Si alguien piensa en Monforte del Cid, lo primero que se suele asociar a su nombre es la uva, sus viñedos, como se suele decir, la “tierra de doradas uvas”. Desde hace décadas hemos surtido con nuestros racimos de alta calidad a toda la península y a buena parte de Europa principalmente.

En ese transcurrir de años, la uva de Monforte ha sido la protagonista de multitud de cambios al mismo tiempo que ha conservado la esencia de la producción tradicional, sobre todo por su particular sistema de madurado a través del embolsado de los racimos que, junto a su microclima templado, ha conseguido un color, textura y sabor únicos en el mundo.

Todo ello, junto a la modernización permanente de la industria y sus estrictos controles de calidad, hacen de nuestras uvas un producto con el nivel de excelencia que merece el consumidor final, ya que desde el principio se regula su trazabilidad con el control de fitosanitarios exigido por la Unión Europea, los cuales garantizan la seguridad alimentaria que convierte a nuestros viñedos, año tras año, en unos de los más respetuosos con el medioambiente del mundo.

Ahora que estamos en plena campaña, el concejal de Agricultura, Juan Manuel Sabater y la alcaldesa de Monforte del Cid, María Dolores Berenguer, insisten en que “la uva de mesa de Monforte del Cid supera con creces los estándares de calidad, cosa que no siempre va relacionada con el precio que los grandes distribuidores proponen”.

Juan Manuel Sabater, concejal de Agricultura.

Añaden en este sentido que “el sector agrícola tradicional, merece una protección especial por parte de las administraciones públicas, ya que son las mismas que exigen unos controles que aumentan los costes de producción que no se refleja en el precio que recibe el productor”.

Por ello, demandan “cambios en la normativa de competencia y en la cadena alimentaria para que se posibilite el establecimiento de precios dignos al agricultor, y prohibir la venta a pérdidas y las prácticas, algunas veces, abusivas que condenan al sector a su desaparición si no protegemos nuestra tierra y a nuestros agricultores”.

Para finalizar, Sabater insiste en que este año está siendo excepcional, ya que no sólo han seguido aumentando los costes, sino que “hemos tenido que hacer un esfuerzo extra para garantizar la seguridad laboral en las empresas para reducir a cero la incidencia de la Covid-19, y por ello requerimos tanto al Ministerio como a la Consellería que se abra una línea de ayudas específicas al sector agroalimentario para paliar las inversiones que han ido destinadas a sufragar la seguridad de los operarios y por ende del producto y del consumidor final”.