P El objetivo prioritario cuando acabó el estado de alarma en mayo era salvar los muebles en el sector turístico, y así lo manifestó. Sin embargo, al final, parece que ni eso…

R El diagnóstico definitivo no lo tenemos. Ya contaremos los restos del naufragio, pero es evidente que recompondremos la nave y seguiremos navegando. No hay una crisis del modelo turístico ni hacer turismo está en crisis, sino que es una crisis sanitaria que genera una onda expansiva de miedo que recorre el mundo. El sector también carga sobre sus espaldas con una acumulación de normativas restrictivas y coercitivas, y, por lo tanto, es muy difícil la situación. No obstante, cada vez que ha habido un poco de oxígeno, el turismo volvía a despertar, y había reservas. Ha habido ganas de hacer turismo, a pesar del maldito 20, y es una noticia muy valiosa. Tiempo tendremos de hacer una valoración. El año 2020 no ha acabado, y es verdad que el sector está tocado, pero no hundido, aunque en estos momentos estamos en una situación delicada. 

P ¿Damos por perdida también ya la campaña de Navidad?

R Desgraciadamente, una de las cosas que este maldito 20 está provocando es la imposibilidad de planificar a medio plazo e incluso a corto plazo. Del largo plazo ya ni hablo. Todo es el cortísimo plazo, y al compás de las noticias sanitarias. ¿Qué pasará en Navidad? Es muy difícil saberlo. Es cierto que la resiliencia en estos momentos consiste en la capacidad de montar y desmontar estrategias, y barajar diversos escenarios con una agilidad desconocida antes. Se ha puesto en marcha un concepto que ya lo explica todo: las reservas de ultimísima hora. En esa lógica estamos. Por tanto, no damos por perdida la Navidad. Tenemos que convivir con el virus, y viajar no es el problema. El problema es viajar enfermo, contagiado o desconociendo cómo estás. El problema es no testarte. La economía debe convivir con el virus mientras llega la vacuna.

P Y, con la perspectiva que dan estos seis meses, ¿qué ha fallado?

R El sector no ha fallado. ¿Qué ha fallado? Es pronto para hacer valoraciones contundentes, pero se adivina, y lo digo porque estamos a tiempo de virar, que las administraciones públicas deben aportar en este «mientras tanto» más soluciones para que resista el tejido productivo. Estimular la demanda es complicado. Ahí no estaría el foco de lo que ha fallado. El foco estaría en que, cuando un sector económico está temblando, tienes que darle una manta, tienes que ayudarlo a que sobreviva, a que pase la vía dolorosa, y enfatizo lo del dolor, por lo que supone no ingresar, no hacer caja, tener que devolver préstamos. 

P Y, en este caso, ¿cómo sería esa manta que necesita el turismo?

R Hay medidas económicas, financieras, laborales. Los ERTE se tienen que seguir prolongando hasta que haga falta. Es una fórmula de protección para la empresa y para los trabajadores. También se tiene que revisar la letra pequeña de los préstamos ICO, se tiene que hacer un enorme esfuerzo administrativo por interpretar y por comprender este sector, que lo hizo todo a pulmón, pero ahora que vienen mal dadas requiere el mismo tratamiento que han tenido otros, que han tenido el automóvil, la minería, la agricultura. La leyenda negra que planea sobre el turismo deberíamos superarla, y entender que es un sector estratégico que ahora necesita más ritmo y recursos por parte de los poderes.

Francesc Colomer David Revenga

P «Que Reino Unido exija cuarentena nos favorece», decía Fernando Simón; Mónica Oltra pidió un cambio modelo productivo, e incluso el ministro Alberto Garzón cargó contra el turismo. No parece que los políticos estén por la labor..

R Fernando Simón es una persona que lleva muchos meses en primera línea de fuego y creo que ese día se equivocó, y las otras dos personas seguramente tuvieron un mal día. El problema es mucho más profundo. Si el problema sólo fuera persuadir a dos o tres personas... El problema es la percepción que se tiene del sector turístico, y ahí tenemos que reivindicar y escuchar mejor los argumentos solventes que tiene el sector, para demostrar su relevancia, su capacidad de innovación, su capacidad de liderazgo y de ejercer de motor, de renovación y de transformación social. El turismo no nos ubica en un círculo vicioso, sino en un círculo virtuoso. Si al final en esta pandemia ganan a nivel intelectual aquellos que piensan que hay que cambiar el modelo productivo y reindustrializarnos porque somos muy dependientes del turismo y si cae nos va mal, sería una derrota terrible, porque es una teoría falaz, perversa, errónea, y bajo ningún concepto lo podemos permitir.Al contrario, el turismo tiene que consolidar su posición, ocupa la parte del PIB que ocupa, y de lo que se trata es de cualificar más esa parte y de dignificar la relevancia de esta aportación.

