Al igual que los expertos sanitarios trabajan en la obtención de una vacuna para acabar con el coronavirus, la economía busca la suya propia para combatir el miedo que atenaza a la población y que evita que el consumo se recupere a un ritmo más elevado. Ese es uno de los factores principales que están impidiendo que la actividad remonte el vuelo en una provincia, como es la alicantina, en la que, además, la incipiente recuperación que presenta la industria tras los meses más duros de la pandemia no está logrando compensar el desplome del turismo, sector que representa casi un tercio del PIB. La incertidumbre por los rebrotes tampoco ayuda.

Ya lo vaticinaban los economistas cuando irrumpió la crisis sanitaria. El peso del turismo y de las exportaciones iba a convertir a la provincia de Alicante en una de las zonas que más podían perder con la pandemia, y lo cierto es que la realidad no ha hecho más que confirmar estos presagios. Superados los meses duros del confinamiento, sectores como la industria o la construcción han caminado, aunque con dificultades, por la senda de la recuperación. No ha sucedido lo mismo, sin embargo, con el turismo, un sector que por sí solo representa el 18% de la riqueza que se genera en la provincia, pero al que, si se le suman otros que dependen en gran parte del mismo, como la hostelería, el comercio o el transporte, por citar sólo algunos, llega a suponer un tercio de todo el PIB.

El impacto de la crisis sanitaria está siendo más que evidente sobre todos los indicadores económicos. Pese a que, como queda dicho, se supone que ya ha pasado lo peor, en estos momentos hay 178.408 parados en la provincia, lo que supone 34.133 más que hace justo un año. La tasa de desempleados ha pasado del 14,7% del ejercicio anterior al 18,4% actual, mientras que el número de empresas se ha reducido en 2.328, para quedar situada la cifra total en 57.707.

Y todo ello, cabe insistir, con el turismo como principal damnificado. Según señala la secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, Nuria Montes, el principal problema al que se ha tenido que enfrentar el sector es la caída en picado de la llegada de extranjeros. «No es un año comparable a nada. Desde marzo hemos visto cómo se nos cambiaban las cartas a mitad de la partida y hemos tenido que sobrevivir con el mercado nacional, pero con el 30% de la planta hotelera cerrada por falta de demanda». El objetivo ahora pasa por recuperar actividad en un entorno seguro. «Hemos demostrado que podemos ofrecer seguridad a nuestros clientes, y de lo que se trata es de recuperar la movilidad internacional realizando test tanto a la salida como a la llegada de los vuelos».

Otro sector que lo está pasando mal es el del comercio. El secretario general de la federación provincial, Francisco Rovira, señala que, «tras la reactivación registrada después del confinamiento, nos hemos encontrado con que la poca afluencia de turistas internacionales o la suspensión de bodas y comuniones ha lastrado mucho las ventas. Lo peor es la incertidumbre de cara al futuro».

La industria, por su parte, registra una incipiente recuperación, con sectores que funcionan mejor que otros. Entre los primeros cabe hacer referencia al juguete. El presidente de la patronal nacional, José Antonio Pastor, destaca que, «si no hay nuevos cierres de actividad, al final podría ser una buena campaña. De hecho, el confinamiento nos ha venido bien en cierta forma, porque la gente ha aprendido el valor del juguete y la importancia de jugar». También el textil ha sabido adaptarse a la nueva realidad, hasta el punto que numerosas empresas han reorientado su actividad hacia el sector sanitario para atender las necesidades de prendas sanitarias y mascarillas. El presidente de la patronal valenciana, Pepe Serna, subraya que «hay productos como la ropa que se han resentido, pero otros relacionados con el hogar y las prendas sanitarias están funcionando bien. Las empresas ha realizado un gran esfuerzo técnico y económico para reconvertirse».

El secretario general del metal (Fempa), Luis Rodríguez, señala que a su sector no le ha ido tan bien. «Nos hemos ido recuperando del desastre del confinamiento y la falta de suministros, pero en estos momentos tenemos unos indicadores que se sitúan 11 puntos por debajo de los del año pasado, 37 en lo que respecta a la cartera de pedidos». También es delicada la situación en el calzado, . La presidenta de Avecal, Marián Cano, señala que «los sectores relacionados con la moda se resienten mucho y las exportaciones han caído un 30%. Con todo, esperamos que los mercados internacionales vayan mejorando de forma paulatina, antes que en España».

