Los promotores y las constructoras que empiecen a incorporar criterios de sostenibilidad en sus proyectos lo tendrán más fácil para obtener financiación y también para vender sus viviendas, ante las crecientes exigencias, tanto de los compradores como de las instituciones y reguladores. Así lo puso de relieve ayer el experto y colaborador de Naciones Unidas en esta materia Raúl García Rodríguez, durante su participación en el webinar organizado por la Cátedra de Transformación del Modelo Económico Valenciano de la Universidad de Alicante (UA), que dirige Paloma Taltavull.

En este sentido, García Rodríguez señaló que la aplicación de criterios de sostenibilidad genera un «incremento del valor» de los proyectos inmobiliarios. Por una parte, porque los inversores perciben que su riesgo es menor y que mejora su reputación, lo que les permite obtener financiación en mejores condiciones. Pero, además, si en el diseño de los mismos ya se tiene en cuenta que ocurrirá con los inmuebles tras su visa útil, y se prevé la posibilidad de extender su uso o de reciclar sus materiales, también supone extender el flujo de caja que se consigue durante más tiempo, es decir, que también aumenta el valor porque la rentabilidad a la larga será mayor.

De esta forma, el experto apuntó la tendencia ha utilizar elementos prefabricados en las construcciones, que permiten una posterior reutilización. También de estructuras metálicas o de elementos diferentes al hormigón, que se pueden reciclar más fácilmente y reducen el impacto ambiental.

Para García Rodríguez una de las claves en el avance de esta tendencia es la Ley de Información no Financiera, que cada vez obligará a un mayor número de empresas a informar en sus balances de sus riesgos medioambientales y qué hacer para combatirlos.