P De momento, vamos a cierres temporales de hoteles. Sin embargo, ¿puede haber cierres definitivos?

R El cierre definitivo de hoteles es el peor fantasma que planea sobre nuestras cabezas. Esperemos que no. De momento, con los ERTE y con planes como el «Benidorm Island», con la carrera por conseguir la vacuna... Este maldito 2020 es un año de resistir y llegar vivos, y que evolucionen los ERTE en ERE sería nuestra peor pesadilla. Por eso, hay que hacer todo lo posible, y, por eso, los ERTE tienen que cronificarse mientras haga falta, porque es un escudo de protección laboral.

P Al hilo de los ERTE, ¿por qué no acaba de implantarse una prórroga hasta que se dé por controlada la pandemia?

R Sea como sea, van llegando prórrogas. Es cierto que encajaría mejor la seguridad de establecer un horizonte mayor, de seis meses, hasta Pascua. No estoy en la piel de los que toman esas decisiones, y supongo que tienen que ponderar recursos económicos y la evolución de la pandemia, porque la situación no ha ido todo lo bien que esperábamos en términos sanitarios. La realidad sanitaria marca el guion hasta de la Administración laboral, aunque, a trancas y barrancas, van saliendo, pero no esperamos otra cosa que sensibilidad. 

P El principal mercado de la Costa Blanca y de Benidorm es Reino Unido. Con la situación sanitaria, el Brexit y los pasos que está dando Boris Johnson, ¿es recuperable?

R Sí que es recuperable, porque hay un puente muy sólido que nos permite ser optimistas, y es el afecto. El mercado británico adora Benidorm y la Costa Blanca. El turismo es una industria que descansa en la empatía, en la capacidad de seducción, en un vínculo emocional, y ya no sólo con los británicos. Que en Fuenlabrada se organicen viajes para mayores a Benidorm es como cuando nace una flor en medio del asfalto. Se desploma el Imserso, y espontáneamente la gente organiza un Imserso alternativo. Eso es un aval de futuro y una bocanada de esperanza, y con el turismo británico sucederá lo mismo. A pesar del Brexit, de Johnson y de las cuarentenas, nos seguirán buscando. Ahora, también tenemos que buscar otros mercados.

P Una de las principales reivindicaciones pasa por levantar las restricciones que han impuesto varios países a España como destino turístico. ¿Qué capacidad de maniobra tiene el Consell en ese sentido?

R Tenemos la capacidad de ejercer una reivindicación argumentada al Gobierno de España, que tiene la tarea competencial diplomática de representarnos, y en eso estamos. Tengo una relación permanente con el secretario de Estado, que lleva un mes y algo, y que el primer viaje que hizo fue a Benidorm. Es constante ese ejercicio de pedagogía, pero también es verdad que éste es el gran fracaso de Europa. Europa no ha coordinado la realidad sanitaria de la movilidad durante estos meses, y, en cambio, parece que hemos logrado un gran acuerdo económico de reconstrucción. No ya Johnson, que va por libre y ya tiene pie y medio fuera, tomó una decisión tan arbitraria y controvertida. Hay muchos países que han tomado decisiones similares. Desde el punto de vista de la coordinación, hay una falta de liderazgo absoluta de Europa, porque no hay unos criterios homologables, sanitariamente hablando. Por lo tanto, se trata de que nuestra diplomacia ejerza y encuentre unas alianzas que son imprescindibles.

P Sin embargo, da la sensación de que Canarias y Baleares han tenido un trato de favor respecto a territorios como la Comunidad Valenciana. ¿Nos ha faltado influencia?

R No, la cuestión no es el Gobierno de España y no es que no tengamos influencia, la cuestión es que los británicos dan estas consignas gubernamentales. Con Portugal han hecho lo mismo, y sólo las Azores son para ellos destino. ¿Por qué? Porque tienen esa mirada superficial de la insularidad como un reducto seguro. El proyecto «Benidorm Island» es la demostración de que no nos conformamos, que estamos en contra, y de que tenemos argumentos para darle la vuelta. No es casualidad que «Benidorm Island» se llame así. Lo que viene a expresar este proyecto dirigido a las autoridades británicas es que los turistas de Reino Unido, cuando llegan a Benidorm, se comportan como si estuvieran en una isla, y el patrón de movilidad y de comportamiento no presenta dudas, porque no hay dispersión. 

