«Si no hay vida social, ni fiestas locales, ni bodas, ni comuniones y las familias no consumen, porque hacen la vida en casa, en las tiendas, salvo las de alimentación, no entran ingresos, aunque sigan pagando impuestos». Este es el escenario que describe el secretario general de la federación de las pymes alicantinas (Facpyme), Francisco Rovira, quien confirma que en su sector ha habido cierres, aunque no sabe cuantificarlos y teme los efectos de la pandemia en la economía en los próximos meses, «cuando cambie el tiempo, la gente se recluya, salga menos a la calle y el comercio tenga menos clientes», añade. 

Un panorama posible, si no revierte la situación de los rebrotes del coronavirus, después de un verano en el que las tiendas han sufrido una caída media en su facturación del 40%. Al igual que el comercio, la hostelería, los negocios turísticos o los que están enmarcados en el sector servicios son los que más han sufrido el impacto de la crisis este verano, un periodo de máxima actividad para estas empresas. En agosto, mes vacacional por excelencia y de dinamización del turismo, la provincia perdió 709 compañías y más de 13.300 trabajadores respecto a julio, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.

Un 50% de actividad

«Algunas zonas de Alicante han trabajado al 50% y otras pueden haber mejorado algo la actividad», ratifica Mar Valera, presidenta de la Asociación de Hostelería de la Provincia de Alicante. La mayoría de los hoteles, ni de lejos, han llegado a la plena ocupación. Muchos han rozado el 60%, según fuentes sectoriales.

Con la evolución a la baja del censo empresarial de la provincia, Alicante cuenta ahora con 57.707 empresas inscritas a la Seguridad Social y 452.443 empleados. Unas cifras muy alejadas de las más de 60.000 empresas activas de hace un año y de los 488.330 cotizantes.

De la desaparición de mercantiles y de destrucción de empleo este verano, el sector servicios se llevó la peor parte, ya que concentró el 45% de la pérdida de firmas y el 69% de los puestos de trabajo. Siete de cada diez. Un porcentaje, en este último caso, al que habría que añadir el número de trabajadores que aún están incluidos en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), sobre todo en la actividad de la hostelería.

El ocio nocturno

En las últimas semanas, habría que sumar los del sector del ocio nocturno, al que las medidas de cierre temporal decretadas por la Generalitat para frenar los contagios le ha llevado recurrir a los ERTE por rebrote y a salir a la calle para protestar por las restricciones. Mar Valera advierte de que los establecimientos que han decidido cerrar sus puertas, «porque el verano no ha funcionado, son empresas y empleos que no se recuperan». Al igual que el comercio, teme la llegada del invierno. «Quienes no han trabajado en verano lo pasarán mal. Hay mucha incertidumbre y nos da miedo cómo se plantea la campaña de Navidad», reconoce Valera. 

Javier Galdeano, presidente de la Asociación del Ocio Nocturno de Alicante (Alroa), informa de que, además de los ERTE, «existen muchas consultas empresariales a sus asesores sobre los procesos concursales. Si no hay ayudas de la Administración en los próximos meses, habrá más concursos de acreedores», pronostica Galdeano.

Por su parte, el presidente de la patronal CEV en Alicante, Perfecto Palacio, también cree que, «desgraciadamente, el cierre de empresas crecerá, porque el Gobierno no ha tomado las medidas adecuadas». Palacio opina que la fórmula de los ERTE «ha resultado insuficiente. Las empresas necesitan un apoyo más decidido», subraya. Y pone sobre el tapete que en noviembre se cumplen las moratorias que concedió el Ejecutivo sobre los pagos a la Seguridad Social. «Y, si esto no cambia, habrá más concursos y ERE», añade Palacio.

Aunque con una incidencia menor que otros sectores, la industria ha sufrido la falta de suministros y se encuentra aún al 60% de su capacidad productiva. Según Luis Rodríguez, secretario general de la patronal metalúrgica Fempa, el Gobierno debe hacer «propuestas más realistas, tanto en la prórroga de los ERTE como en la del periodo de carencia de los préstamos ICO que hay que devolver», explica. La construcción también ha sufrido menos, «pero los proyectos en marcha se están terminando y en otoño se ralentizará la obra nueva. Y eso significará más paro», advierte Antonio Fernández, presidente de la Asociación de Promotores de Vivienda de Alicante (Provia).