Nacho era uno de esos héroes que va por la vida sin capa, pero que va ayudando y salvando a mucha gente cada día. Por eso cuando llegaba a su oficina de BBVA en Sax por las mañanas, mochila en hombro, camisa desabrochada y sin corbata y entraba a su despacho, parecía que iba a ponerse su traje de superhéroe. Pero no, lo que cogía era una de las dos corbatas que tenía a medio hacer en el perchero, se abrochaba el último botón de la camisa, se ajustaba la corbata iluminando su rostro con una gran sonrisa y salía al patio de operaciones listo para ayudar a quien lo necesitase. Porque Nacho vivía su profesión como director de la oficina BBVA de Sax con intensidad, o como decimos sus compañeros vistiéndose cada día con tres cualidades que hacían de él un profesional excelente: responsabilidad, decisión y vocación de servicio.

Nacho empezó desde abajo en BBVA, desde la caja. Con mucho esfuerzo y trabajo fue labrándose su carrera profesional durante 15 años, ganando el aprecio de todos sus compañeros y clientes. Y no fue siempre fácil. Quien hoy lo recuerda dice que se desvivía por sus clientes, pasaba noches sin dormir buscándoles soluciones a tantas familias y empresas a las que la crisis de 2008 dejó en grandes apuros...y a los que con el paso del tiempo los convirtió en amigos.

Era un compañero en su más amplio sentido. Un AMIGO. Una persona que en cualquier comité o reunión estás deseando ponerte a su lado para compartir el trabajo y su forma de ver la vida tan natural y divertida.

Siempre con un consejo o una anécdota preparada para cuando hace falta. Siempre con esa forma de ver las cosas tan diferente... Hablar de Nacho es hablar de buenos recuerdos. De su bondad, su generosidad, su alegría, su vitalidad y su profundo sentimiento de compañerismo y lealtad hacia sus amigos y compañeros.

Como buen alcoyano era un gran amante de la buena mesa, siempre dispuesto a encontrar ese sitio que no conociéramos para disfrutar de una buena comida en compañía de sus compañeros. El BBVA, la música rock and roll de los 60 y 70 (con ese post-it de los Rolling Stone presidiendo su despacho), el cine americano y el fútbol eran sus pasiones. Pero sin duda su mayor tesoro y su debilidad eran su Trini, su mujer, y sus 3 preciosos hijos. Y como en las historias de superhéroes, solo uno de los mayores villanos de la historia, invisible y de gran crueldad, la covid-19, ha podido derrotarlo con solo 43 años y alejarlo para siempre de nosotros, tus compañeros y a la vez amigos.

No hemos podido despedirlo como se merece, y seguro que esa es la parte más injusta de esta situación que estamos viviendo. Pero al terminar este confinamiento, y siendo también el deseo y petición de Trini, prepararemos una despedida tal como Nacho hubiera querido, con mucho rock and roll (como ese tatuaje de tu brazo) y mucho dry martini.

El vacío que deja su pérdida se hace difícil de llenar pero su recuerdo perdurará siempre entre los que tuvimos el privilegio de conocerlo. Nacho fue, ante todo, una buena persona y no se nos ocurre mejor cumplido hacia un ser humano en la hora de su muerte. Descansa en paz amigo y hasta siempre.