El tirón de la construcción y, en menor medida, el auge de los servicios profesionales permitieron que la economía valenciana creciera más que la media en el año 2019 y que la renta per cápita de los valencianos superara por primera vez los 23.000 euros anuales, antes de volver a desplomarse como consecuencia de la pandemia del covid-19, que, según todas las estimaciones, ha golpeado con mayor dureza a la autonomía.
En concreto, según la Contabilidad Regional de España publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el PIB de la Comunidad creció el año pasado un 2,3% frente al 2% de la media nacional, lo que situó a la autonomía como la tercera con mejor comportamiento, solo por detrás de Navarra, con un 2,8%; y Madrid, con un 2,5%.
Una mejora que también se trasladó a la renta per cápita, que se situó por primera vez por encima de los 23.000 euros -en concreto, en 23.094- frente a los 22.426 con los que cerró el ejerció anterior. Un crecimiento que, sin embargo, apenas permitió recortar la brecha que existe en el nivel de riqueza con el resto del país. Si el año anterior el PIB por habitante de la autonomía se quedó en el 87,2% de la media nacional, en 2019 alcanzó el 87,4%. No obstante, como recordaron ayer desde la patronal autonómica CEV, en realidad este indicador lleva prácticamente estancado desde el año 2015, con pequeñas subidas y bajadas, lo que significa que la Comunidad no ha logrado aprovechar los años de recuperación para recortar distancias antes de la llegada de la nueva crisis.
Es más, la organización que preside Salvador Navarro recuerda que, si se echa la vista atrás, la posición relativa de la autonomía ha empeorado bastante, ya que la renta per cápita valenciana llegó a alcanzar el 95% de la media nacional en el año 2001. De ahí que los empresarios señalen que solo pueden realizar una valoración «moderadamente positiva» de los últimos datos de PIB de 2019.
En dinero contante y sonante, la brecha en la renta per cápita supone que cada residente de la autonomía generó, de media, 3.344 euros menos que los del resto del país. Y, de hecho, si se compara con el resto de autonomías, el nivel de riqueza de la Comunidad Valenciana está más cerca de la última de la fila, Melilla, que sumó 19.073 euros de PIB por habitante, que de los 35.876 de Madrid, la autonomía con mayor renta del país, por delante de los 34.273 euros del País Vasco; Navarra, con 32.273; y Cataluña, con 31.110 euros.
Asignatura pendiente
El propio conseller de Hacienda y Modelo Económico, Vicent Soler, reconocía que esta diferencia en la renta y el nivel de productividad sigue siendo «una asignatura pendiente» de la Comunidad, que, a su juicio, solo puede resolverse con «políticas de desarrollo económico, con ayudas a la I+D, a la digitalización, a la internacionalización o la mejora de infraestructuras que son relevantes para la convergencia autonómica». Y más aún ante la actual situación, por lo que reclamó que los fondos europeos para combatir los efectos del covid tengan en cuenta qué comunidades han sido las más afectadas. Por su parte, la CEV también pidió avanzar «hacia un cambio de modelo productivo más inteligente, sostenido y sostenible» y defendió el acuerdo alcanzado en la Mesa de Diálogo como «hoja de ruta de esa transformación».
En cuanto a la distribución por sectores, el año pasado el mayor crecimiento en la autonomía lo registró la construcción, con un 8,4%; seguido de las actividades profesionales y administrativas, que subieron un 7,5%; y la Administración pública y los servicios sociales, que incrementaron el valor de su aportación del PIB autonómico un 5,1%
Madrid se consolida como primera economía regional
Madrid se consolidó en 2019 como la primera economía regional, tras superar a Cataluña en 2018, con un PIB que supone el 19,3% del conjunto nacional, según el INE. Así, al cierre del año, el PIB madrileño era de 239.878 millones de euros, el 19,3% del PIB nacional, tres décimas por encima del de Cataluña, con 236.739 millones de euros equivalentes al 19% del PIB nacional, según el organismo público.