El sector que mejor ha mantenido la actividad es el de la construcción, como así lo señala Antonio Fernández, presidente de los promotores de vivienda (Provia). «Las obras en marcha prácticamente están vendidas. El problema va a venir ahora con las nuevas promociones, por culpa de las restricciones de movilidad, porque vendemos mucho a los extranjeros, y también por las complejidades administrativas».

¿Y qué es lo que opinan los expertos? Antonio Escudero, catedrático emérito de la Universidad de Alicante (UA), señala que las previsiones a corto plazo de la economía alicantina son malas. «Gran parte de la riqueza de la provincia se basa en el turismo y en las exportaciones de nuestra industria, y contra la llegada de turistas del extranjero y el aumento de las exportaciones de manufacturas juega la epidemia, porque mientras dure no vendrán turistas y la crisis económica en los países que compran nuestros productos industriales mantendrá baja su demanda».

La profesora de Análisis Económico Aplicado de la UA Adelaida Lillo centra su análisis en el turismo y destaca que la caída de turistas extranjeros y sus pernoctaciones ha sido en el segundo trimestre del 99,2%. Para ayudar a la subsistencia de las empresas turísticas de la provincia, Lillo apoya la propuesta de generar un corredor de turismo seguro para los británicos, adoptar medidas fiscales para el sector y rentabilizar los 3.362 millones de euros anunciados en el plan nacional de turismo.

Mientras, la catedrática de Economía Aplicada de la propia UA Paloma Taltavull señala que «estamos en una situación excepcional que no sabemos cuánto va a durar. Por tanto, vamos a seguir manteniendo unos niveles de actividad bajos, pero sin ir al cierre. Seguiremos creciendo despacio y habrá que hacer lo posible por evitar la clausura de empresas, porque una vez sucede eso es muy difícil volverlas a abrir».

La también catedrática de Análisis Económico Carmen Herrero incide en el problema del miedo: «La gente no se mueve y por eso el turismo no funciona. Además, cuando a uno se le pone encima un estigma a nivel internacional, los clientes pueden marcharse a otros sitios. La industria se recuperará antes, porque el tráfico de mercancías sí se está reactivando. Con todo, puede ser ésta una buena oportunidad para cambiar la estructura productiva con la ayuda de Distrito Digital, y también para reorientar el turismo hacia un cliente de más calidad», enuncia.

Tampoco son demasiado optimistas desde las organizaciones empresariales. El presidente del Instituto de Estudios Económicos (Ineca), Rafael Ballester, señala que «estamos en medio de la tormenta y todavía hay muchas incertidumbres para unos sectores que han quedado muy tocados. Será importante que se amplíen los ERTE en medio de un panorama en el que las empresas que están más internacionalizadas tendrán más capacidad para hacer frente a la situación».

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En este contexto, el empresariado reclama el apoyo de las administraciones. Maite Antón, presidenta de la Asociación de la Empresa Familiar (Aefa), destaca que el 92% de las compañías de la provincia de Alicante son familiares, y que «hay que fomentar el crecimiento de las firmas para poder afrontar con mayor garantía crisis como estas. Mantener el empleo es fundamental, y para ello hay que eliminar trabas burocráticas y disminuir la fiscalidad». Algo similar reclama Perfecto Palacio, presidente de CEV Alicante, que, tras señalar que «la composición sectorial de nuestra economía regional ha ocasionado un impacto más severo que la media nacional», añade que «el mero anuncio de una reversión de la reforma laboral o de subidas de impuestos no va a incentivar iniciativas de inversión o la generación de empleo».

Con todo, vale la pena al final quedarse con el mensaje optimista del presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Juan Riera, quien señala que, «en cuanto se acabe con el virus, la sociedad se lanzará al consumo y a resarcirse del confinamiento y saldremos de la crisis. Pero para llegar a ello hace falta sobrevivir con esfuerzo y trabajo y poniendo los cimientos de un futuro en el que confío». 