Los agricultores del Medio Vinalopó de las primeras décadas del siglo XX no solo tuvieron que convivir con la gripe española y los efectos de una reciente guerra mundial, sino que además la plaga de Lobesia Botrana (polilla de la vid) provocaba la podredumbre de sus racimos, mermaba sus cosechas y, por tanto, su subsistencia.

Como suele ser habitual con las invenciones, el descubrimiento de cómo frenar dicha plaga fue casual y llegó con la maña y el ingenio del noveldense Manuel Bonmatí Abad (1883-1969). A lo largo de los años, el perspicaz agricultor probó múltiples y diversas maneras para frenar a este agresivo insecto. Ninguno de sus intentos durante siete años dio resultado, hasta que en 1919 Bonmatí, por ensayo y error, consiguió la solución del problema.

Simples bolsitas de papel (“saquets”) atadas al extremo superior del racimo con un cordel. Este invento además de ser eficaz frente a la polilla también protegía a los granos de uva de cualquier eventualidad meteorológica que supusiera un peligro para la cosecha, desde el viento hasta el granizo. Asimismo protegía a la uva del ataque de otros insectos y aves, salvaguardaba de la fumigación de las cepas y contribuía a la consecución de una maduración óptima del racimo.

A lo largo de las siguientes décadas, la técnica de embolsado de Bonmatí estimuló el cultivo de la de uva de mesa, surgiendo de su ingenio uno de los motores económicos del Vinalopó, que persiste hasta la actualidad.

Novelda con el paso del tiempo ha impulsado diversas acciones sociales y culturales para poner en valor su Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó (“el raïm de taula en saquets”), como son el Concurso de Embolsado celebrado cada mes de julio, la ‘Elecció dels Raïms de la Santa’ en las fiestas patronales en honor a Santa María Magdalena, la ‘Fira del Raïm’ festejada cada diciembre, y, por supuesto, la celebración de la Nochevieja de la mayoría de los españoles, pues probablemente sus doce uvas han sido cultivadas en Novelda.

La Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó está protegida por su denominación de origen, siendo un producto de extraordinaria calidad característico de la dieta mediterránea con magníficas propiedades para la salud. La uva de mesa es nutritiva y enérgica, rica en antioxidantes y en fibra de rápida asimilación, aporta vitamina C y A, y contiene minerales ricos en potasio, hierro, calcio o magnesio.

Ximo Mira Pascual, concejal de Agricultura y Sectores Productivos Ayuntamiento de Novelda.

Además, el consumo de uva de mesa, entre otros beneficios, impide en las arterias la formación de trombos, actúa como laxante, retrasa los efectos del envejecimiento, refuerza las defensas, previene las enfermedades cardiovasculares y produce la oxidación del colesterol.

Al igual que Manuel Bonmatí Abad, que en unas circunstancias tan excepcionales superó las adversidades generadas por una plaga, los agricultores están combatiendo la actual pandemia con su esfuerzo e innovación para asegurar el futuro de su ciudad y el del producto más querido de Novelda, “el raïm de taula en saquets”, que nunca debe faltar en la mesa.