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El futuro de los sectores económicos

La construcción tras el Covid: pendientes de los vuelos y de la concesión de licencias

El sector recupera más del 70% de su actividad gracias a que la mayoría de promociones en marcha ya están vendidas, pero la firma de nuevos proyectos cae un 50%, según los arquitectos. La llegada de extranjeros es vital para que la obra no pare

Varias de las promociones en construcción en la ciudad de Alicante. pilar cortés

Tras pasar años señalados como los responsables de la anterior crisis, que sumió al país en la mayor recesión que se recuerda, los promotores llevan semanas tratando de dejar claro que esta vez no. Que esta vez el sector inmobiliario, lejos de ser un lastre, puede ser uno de los motores de la recuperación o, al menos, uno de los salvavidas que contribuyan a atenuar el golpe de la debacle económica causada por el Covid-19.

La prueba está en que la obra es una de las ramas de la economía que ha recuperado un mayor nivel de actividad desde el fin de la hibernación forzosa de todos los sectores no esenciales -funciona a una velocidad de entre el 70% y el 80% de su capacidad-, un milagro que ha sido posible gracias a que más de tres cuartas partes de las viviendas que están en construcción en la provincia ya están vendidas, según se encarga de recalcar el presidente de la Asociación de Promotores de la Provincia de Alicante (Provia), Antonio Fernández.

Una cifra que da idea de lo mucho que ha cambiado el negocio desde 2008, cuando la burbuja inmobiliaria dejó decenas de miles de casas sin acabar, por falta de comprador. El estallido de esa burbuja se llevó por delante a los advenedizos que se habían apuntado a la promoción al calor del dinero fácil y el endurecimiento de las condiciones de financiación por parte de la banca hizo el resto.

El resultado es un sector «con empresas saneadas y con un bajo nivel de endeudamiento», donde apenas existe stock porque los proyectos no se inician hasta que la mayoría de las viviendas se ha reservado, asegura Fernández. Lo que hace algunos años suscitó las críticas de los empresarios, que denunciaban que los elevados volúmenes de preventas exigidos por los bancos para financiar una promoción frenaban el crecimiento del negocio, ahora se ha vuelto a su favor y les permite encarar esta crisis con otra perspectiva.

A prueba de bombas

Por si lo anterior no fuera suficiente, los clientes de los promotores alicantinos están demostrando una fidelidad férrea y, a pesar de las graves consecuencias de la pandemia, muy pocos son los que se han echado atrás en su intención de comprar. «La gente que ha comprado quiere su casa. No hemos tenido apenas cancelaciones, a nivel nacional la cifra ha sido del 0,09%, pero, además, hemos formalizado el 78% de las transformaciones de contrato (cuando se pasa de una primera reserva a un contrato formal de compraventa) que teníamos previstas», apunta el director territorial de Aedas Homes en Levante, Juan López. Una resiliencia que corroboran también los responsables de otras promotoras con importantes proyectos en la zona, como la torrevejense TM Grupo Inmobiliario o Alibuilding.

La gran incógnita ahora es si la gasolina que hay en el depósito será suficiente para aguantar el tirón hasta que la situación se normalice. «Estamos fabricando lo que ya hemos vendido, pero necesitamos realizar nuevas ventas si no queremos que la máquina se pare», explica muy gráficamente el CEO de TM, Pablo Serna. De esta forma, aunque los empresarios han retomado las promociones que ya tenían iniciadas, se muestran mucho más cautos a la hora de poner en marcha nuevos proyectos. Así, el presidente del Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, Juan María Boix, señala que ya han constatado un descenso del 30% en el número de proyectos presentados por estos profesionales -el primer paso antes de iniciar una obra de cualquier tipo- y que las previsiones apuntan a una caída del 50%, ya que en las primeras semanas se presentaron muchos visados que se habían realizado con anterioridad. «La duda es saber cuánto tiempo va a durar esta caída, de lo que dependerán las consecuencias finales que pueda tener. Es imposible saberlo aunque esperamos que no sea tan prolongado como en 2008», explica Boix.

Menos hormigón

También han constatado esta ralentización la industria asociada al sector. «La carga de trabajo ha caído alrededor de un 30% sobre las cifras de antes de la llegada del coronavirus», asegura Enrique Riquelme, fundador de Empresas del Sol, que está especializada en el suministro de hormigón y que, por tanto, concentra su intervención en las primeras fases de construcción de un edificio. No obstante, Riquelme se muestra optimista y confía en que el sector remontará pronto. Tanto es así que la compañía mantiene sus planes para inaugurar el próximo verano una nueva planta en La Vila, en la que ha invertido dos millones de euros.

El empresario señala que la clave para que el sector mantenga su actividad a medio plazo es que regresen los compradores extranjeros -que suponen la mayoría, en el caso de las viviendas de obra nueva-, para lo que es necesario que el aeropuerto de El Altet vuelva a funcionar y se recuperen los enlaces con el resto de países europeos. Una necesidad que los promotores ya se han encargado de trasladar al propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, e incluso a la directora del aeropuerto, Laura Navarro, en distintas reuniones, según apunta Pablo Serna.

