Trazar estrategias de negocio en el sector de la hostelería se torna cada vez más complicado por las dificultades epidemiológicas. El diagnóstico de los ocho últimos meses es duro, y el panorama de incertidumbre a medio plazo, desalentador. Las nuevas restricciones impuestas a la actividad de hoteles, restaurantes y bares en ciudades como Elche u Orihuela para tratar de frenar la creciente ola de contagios de covid y el toque de queda nocturno que, probablemente, adelantará el horario de cierre de los locales en toda la provincia desbarata cualquier plan de recuperación. Hay autónomos y empresarios que ya han bajado la persiana de forma indefinida por la imposibilidad de cuadrar las cuentas y buena parte de los que resisten lo hacen con una facturación que se desploma y, con frecuencia, compromete su continuidad. El severo impacto que la crisis del coronavirus está generando en el sector servicios es indiscutible, pero sus consecuencias no acaban ahí. Arrastran consigo a numerosas víctimas colaterales, con caídas de las ventas de hasta el 40%. Son las firmas que nutren de productos, bienes y servicios al motor turístico de la provincia, esas que posibilitan que el café y la cerveza llegue a los bares, que las sábanas luzcan impecables en los alojamientos hoteleros o que se organicen conciertos y espectáculos en pubs y discotecas del territorio alicantino.

Un trabajador transporta cerveza en los almacenes de la empresa Codile, en Alicante. pilar cortés

Poner cifras que cuantifiquen la pérdida de valor de la cadena de suministro que nutre al canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) es muy complicado en una provincia en la que el turismo es el gran sector estratégico, aunque el presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana en Alicante, Perfecto Palacio, asevera que el bloqueo de la actividad afecta al menos al 50% del PIB. «Los negocios están absolutamente en el aire y no puedes planificar nada si no sabes si de hoy para mañana van a cerrar tu negocio o aprobar restricciones. Lo peor de toda esta pandemia es la incertidumbre, que es el enemigo número uno de las empresas, ya que no te permite planificar». El sector de la hostelería, prosigue, funciona a través de un engranaje que integra a cientos de empresas y genera miles de puestos de trabajo indirectos. «Si sigue habiendo restricciones al aforo de los locales, se reduce la capacidad de acoger clientes, se vende menos y se necesitan menos suministros, por lo que afecta a las empresas de distribución de alimentación y bebidas y a las que están especializadas en logística, entre muchas otras. La caída de consumo afecta una parte enorme de los sectores productivos de la provincia», subraya. Palacio vaticina que «se avecina un final de año muy difícil» y, o los datos mejoran, o «habrá una escabechina muy importante y cerrarán un montón de empresas».

La asfixia económica a la que se ven abocados especialmente los hosteleros que cuentan con locales pequeños y pocas mesas por la necesidad de garantizar la distancia social y, sobre todo, los que carecen de terraza, se nota ya en negocios como Exposervi, especializado en suministros y donde la venta de electrodomésticos de segunda mano ha crecido hasta un 20%, según explica el propietario, Rafael Esquembre. Son planchas, cocinas, freidoras, hornos o campanas extractoras de locales que han colgado el cartel de cerrado. «Hay gente que quiere cerrar y nos pide que le hagamos una oferta. Llevamos 30 años en este mercado y nuestra filosofía de empresa incluye la recuperación de maquinaria usada para su reventa. Estamos recogiendo maquinaria de gente que ha montado su negocio hace muy poco, ocho o diez años, y sigue teniendo vida útil. Nosotros las limpiamos, reparamos y vendemos siempre con garantía».

Un cliente compra productos en el punto de venta para mayoristas Dialsur de Elche, operado por Musgrave. antonio amorós

La Asociación de Empresas de Distribución de Bebidas y Alimentación de la Comunidad Valenciana, que representa a más de 200 firmas, estima que la facturación de este segmento empresarial se ha reducido de forma global un 40% en el acumulado de 2020. La mercantil alicantina Codile, dedicada a la comercialización, distribución y transporte de primeras marcas de bebidas y alimentación para la hostelería y restauración, cifra en un 25% la reducción del volumen de negocio en lo que va de año, incluyendo el periodo de confinamiento en el que se frenó en seco la actividad. La venta de su cerveza, Estrella Galicia, suponía hasta ahora el 50% de la facturación total. El frenazo de la hostelería ha reducido los ingresos, pero el cambio de escenario ha motivado a su vez un aumento de gastos.

