Una sucesión de crisis es la que viene soportando la economía española y mundial desde el inicio de los años 2000. Los efectos de las últimas, las del coronavirus y la salida de Reino Unido de la Unión Europea, conviven en estos momentos en el tiempo y cada cual está teniendo un impacto para los sectores provinciales. Un año después del referéndum británico de 2016, con resultado favorable a la desconexión de Reino Unido de la Europa comunitaria, el proceso de salida ponía en jaque los más de 2.700 millones que representaban la actividad de Gran Bretaña con la provincia, según las estimaciones del Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca).

Desde el año del referéndum, las exportaciones alicantinas a Gran Bretaña han ido en progresivo retroceso. Según los datos del Instituto de Comerio Exterior (ICEX) en Alicante, en el primer semestre de 2017, los sectores alicantinos vendieron productos a aquel país por valor de 147,8 millones; en el mismo periodo del siguiente ejercicio fueron 141,4 millones; el pasado año el valor ya bajo a 130,1 millones; y, en este primer semestre de 2020, la facturación exterior de Alicante con Reino Unido fue de 113 millones de euros.La factura del divorcio

Una caída constante desde 2016. Esta ha sido la factura que han pagado sectores como el calzado, para el que Gran Bretaña se encuentra entre sus primeros clientes; el juguete, para quien es el cuarto mercado. Y también para la agricultura, aunque su exportación a Reino Unido se ha visto menos afectada, ya que los productos agrícolas de la «terreta» son muy demandados por los supermercados ingleses. Tampoco han sufrido grandes consecuencias durante el proceso del Brexit el sector hotelero o el de la primera vivienda residencial. Los británicos han seguido veraneando en Benidorm en estos años. Según Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, «en las épocas de mayor presión del Brexit no dejaron de visitarnos británicos». En 2019, pasaron por el aeropuerto unos tres millones de ingleses, que representaron un aumento del 6% con respecto a 2018. «Y eso que fue el año crítico de la negociación con la UE», advierte. Y también los ciudadanos del Reino Unido siguen siendo los principales compradores extranjeros de casas en la Costa Blanca. Aunque cierto es que en el primer trimestre del año, cuando ya se había decretado el estado de alarma en España y se cerraron las fronteras, sus inversiones inmobiliarias acusaron una caída del 24% con respecto al mismo periodo del año anterior.

La sorpresa ha sido que cuando toda España y el mundo entero estaba ocupada en cómo frenar las cifras de contagios de la pandemia, el primer ministro británico, Boris Johnson, dio hace unos días una nueva vuelta de tuerca sobre el Brexit. Así, el último órdago de Johnson a la UE de que consumará una salida a las bravas, si no se cierran los flecos de la negociación antes del 15 de octubre, ha vuelto a aflorar la preocupación en los principales sectores exportadores de la provincia a aquel mercado, como el calzado, el juguete, la actividad hortofrutícola, además del sector hotelero y la promoción de casas. Los más afectados por la crisis

Por su parte, el covid-19 ha hecho perder ya unos 100 millones de euros al sector de la hostelería y el ocio nocturno, según los datos de la asociación de la hostelería. Y en la actividad hotelera, donde los británicos son su primer cliente extranjero, lejos quedan las cifras de los más de 1.500 millones de euros que sólo la llegada de ingleses a Benidorm dejan en la zona por distintos conceptos, desde la reserva del hotel hasta los gastos y consumo en la zona, según datos de Hosbec.

Pero de ese volumen habitual, se ha pasado a una caída libre hasta casi cero reservas hoteleras por parte de ingleses. También la actividad promotora de viviendas ha sufrido el zarpazo del cierre de fronteras, las restricciones y las cuarentenas de julio decretadas por países tan importantes para este sector y para el hotelero, como Reino Unido, Gran Bretaña, Alemania o Bélgica. Si en el primer trimestre del año, los promotores alicantinos iniciaron 2.068 casas nuevas, en el segundo bajaron hasta las 929. Es decir, un 55,5% menos, según los datos del Colegio de Aparejadores de Alicante. En este contexto y con estas cifras, si se pregunta a los sectores motores y exportadores de la economía alicantina cuál de estas dos nuevas crisis les ha causado más impacto, por sus respuestas, aun siendo la incidencia importante en ambos casos, queda lejos de situarlos en una tesitura.

«El impacto del covid-19 es infinitamente mayor, incluso aunque haya un Brexit duro, a las bravas, aunque no es deseable ninguna de las dos situaciones», subraya Nuria Montes, secretaria general de Hosbec. Y la razón no proviene tanto de los números como de la extensión. Y las sitúa y diferencia claramente Ignacio Jiménez Raneda, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Alicante. Raneda también piensa, como el calzado, el juguete, la construcción o la agricultura alicantina, que el covid causa «un impacto económico de mayor intensidad que el Brexit». Y más en estas fechas, ya que el acuerdo de retirada entró en vigor en febrero de 2020, aunque las aspectos económicos aún se mantienen como estaban con la Unión Europea hasta final de año. De ahí el nuevo amago u órdago de Boris Johnson.