«La demanda está ahí. Sigue habiendo mucho dinero que quiere entrar, el interés por comprar una segunda residencia en la Costa Blanca no ha decaído, y más ahora, con lo que ha ocurrido, cuando muchos se han dado cuenta de que prefieren pasar una situación como la actual en países como España, antes que en lugares más fríos», asegura también el director general de Alibuilding, José Antonio Izquierdo, que señala que el auge del teletrabajo puede ser otro factor que potencie la demanda en la zona, ya que permitirá disfrutar más tiempo de las segundas residencias.

Bajada del IVA

En el caso de la demanda nacional, las propuestas de los promotores para reactivar las ventas de primeras residencias pasan por reducir la fiscalidad de la vivienda y, en concreto, piden rebajar del 10% al 4% el tipo de IVA que pagan las casas. También reclaman la concesión de avales del Estado para facilitar que los jóvenes puedan acceder a la financiación necesaria para comprarse una casa. Un sistema que ya se aplica en el Reino Unido con el nombre de «Help to buy», como recuerda el presidente de Provia.

Desde la patronal señalan que otra medida importante para favorecer que el sector pueda mantener su actividad sería solucionar de una vez por todas los retrasos en la concesión de licencias de obras. «Hay promociones con un 60% de reservas que podrían arrancar, pero llevan siete meses esperando a que el ayuntamiento de turno dé su visto bueno. En los tiempos que corren, es una irresponsabilidad», se lamenta el presidente de los promotores, Antonio Fernández, que recuerda que llevan años denunciando una situación que ahora resulta especialmente dolorosa.

Visitas virtuales

A pesar de que el confinamiento ha dificultado hasta el extremo la captación de compradores y la realización de nuevas ventas -más allá de las que ya estaban acordadas-, los empresarios no se han quedado de brazos cruzados y han exprimido las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Así, en Alibuilding han realizado webinars para mostrar la situación de sus promociones y permitir que los interesados puedan realizar todas las preguntas que tuvieran, y en Aedas permiten realizar visitas virtuales acompañadas de un comercial a sus proyectos. Unas iniciativas que han logrado que se mantenga cierto nivel de ventas, aún con estas dificultades. En el caso de las entregas que deben formalizarse durante los próximos meses, los empresarios trabajan para que las viviendas puedan escriturarse a distancia, por ejemplo, acudiendo a notarías de su lugar de residencia, para no depender de la reapertura de los vuelos.

En este sentido, el presidente del Colegio de Arquitectos, Juan María Boix, señala que uno de los grandes cambios que dejará el Covid-19 es la aceleración de la digitalización del sector. «Las empresas que sean capaces de digitalizar sus procesos y las relaciones entre todos los que participan en la cadena de la construcción -desde los arquitectos hasta los proveedores o los clientes- van a ser más competitivas», asegura.

En lo que no hay acuerdo es en si el confinamiento provocará cambios también en el diseño de las viviendas. Algunos portales aseguran que, tras los más de 50 días de encierro, ha aumentado el interés de los posibles compradores por buscar casas con terrazas o balcones más grandes o, incluso, con jardín, algo que también secundan, por ejemplo, desde Aedas. Sin embargo, el presidente de los arquitectos recuerda que las viviendas que incluyen estos elementos «siempre han sido más apreciadas, pero también depende de que los compradores las puedan pagar, y eso no va a cambiar».

Por el contrario, lo que los empresarios sí empiezan a calcular es el coste de las nuevas medidas sanitarias que deberán aplicar antes de entregar cada vivienda para disipar cualquier temor por parte de los compradores. «Antes limpiábamos las casas para entregar las llaves, pero ahora tendremos que desinfectarlas y estamos estudiando cómo garantizar que los acabados o los muebles de cocina, por ejemplo, también estén desinfectados», apunta el CEO de TM, Pablo Serna. Son algunos de los cambios que dejará esta pandemia.

Los empresarios reclaman más obra pública de los ayuntamientos

Los constructores recuerdan que por cada millón invertido en infraestructuras se generan unos 25 empleos

Al igual que los promotores, también las constructores de obra pública se reivindican como una posible fuente de empleo, que permitiría aliviar los estragos causados por el Covid-19. «Somos el sector que más rápidamente puede generar nuevos puestos de trabajo, si las administraciones apuestan por invertir más dinero en licitaciones», asegura el presidente de la patronal provincial del ramo (FOPA), Javier Verdú. En concreto, Verdú cita las estimaciones que señala que, por cada millón invertido en infraestructuras, se crean una media de 25 empleos. Unos puestos que, además, «se ejecutan al aire libre, por lo que el riesgo de contagio es mucho menor que en otras actividades económicas».

De esta forma, lo que reclaman concretamente desde FOPA es que el Gobierno central permita a los ayuntamientos invertir los abultados remanentes que estas administraciones han acumulado en los bancos en los últimos años, como consecuencia de las férreas políticas de austeridad. «Hablamos de proyectos que pueden redactarse rápidamente y que, además, darían trabajo a pequeñas firmas y pymes locales, que son las que ahora se están viendo más afectadas por esta situación», apunta el dirigente empresarial. Eso sí, reconoce la necesidad de que la inversión se centre en obras que más tarde no acarreen nuevos gastos a los consistorios para su mantenimiento.

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