la compañía.

Según su web, Aitana cuenta con delegaciones en Madrid, Barcelona, Castellón, Sevilla, Palencia y Zaragoza, además de su sede central en València. Con la adquisición de Sistel pasaría a tener también presencia en Alicante.