Logística

«Los costes de distribución se incrementan. La situación afecta a la solvencia de nuestros clientes y hacen pedidos más pequeños y en mayor número, por lo que el reparto se encarece», subraya el director comercial, Pedro Riquelme. El propietario de la firma, Ramón Bonmatí, destaca que el descenso de ventas no es uniforme en la provincia y mientras en el centro histórico de la capital la caída ha llegado hasta el 60%, apenas se ha notado en zonas como San Juan o El Campello. Indica, igualmente, que el pasado fin de semana se produjo un hecho curioso. Con las restricciones especiales a la hostelería ilicitana para intentar frenar los contagios, se registró un trasvase de consumidores desde Elche hasta Alicante. Aunque el 95% de la actividad de esta empresa se focaliza en el canal Horeca, la dirección se centra ahora en introducir nuevas categorías de suministro en el sector de la alimentación para abrir nuevas vías de negocio.

También la empresa Musgrave España ha experimentado una caída en el porcentaje de ventas de su línea mayorista, que cuenta con 19 centros Cash & Carry Dialsur, su línea de negocio dirigida a profesionales de la hostelería y alimentación con secciones como carnicería, congelados, platos preparados o bodega. En el acumulado de lo que va de año, el descenso de volumen de negocio se cifra en un 27%, según detalla Pablo García de Ceca, director de ventas de la línea mayorista. Destaca, asimimo, que el cierre total del ocio nocturno afecta más allá de la desaparición de las ventas. También influye en la relación con los proveedores. «Intentan ajustar las negociaciones y antes, habiendo más movimiento, había más promociones», y eso es algo que, explica, acaba afectando a los precios y las cifras de negocio. «La incertidumbre es tal que es muy difícil hacer perspectivas a medio plazo. Si antes hacíamos dos revisiones anuales de estimaciones de venta y resultados, ahora lo hacemos todos los meses», prosigue.

Lavandería del centro especial de empleo Doble Amor de Benidorm. d. revenga

Musgrave tiene diversificada su línea de negocio e igual que surte al canal Horeca lo hace también a supermercados y comercios de proximidad, así como a consumidores directos a través de Dialprix. Son sectores que han registrado un crecimiento del 25% en lo que va de año al incrementar el consumo de las economías familiares y eso es algo que ha ayudado a paliar el decenso ligado a bares y restaurantes.

El parón de la actividad hostelera afecta a grandes distribuidores de la provincia y también a emprendedores que trabajan con una menor cuota de mercado. Es el caso de Cervezas Postiguet, elaboradas por alicantinos de forma artesanal e innovadora. Sara Calatayud es la responsable del negocio que ha visto cómo la pandemia se llevaba por delante un 40% de la producción y venta. En esta empresa, el 80% de la cerveza se comercializa directamente en el canal Horeca y el 20% restante se distribuye en supermercados. «La venta directa se ha visto afectada porque muchos de nuestros clientes no han abierto y los que abrieron en verano estaban terminando el stock que tenían acumulado antes del confinamiento», indica Calatayud. También esta firma ha detectado variaciones en el comportamiento de los clientes, principalmente bares, restaurantes y hoteles, además de supermercados, que ahora «compran lo mínimo», probablemente por miedo a nuevas restricciones.

La caída de actividad de los negocios de hostelería ha provocado, en paralelo, una disminución de ventas de otro de los productos que más se consumen en los locales, el café. La empresa alicantina Café Jurado opera en diferentes canales, pero centra en la hostelería su principal nicho de negocio, pues representa un 65% del total de las ventas de la compañía, según detalla a este diario el director comercial, Javier Cermeño. El resto supone venta directa al consumidor a través supermercados y también de forma directa online. Cermeño expone que, también en este sector, y como resultado del cambio de hábitos sociales, ha habido un desplazamiento de la demanda del consumidor final de la hostelería al hogar, aunque ese hecho no palía la reducción de beneficios, puesto que el rendimiento económico que se obtiene es inferior. «Aunque las ventas en el sector de la alimentación crezcan un 30%, la rentabilidad global disminuye en torno al 20%», dice Cermeño con relación a datos globales del sector del café.

Siguen los cierres

«El 15% de los clientes de establecimientos de hostelería siguen cerrados y los que están abiertos no han llegado al consumo que tenían antes de la crisis del covid. En los próximos meses prevemos un 10% más de cierres porque la gente saldrá menos y en las terrazas no es tan confortable consumir cuando hace frío», vaticina Cermeño. Es algo que ocurrirá, sobre todo, en locales pequeños con pocas mesas y, sobre todo, si hay más limitaciones al consumo en barra.

