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Los hogares sin ingresos superan ya los 40.000 en la provincia por el covid

La cifra de viviendas en las que no entra nada de dinero se ha disparado un 25% en el último trimestre, según los datos de la EPA

Varias personas recogen alimentos de una despensa solidaria. pilar cortés

La pandemia del covid-19 amenaza con agrandar aún más la brecha social y elevar de nuevo los niveles de pobreza de la provincia, cuando aún no se habían cerrado las heridas de la anterior crisis económica. El parón de la actividad para frenar los contagios y la arrancada a medio gas de la mayoría de sectores han bastado para que en apenas tres meses se haya disparado la cifra de familias que se encuentran en la peor situación, aquellas que tienen a todos sus miembros en paro o, incluso, las que no ven entrar ni un solo euro por la puerta, ni siquiera en forma de subsidios o ayudas sociales. Una realidad que pone de relieve, según los sindicatos y los expertos consultados, la necesidad de acelerar la puesta en marcha del nuevo Ingreso Mínimo Vital aprobado por el Gobierno.

De esta forma, la última Encuesta de Población Activa indica que, en el primer caso, la cifra de familias donde todas las personas activas están desempleadas ha pasado de 37.300 en el primer trimestre del año a 55.300 en el segundo, un incremento del 48% en solo tres meses que, además, no tiene en cuenta a los afectados por los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, que oficialmente siguen contando como ocupados. Sin embargo, el dato realmente preocupante es el que recoge a los hogares sin ingresos, los que no tienen ni un sueldo ni una pensión ni reciben ningún tipo de subsidio, que aumentan de 32.000 a 40.300, un incremento del 25%.

Aunque la cifra global sigue por debajo de los máximos de la anterior crisis -en 2015 llegaron a contabilizarse hasta 55.900 hogares en esta situación-, se trata de una de las mayores subidas en un único trimestre de toda la serie histórica. Sólo en otras tres ocasiones se produjeron incrementos de mayor envergadura en este indicador y nunca en un segundo trimestre del año, cuando el inicio de la temporada turística lo que hace, precisamente, es aumentar el número de personas ocupadas.

Donde no llegan los ERTE

Para el responsable de Empleo de CC OO en l'Alacantí i les Marines, José María Ruiz Olmos, estos datos reflejan, por un lado, la elevada precariedad de un mercado laboral «tan basado en la rotación de contratos» que, en el momento en que se detiene la actividad, se extinguen gran cantidad de empleos, a pesar de la protección ofrecida por los ERTE. Y, por otro, refleja el elevado volumen de trabajadores que siguen en la economía sumergida, que son los que no tienen opción a recibir subsidios cuando se quedan parados. Entre estos últimos cita el caso de las trabajadoras del hogar «que han tenido que dejar las casas que atienden y confinarse en la propia», lo que las «ha expulsado del empleo sin posibilidad de acceder a ayudas».

Por su parte, la secretaria general de UGT en l'Alacantí y la Marina, Yaissel Sánchez, alerta de que el verdadero riesgo está en que «este tipo de situaciones se prolongue en el tiempo y se cronifique, porque entonces es cuando se cae en la exclusión social, de la que resulta muy complicado salir», porque los afectados suelen quedar descolgados del mercado laboral.

En este sentido, Sánchez señala que es «urgente» que se ponga en marcha definitivamente el Ingreso Vital Mínimo aprobado por el Gobierno y que se amplíen también los beneficiarios de la Renta de Inclusión de la Generalitat, y reclama, especialmente, que se aligere «la burocracia y los trámites que hay que realizar», ante la situación excepcional que vivimos. Pero, además, apunta que «no es suficiente con apoyar económicamente a estas familias, hay que dar formación a estas personas y realizar itinerarios para que se reincorporen al trabajo y a la sociedad».

Una rapidez que también reclama la catedrática de Fundamentos del Análisis Económico de la UA y especialista en estudios sobre la desigualdad Carmen Herrero, que recuerda que las crisis siempre golpean más «a las clases bajas». «Si tienes cierto nivel, dispones de un colchón que te ayuda a superar más fácilmente estos shocks. Y no sólo hablo de ahorro, también es más fácil que tengas una familia que pueda ayudarte e, incluso, que tengan más alternativas laborales, porque estás más formado. En los niveles de renta más bajos, eso no suele ocurrir», señala la también Premio Jaume I.

La crisis aflora el problema de la pobreza digital

La catedrática Carmen Herrero alerta de que la escolarización online perjudica a las clases bajas

La catedrática Carmen Herrero alerta de las graves consecuencias que el confinamiento puede tener sobre toda una generación de niños y adolescentes de las clases más bajas. Según recuerda, la escuela es el «ascensor social más potente que existe», uno de los mecanismos que más contribuye a fomentar la equidad y que permite salir de la pobreza. Sin embargo, el confinamiento ha abierto una nueva brecha entre aquellos estudiantes de familias más acomodadas y los procedentes de ambientes más deprimidos al obligar a seguir las clases de forma online como única alternativa. Una opción que no está al alcance de muchas familias, que no disponían ni de los ordenadores ni las tablets necesarios, ni tampoco de las conexiones a internet en condiciones. «En los últimos años se ha hablado mucho de la pobreza energética (la que afecta a las familias que no pueden pagar recibos básicos, como el de la luz), pero ahora hemos visto que existe también una pobreza digital, que en estas condiciones puede afectar, y mucho, al futuro de muchos jóvenes», se lamenta la especialista en temas de desigualdad.

En este sentido, también recuerda que las familias con menos recursos suelen vivir también en viviendas más pequeñas, donde «resulta más difícil aislarse para seguir una clase o para estudiar. Si no se vuelve pronto a clase, las diferencias aumentarán», pronostica la catedrática.

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