P Ya, pero, por ejemplo, el primer corredor turístico seguro se abrió con Baleares...

R Sí, pero regía el mismo error de que a la Península, cero, pese a que a la anterior secretaria de Estado le presentamos un informe con datos epidemiológicos, de incidencia acumulada, que en la Comunidad, la Costa Blanca y Benidorm era inferior a Reino Unido, Austria, Luxemburgo, Turquía... Todo eso lo hemos demostrado siempre que ha salido la cuestión de Baleares y Canarias, y el «Benidorm Island» es otro estudio mejor armado que defiende lo mismo: que esto funciona como una isla, si se entiende isla como un reducto seguro.

P El Consell ha propuesto «bonos turísticos» para dinamizar el consumo. ¿En qué medida puede ayudar a paliar el desastre?

R Ya lo tenemos articulado para este tramo final de año, si no encontramos trabas administrativas. Tenemos los recursos desde Turisme Comunitat Valenciana, hay un acuerdo aprobado por unanimidad en las Cortes y tenemos el tema armado. Va a ser una primera experiencia piloto para que tal vez durante todo 2021, que va a ser un año de transición hasta que el mercado recupere sus pautas, se pueda aplicar. Mientras no se recuperen las pautas, tenemos que cronificar el estímulo de la demanda. Por lo tanto, estaría muy bien que perdure hasta que haga falta. Además, me habría gustado que se hubieran tenido reflejos suficientes para redireccionar el Imserso para todos los públicos, o para un público de parejas o familias, y se trasladó al Ministerio. Esta pandemia nos ha enseñado que vivimos en un cuerpo de piedra administrativamente hablando, porque sí que habrá razones jurídico-administrativas para decir que no se podía hacer, pero, si todos esos millones regresan a Hacienda y no van al sector, es un fracaso.

P Y, más allá de esos bonos, ¿qué se va a hacer desde el Consell?

R Hemos formulado una petición a Hacienda para enfocar el presupuesto de 2021 más allá de lo que es la partida de turismo. Entendemos que es un tema estratégico tan importante que debería contemplarse un verdadero plan de rescate. Un plan de rescate del sector con ayudas directas en lo que va a ser un año de recuperación paulatina, pero de transición, y en el que necesitaremos todavía el aliento público. Sobre todo porque invertir ahora en clave de preservar el tejido económico turístico no es un gasto, es una inversión inteligente y eficiente, porque pasado mañana, de lo contrario, habrá que invertir mucho más en políticas sociales. Además, la recaudación de impuestos que vienen del turismo y que ingresan en las arcas de la Comunidad rondaba los 3.500 millones al año, según las últimas referencias. Son elementos, por tanto, que deben ayudar a una reflexión para abordar realmente lo que es un plan de rescate, que es lo que toca y que, obviamente, trasciende al departamento. El presupuesto de 2021 tiene que ser en clave de salvar tejido empresarial, con ayudas directas a las empresas, y para transformación digital.

P La hostelería también está en pie de guerra, y han sido varias las protestas que han protagonizado en las últimas semanas...

R La hostelería es una pieza clave en el modelo turístico. Ahora, lo único que puedo decir es que no me ha parecido adecuado abusar de la idea, que ha sido alimentada desde muchos ámbitos, de focalizar en el ocio nocturno los problemas de los rebrotes. No es justo. El ocio reglado, profesional, se protocolizó enseguida, y los festivales se han autoinmolado para protegernos a todos este verano. Por tanto, focalizar el problema en el ocio nocturno es un error de percepción, cuando, además, es el último dique de contención que tenemos contra el botellón descontrolado. Otra cosa es que se cierre aquello que se hace mal. Y vuelvo a la hostelería pura y dura: sucede lo mismo. 

P ¿Y por qué se ha decretado el cierre?

R Doctores tiene la Iglesia, y disciplina a la hora de acatar las determinaciones de la Administración sanitaria. Ahora, el sector está en alerta, en estado crítico, pero ha cumplido. El ocio cerró incluso antes de que se decretara el estado de alarma. Cuando ha sido necesario dar un paso y sacrificarse, el sector lo ha hecho, pero donde se ha cerrado el ocio tampoco mejoran las cifras. Desde el respeto, sólo pido que se examinen bien las medidas, y que no paguen justos por pecadores.