Melchor Villafañe es un autónomo alicantino que desde hace cuatro años trabaja en el sector del café. Ha impulsado su propia marca, Fancoffee, y ha hecho una importante inversión para hacerse un hueco en la hostelería. «Trabajamos proporcionando a nuestros clientes maquinaria en depósito a cambio de que se consuma el producto, por lo que hay que hacer una inversión muy grande en cada cliente. La hostelería es uno de los sectores más afectados por la situación actual y nosotros nos estamos viendo arrastrados con ellos», confiesa. Ofrecer servicios como cursos de formación sobre preparación del producto o servicio exprés de reparación o sustitución de la máquina en caso de que surja cualquier contratiempo han sido y son parte de su estrategia para abrir mercado, aunque reconoce que el complicado escenario actual ha frenado la expansión del negocio. En estos momentos trabaja al 70% del volumen de ventas con respecto al pasado año aunque, igualmente, ha reforzado la venta a supermercados, donde comercializa la marca italiana Illy. «En ese caso ha aumentado el consumo, pero no para paliar la reducción de beneficios del canal Horeca», detalla.

Productores de servilletas y mantelería textil o de celulosa , de productos de limpieza, fabricantes de mobiliario para bares y restaurantes o mayoristas que comercian con los champús, geles y otros productos que los huéspedes encuentran en los hoteles son otras de las empresas que, con toda seguridad, habrán visto ajustados sus márgenes por la anómala situación por la que atraviesa la economía. Sin turismo, gran parte de los hoteles de templos vacacionales como Benidorm han cerrado y, con ello, se han quedado sin trabajo aquellos que se dedicaban a divertir, amenizar o sorprender a los visitantes. Son esos que se ganan el sueldo con el aplauso, como magos, músicos, monitores infantiles, bailarines o actores que recorrían restaurantes, hoteles y salas de fiestas de toda la provincia.

Anabel Balbas, de la empresa Benishow, cuenta que tienen en cartera a 300 artistas y muchos de ellos trabajaban los siete días de la semana en temporada alta. «Julio y agosto nos ha salvado un poco, pero en septiembre ha vuelto a caer todo el negocio. Antes en un día podíamos organizar 50 actuaciones de músicos que actuaban en hoteles, shows visuales, teatros infantiles, espectáculos flamencos, circenses o actuaciones de magos, y ahora con suerte tenemos tres o cuatro en un fin de semana», relata. «Toda esta gente está en el paro. Dicen que en marzo reflotará la actividad, pero la incertidumbre es lo peor. Hay mucha gente que está pasando por situaciones muy difíciles y están desesperados. La empresa no factura ni el 1% de lo que facturaba antes del covid», sentencia.

Lavanderías industriales abocadas a la ruina

En una provincia con cerca de 280 hoteles y más de 45.000 apartamentos turísticos reglados, las lavanderías industriales mantienen un importante nicho de negocio asumiendo el lavado y planchado de lencería como sábanas, toallas, manteles o servilletas. Al menos así era hasta antes de la pandemia. 

Kornelio Martínez dirige la Lavandería La Nucía y reconoce que el bloqueo turístico, el cierre de hoteles y el descenso de actividad de los bares ha afectado a una importante parte del negocio. Su facturación global ha descendido hasta un 35% y si tiene perspectivas de seguir facturando es gracias a que recientemente ha asumido una contrata de la Generalitat para la gestión de la lencería y los uniformes del personal de 19 hospitales de la Comunidad. «Suerte que tenemos eso para pasar el invierno, pero hay compañeros que se dedican solo al sector hotelero y lo están pasando muy mal», sostiene Martínez. 

La lavandería del centro especial de empleo Doble Amor de Benidorm, que da trabajo a personas con diversidad funcional, es quizá un buen ejemplo. El encargado, Andrés Pedro Beltrí, sostiene que el volumen de negocio ha bajado entre un 70% y un 80%, y, de los 40 empleados en plantilla, solo siete trabajan. Los demás siguen en ERTE. La empresa ofrece servicio de renting a hoteles, restaurantes y campings, que pagan un canon por disponer de lencería, una especie de alquiler que garantiza que los textiles estén siempre en condiciones. «Los pocos hoteles que teníamos y un par de campings han cerrado. Si el estado quitara las ayudas de los ERTE, sería imposible mantener la empresa», recalca Martínez.