El principal proveedor de sen, tés e infusiones de Mercadona, Martínez y Cantó, logró incrementar más de un 7% su facturación el año pasado, gracias al tirón de las exportaciones, según revelan las cuentas oficiales que la compañía ha depositado en el Registro Mercantil. De esta forma, la noveldense sigue la estela de otros proveedores de los supermercados de Juan Roig, que tratan de rebajar su dependencia de la cadena valenciana potenciando sus envíos al exterior o diversificando su actividad, tras el cambio de política de suministros de la firma.

Como se recordará, la cadena ha pasado de buscar un solo fabricante para toda una misma gama de productos -al que denominaba interproveedor-, a contratar referencia a referencia a lo que ahora cataloga como proveedores «totalers», lo que ha llevado a muchos de ellos a abrirse a otros clientes.

Así, los balances reflejan que Martínez y Cantó ingresó en el último ejercicio 30,7 millones de euros, frente a los 28,7 del año anterior, en el que supone su segundo año consecutivo de crecimiento. Un aumento que, eso sí, se concentró casi en su totalidad en las ventas que realizó en el exterior y, más concretamente, en otros países de la Unión Europea, que sumaron 8,3 millones de euros, casi dos millones más que el año anterior, lo que supone un incremento del 30,9% en esta partida. En contraste, la facturación en el mercado nacional -donde fabrica para Mercadona y para algunos distribuidores especializados en el canal hostelero-, aunque aún supone el grueso de sus ventas, se mantuvo prácticamente estable en el entorno de los 22,1 millones de euros.

En este sentido, en la actualidad Martínez y Cantó tiene sus principales mercados externos en Francia, Bélgica, Portugal y Holanda, y trata de abrirse camino en otras áreas, como Asia o Latinoamérica, ya que su intención es apostar por este vía de crecimiento, según las fuentes de la mercantil consultadas. Gracias a este incremento la compañía pudo rebajar ligeramente su dependencia de Mercadona, que representó en 2019 el 56,21% de su cifra de negocio, frente al 59,16% de un año atrás, según sus propias cuentas.

Según explican desde la firma, los productos que más se venden son los tradicionales manzanilla, tila o menta poleo, aunque en los últimos años está aumentando la venta de infusiones de tipo funcional. Entre ellas, por ejemplo, el popular sen, una planta que favorece el tránsito intestinal y que cuenta con una notable aceptación en el mercado.

Menos ganacias

El incremento de facturación que anotó Martínez y Cantó el año pasado no se trasladó, sin embargo, a los resultados, que disminuyeron alrededor de un 12%, hasta los 2,3 millones de euros. Una menor rentabilidad que se explica, según recoge el propio informe de gestión de la compañía, por el «aumento de los costes de las materias primas», tanto por el lado de las plantas que se utilizan para hacer las infusiones, como por los materiales para su envasado. Igualmente, la firma también incrementó la partida de amortizaciones, por las inversiones realizadas en años anteriores en la mejora de sus instalaciones, y la de gastos de personal, por el aumento de la plantilla. La firma ocupó a una media de 146 trabajadores a lo largo del año pasado, once más que en 2018, de acuerdo con las mismas fuentes.

De cara a este 2020, la compañía confía en mantener aproximadamente las mismas cifras de producción del año pasado ya que, como le ha sucedido a muchos firmas del sector de la alimentación, el impacto del covid-19 ha sido menor que en otras actividades, como el turismo.

El origen de la compañía se remonta a 1970, cuando Francisco Martínez y José Cantó fundaron la firma, que está especializada en el envasado de infusiones para terceros. Actualmente ocupa unas instalaciones de 21.000 metros cuadrados, según su web.