Además, Raneda incide en la mayor incidencia de la crisis del coronavirus «porque es global, afecta a todos los países». Y, a futuro, una de las consecuencias que prevé de la actual emergencia sanitaria es que, poco a poco, «la globalización se está viendo reducida de forma espectacular y seguirá en el tiempo. Y eso no es bueno. Ahora tienes la posibilidad de viajar a cualquier parte del mundo y mantener intensas relaciones comerciales». Fronteras contra globalización

Pero para el analista, el hecho de que vuelvan a tener peso las fronteras, no solo reducen esas relaciones comerciales, «si no también la productividad». Un ejemplo claro lo pone en los viajes de la mayoría de españoles este verano. «Nosotros no hemos salido fuera y ellos no han venido aquí. Un signo que, de momento, el turismo internacional se ha roto», subraya Raneda. En el caso de la industria, la del calzado pone ambos problemas en la balanza. «El Brexit también es una causa de preocupación más», señala Marián Cano, presidenta de la Asociación Valenciana de Empresas de Calzado (Avecal), aunque reconoce que, en estos momentos, los efectos negativos del covid son los más prioritarios. «Afecta a más mercados» y las empresas contemplan con inquietud el resultado de la próxima feria de Milán, del 20 al 23 de septiembre, para pulsar a los clientes. Los últimos datos de exportación del primer semestre no favorecen nada a este sector, dado que sus envíos han bajado drásticamente, un 26%, en general. «Somos conscientes de que la moda es el último artículo que se demanda en una situación como esta de emergencia sanitaria».

No obstante, Cano, al igual que José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), advierte de que si, al final, se consuma un Brexit a las bravas y no se negocian acuerdos comerciales, «nos esperan subidas de aranceles, retrasos en las entradas a las aduanas, barreras técnicas o tipos impositivos», coinciden. Pero, en el caso del juguete provincial, este ha conseguido recuperar en el acumulado hasta mayo la caída de marzo. Sus ventas han crecido un 34% en Alemania; un 65%, en Reino Unido o un 44%, en EE UU. Pastor explica que, «al contrario que en España, donde no se podían comprar juguetes durante el confinamiento, en estos sitios subieron las ventas».

«Queremos corredores seguros como en las islas»

A la actividad agrícola le preocupan más los precios de sus productos que los efectos del Brexit en sus explotaciones

A la clara reivindicación del sector hotelero de la Costa de Blanca de «tener corredores seguros como las islas (Canarias y Baleares)» se suma también la Asociación de Promotores de Vivienda de Alicante (Provia). La consigna que lanzan desde Hosbec y que expresa su secretaria general, Nuria Montes, pretende que en lo que queda de año, una vez casi perdido el verano, con una ocupación residual de extranjeros, solo compensada parcialmente por el esfuerzo realizado por los turistas nacionales, se puedan recuperar las malas cifras del verano y la temporada perdida de la primavera y la Semana Santa, fechas en que establecimientos hoteleros, hosteleros o comercios, todas las actividades que no eran esenciales, se vieron obligadas a cerrar durante el estado de alarma aprobado para frenar la expansión del virus.

Aun así, lo que más daño ha hecho a los hoteleros y los constructores, sobre todo de vivienda residencial, dirigida a los extranjeros, fueron las restricciones de movilidad en Europa. «Y acabó de echar un jarro de agua fría las cuarentenas impuestas a mitad de julio por Reino Unido o Alemania para los compatriotas que vinieran a España», critica Antonio Fernández, presidente de Provia.  

De forma similar, a los promotores de viviendas la falta de movilidad les ha afectado en las ventas a extranjeros, pero, sobre todo, a la firma de escrituras de viviendas que ya estaban vendidas, ante la imposibilidad de desplazarse sus propietarios a cerrar la compraventa con la escritura. Provia cree que el Gobierno debe impulsar ese corredor seguro también con la Costa Blanca, «donde se ha demostrado que es una zona segura, que cumple todos los protocolos y que tiene menos cifras de contagios», apunta Antonio Fernández.

El sector agrícola, al igual que en España durante el confinamiento, sí ha podido exportar sus productos, que, además eran de primera necesidad. Y Reino Unido ha sido uno de sus principales destinos, señalan en Asaja y la Unió de LLauradors. Este último, además, alerta de que los agricultores alicantinos están más preocupados por los precios que puedan tener sus productos que por los efectos del Brexit, «ya que nuestras exportaciones no se han resentido mucho». Pero aseguran que una salida a las bravas «podría suponer una pérdida significativa en los precios de frutas y hortalizas para los productores». Por su parte, el presidente de la Cámara, Juan Riera, pone el acento en que a los exportadores les impacta más la globalización de la pandemia, que afecta al consumo y a la productividad. Y el presidente de la CEV en Alicante, Perfecto Palacio, añade que la crisis ha tenido más efecto al reducir de forma importante los ingresos. Y sobre el Brexit, confía en que sea una salida ordenada.