La vendimia de uva de vinificación se ha iniciado ya en algunos puntos de la provincia con las variedades blancas, principalmente en la Marina Alta y en el Medio Vinalopó, al haberse adelantado unos diez días la campaña por las óptimas temperaturas del invierno y las lluvias de la primavera. Tradicionalmente, el calor suele anticipar la recogida de la uva. Así vuelve a ocurrir este año, pero dentro de una campaña atípica, como en otras actividades, marcada por el impacto que supone la crisis del coronavirus y «la incertidumbre en el sector sobre cuándo se regularizará la situación», según apuntó en declaraciones este periódico el presidente del Consejo Regulador Vinos de Alicante, Antonio Miguel Navarro.
En el caso de las bodegas alicantinas, el principal efecto ha sido el brusco descenso de las ventas por el cierre de sus principales canales de comercialización, como son los restaurantes o tiendas especializadas, debido a la clausura de establecimientos hosteleros durante gran parte del estado de alarma. De hecho, las ventas en el mercado nacional retrocedieron un 60% entre marzo y junio, mientras que las dirigidas al exterior bajaron un 40%, según el estudio específico que ha realizado este año el Consejo para conocer el impacto de la emergencia sanitaria en el sector provincial de los caldos con denominación de origen. La comercialización de los vinos amparados bajo este sello de calidad se centra, fundamentalmente, en el mercado local. «Somos una de las denominaciones que más vende en este ámbito», añaden desde el Consejo.
Aunque la mayoría de las bodegas adscritas a la denominación son de pequeño tamaño, también hay grandes firmas o cooperativas que tienen desde hace tiempo internacionalizada gran parte de su producción, casos como los de la cooperativas Bodegas de Pinoso y Bocopa o la firma Volver, entre otras. De hecho, para las marcas más grandes, la salida de sus vinos al exterior ha supuesto un cierto alivio al duro impacto sufrido en el mercado nacional. Y, como refleja la estadística del Consejo, la comercialización internacional ha retrocedido menos que la distribución en España. Según cuenta Gaspar Tomás, director de Bocopa, la campaña exterior, «comenzó con el cierre de mercados, pero unas semanas después de iniciarse el confinamiento en España, China comenzó a importar y en ese país estamos ya al mismo nivel que en 2019». Asimismo, se afianzaron las ventas en Alemania y EE UU, pese al freno que inicialmente representó el aumento de los aranceles para el vino europeo impuesto por Donald Trump el pasado otoño. La distribución se mantuvo e, incluso, aumentaron las compras de caldos alicantinos, principalmente, por parte de supermercados europeos.
Una buena noticia para los bodegueros alicantinos que operan en el exterior, ya que, además, Alemania, China y EE UU, son los tres primeros mercados del sector provincial. Bodegas Pinoso, de hecho, destina un 80% de su producción, de unos seis millones de kilos de uva, a la comercialización internacional sobre todo en Europa. Y según explica Miguel Ángel Díaz, su director comercial y de marketing, si el canal del clientes especializados «se ha resentido, el aumento de las ventas en supermercados ha podido compensar la balanza».
El calor adelanta la cosecha
Por otra parte, el adelanto de la recogida de uva de vinificación se ha producido en la mayoría de empresas por el calor de las últimas semanas. También en la bodega Casa Sicilia, que hace justo una semana que comenzó la vendimia. Alin Campeano, responsable de la vendimia y la bodega de esta empresa, también apunta a un año «atípico» en el que se tiene que cumplir en el campo y las bodegas el protocolo sanitario y de seguridad por el virus. La campaña del vino en Alicante se realiza de forma escalonada hasta casi noviembre, según el Consejo; y la organización agraria Asaja apunta que en este tiempo el sector emplea a unas dos mil personas.
Un 10% más de producción en una vendimia con mascarillas
«Atípica». Esta es la palabra a la que recurren las bodegas para calificar la vendimia de este año. Se recogerá la uva y se elaborará el vino con mascarillas, trabajando con la distancia de seguridad de dos metros, que en el campo no es difícil de cumplir, y con el resto de medidas del protocolo sanitario por el covid-19. Atípica será también porque la campaña arranca precedida por una caída de ventas por la pandemia y, sin embargo, la previsión es que la producción aumente un 10% sobre la anterior, que fue de 32 millones de kilos.
