Recuerdan aquella maravillosa final de la Copa de Europa del año 1999 en el Camp Nou? Fue disputada entre el Bayer de Munich y el Manchester United. El resultado al finalizar los noventa minutos reglamentarios era de 1-0 a favor del Bayer. Sin embargo, en el tiempo de descuento y gracias a la confianza en sus propias posibilidades, el Manchester United consiguió el empate y, poco después, el gol de la victoria, obra del delantero Solskjaer, solo comparable a aquel cabezazo y gol de Mateo, con 9 años y mi hijo, con el Gimnastic frente al Elche hace dos temporadas.

Pues bien, haciendo un paralelismo (disculpen la hipérbole), en octubre de 2020 los empresarios hemos entrado en el tiempo de descuento. Time out para los anglosajones. Me explico. Desde inicios de 2020 la covid-19 provocó una crisis sanitaria a nivel mundial. Hasta el punto de que en España se produjo un confinamiento casi total de la población y la economía se paralizó (solo en tiempos de guerra y en la crisis del 29 del siglo pasado hay paralelismos). Pues bien, tras dicha situación, ya en junio se instauró una cierta normalidad, rota por el rebrote de agosto que se ha hecho evidente y más grave durante el pasado mes de septiembre.

En términos económicos, durante el segundo trimestre de 2020 el PIB español se redujo casi un 18% y en el tercer trimestre se ha producido un rebote técnico (causado por la bajada brutal anterior). Sin embargo, la situación actual ha llevado a muchos operadores económicos a creer que podemos entrar en una nueva caída del PIB en España en el cuarto trimestre. Se produciría de esta forma una clara v doble (W) en nuestra economía. Esta previsión de bajada del PIB a final de año no era previsible en los meses de junio y julio pasados.

Hace unas semanas, Albert Guivernau, profesor de Economía de la Universitat Abat Oliba CEU, analizaba el volumen de compras de deuda soberana por parte del Banco Central Europeo. Así, señalaba que en el mes de junio la compra de «deuda española supuso un 21.5% del total de deuda comprada por el BCE durante ese mes, cuando a España le correspondería por reparto un 11.9%. De lo que se deduce que el BCE está actuando sobre la deuda española mucho más de lo que correspondería». Es decir, la deuda pública española está dopada por el BCE.

Para hacernos también una idea del impacto a nivel mundial, Bill Gates (Microsoft) en el lanzamiento de los datos anuales de Goalkeepers (estudia el progreso mundial en relación con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU) ha indicado que se está produciendo un retroceso en el desarrollo de 25 años. Ni más ni menos. Entienden que estamos a niveles del año 1995.

En esta situación cambiante, debemos pasar de la planificación y estrategia a ejecutar la misma. La acción es la palabra clave. Y lo es en general. Tengamos en cuenta que la posibilidad de ampliar la situación de ERTE motivados por la pandemia se ha alargado hasta enero de 2021. Por otro lado, los prestamos ICO concedidos se han de comenzar a devolver a partir de marzo-abril de 2021. Es decir, la inyección dineraria y el respiro que han supuesto ERTE y préstamos con aval parcial del Estado tienen un horizonte, un momento final. Y pese a que se producirán presiones para que se alargue una y otra situación, entiendo que no será posible. En un caso porque el Estado se está «secando» en cuanto a su posibilidad de inyectar liquidez a través de los ERTE . Y por lo que se refiere a los préstamos concedidos, están basados en relaciones contractuales privadas (bancos y empresas) y las entidades financieras exigirán el pago comprometido en el momento acordado.

Estamos, por tanto, a escasos meses del fin de la inyección de liquidez que el Estado, de forma acertada, ha generado y entramos en ese time out que obliga a actuar. Y aunque es aconsejable «jugar» a corto plazo y hacer planificaciones trimestrales (ante la cambiante situación), debemos tratar de poner en marcha un plan de negocio para el año 2021. Y es aquí donde el carácter, la intuición, el conocimiento, la experiencia y el talento de nuestras organizaciones deben desplegarse.

Tenemos a disposición de nuestras empresas herramientas de diverso tipo. Voy a dar unas pinceladas de diversas posibilidades ( hay muchas otras, por supuesto). Algunas afectan a aspectos financieros: posibilidad de buscar financiación alternativa en el sector privado; relacionados con el capital social de las compañías: dar entrada a nuevos socios que capitalicen nuestras empresas y sacrifiquemos participación a cambio de viabilidad; relacionadas con la plantilla: generar sistemas retributivos más flexibles donde parte del salario se convierta en variable, en función de la marcha de la empresa; decisiones de producto: teniendo en cuenta que en el año 2021 seguiremos con la pandemia muy presente hemos de pensar en pivotar sobre nuestro producto en cuanto a formato, contenido, etc y ajustarlo a la demanda actual; en cuanto a los costes: el teletrabajo ha venido para quedarse (Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, que regula el trabajo a distancia) y quizá podamos ajustar o recortar gastos concentrando nuestros puntos de venta o de trabajo, permitiendo teletrabajar a la plantilla de forma rotatoria, lo que genera menos necesidad de espacio y menos consumo de suministros.

No veo mejor forma de apelar a la inmediata acción que reproducir el «claim» que estamos usando en la Escuela de Negocios Fundesem en estos momentos: «Decide no pararte». A por ello. 