María José Salvador y Francesc Colomer, hace unas semanas en Benidorm.

Benidorm hasta para sus vacaciones

Lo normal cuando se está de vacaciones es tratar de desconectar, lo que implica tomar distancia de lo que es el día a día durante el resto del año. Sin embargo, Francesc Colomer es de los que ha acabado haciendo todo lo contrario. Hasta el punto de que, para los tres días que se tomó de descanso en agosto, eligió Benidorm, municipio que raro es la semana que no visita, aunque también estuvo en Altea y Guadalest. No en vano, como ya ha repetido en no pocas ocasiones, se define como «BeniLover». De aquellos días de vacaciones, aún recuerda que le impactó la imagen que presentaba la capital de la Costa Blanca, totalmente inédita a lo que era habitual hasta hace apenas seis meses, pero le tranquilizó que se mantenían las «constantes vitales» y la apuesta por la seguridad, como subraya. Alcalde de Benicàssim hasta en tres etapas diferentes, e incluso presidente de las Cortes de forma transitoria, durante poco más de dos semanas en 2015, coincidiendo con el traspaso de gobierno del PP al Botànic, admite que la pandemia no le está poniendo las cosas fáciles en esta segunda legislatura como secretario autonómico de Turismo. Aún así es de los que se reconoce en las dificultades. Por eso, defiende que, «cuando todo va bien, las cosas no tienen mérito, pero ahora tenemos la posibilidad de aportar y sumar en un sector como el turismo, donde lo importante es la victoria de equipo».

Francesc Colomer David Revenga

«En 2022 estaremos en disposición de competir»

P Ha repetido en varias ocasiones que el «free covid» no existe. Ante eso, ¿cómo se lucha contra el miedo?

R La lucha contra el miedo es muy importante, pero ahí sí que no hay ni recetas ni vacunas. Además, es complicado, porque hay un fuego cruzado constante de noticias que nos perjudican muchísimo, y la falta de unidad de este país también nos hace mucho daño. De hecho, éste debería ser un tiempo de cierre de filas, porque está en juego la imagen de nuestro país. Luego, por otro lado, la vacuna será un punto de inflexión, de esperanza, una bocanada de aire. Entonces, debemos recuperar una narrativa optimista de la vida, teniendo en cuenta que habrá que convivir con el virus. 

P ¿En qué medida puede acabar deteriorada la marca Benidorm y la marca Costa Blanca por la pandemia?

R Soy un firme convencido de que la marca Benidorm y la marca Costa Blanca saldrán reforzadas, especialmente, Benidorm, porque podrá demostrar, y lo está demostrando y ejemplificando con acciones concretas, un celo extraordinario con los protocolos de seguridad, y porque en los peores momentos de la pandemia siguió construyendo reputación de marca, que hoy eso pasa por enfatizar el atributo seguridad. Esto será estudiado el día de mañana como un ejercicio de mucho mérito, por todo lo que está implementando en la gestión de las playas y todas las medidas que ha tomado contra viento y marea. Por tanto, esta situación no sólo no perjudicará, sino que fidelizará.

P ¿Cuándo regresará la normalidad al turismo?

R Dependemos de la cuestión sanitaria, pero, con todas las cautelas, entendemos que 2021 será un año de transición progresiva y en 2022 estaremos en disposición de competir con nuestras mejores galas si las clases medias, que son el motor del turismo, y hablo de nuestros principales mercados emisores, se muestran vigorosas y mantienen la capacidad de gasto, porque la pandemia lleva aparejada una crisis económica que también puede perjudicar al turismo. El turismo es un estado de ánimo, y el miedo lo neutraliza, pero también es importante la capacidad de gasto, y que las clases medias no se desmoronen. Si eso no sucede, en 2022 estaremos en disposición de competir.

P ¿Y cómo será el turismo poscovid?

R El turismo será necesario. Después de este mazazo que nos ha demostrado que somos muy frágiles, que debemos hacer una enorme cura de humildad, no sé qué pasará, porque tenemos mucha capacidad de olvido, pero, sea como sea, viajar va a ser la respuesta a la búsqueda de la felicidad, de la calidad de vida, de la desconexión. No obstante, será un turismo que deberá incorporar tanto en la oferta como en la decisión de la demanda el factor seguridad. Todo lo que estamos aprendiendo, y más que vamos a aprender, tendremos que interiorizarlo e implementarlo en nuestro modelo. El concepto de seguridad jugará un papel importante en el turismo poscovid.