Más de 32.300 alicantinos encontraron un empleo en la provincia este verano, cuando el turismo y la hostelería intentaban aprovechar la temporada estival, tras perder la campaña de Semana Santa y tras el largo periodo de confinamiento por la crisis del coronavirus. Aunque esta evolución significa un ligero repunte con respecto al segundo trimestre, que coincidió con gran parte del estado de alarma, lo cierto es que la provincia perdió en el tercer trimestre más de 61.400 empleos con respecto al mismo periodo de 2019, al pasar de los 795.300 ocupados de entonces a los 733.900 de ahora.

La recuperación del mercado laboral este verano, además, parece apuntar más a una situación coyuntural en medio de una grave pandemia y debido al esfuerzo de los negocios más vinculados al sector servicios y al turismo por reactivarse y ganar algo de pulso ante los desastrosos resultados del segundo trimestre, en que la mayoría de establecimientos comerciales, restaurantes y hoteles estuvieron cerrados por el estado de alarma. Esto es lo que indicaría el balance de la última Encuesta de Población Activa (EPA) que publica hoy el Instituto Nacional de Estadística (EPA), especialmente, porque el desempleo creció en más de 16.900 personas, al pasar de los 158.400 desempleados del segundo trimestre a los 175.300 del siguiente trimestre. Una evolución que deja la tasa de paro en el 19,2%, por encima de la media nacional del 16,2% y la autonómica del 17,2%.

Además, la sangría del desempleo es mayor si la comparativa se hace con el tercer trimestre de 2019 en que el número de parados en la provincia solo era de 124.900 y la tasa de paro del 13,6%. Cierto es que el pasado año el país no sufría una pandemia con un fuerte impacto económico como el que está causando la crisis del coronavirus.