La recesión económica generada por el covid-19 en el presente año, además de por el excesivo daño sanitario y dolor social, ha provocado que muchos de los establecimientos comerciales y de servicios hayan tenido que ajustar su modelo de negocio, e incluso que algunas empresas de nuestro entorno hayan tenido que cerrar provisionalmente o de manera definitiva su actividad.

En el clúster textil valenciano, nos encontramos con que muchas empresas tuvieron que recurrir a ICO para soportar el impacto financiero inicial de la pandemia y poner en marcha en su mayor parte unos ERTE hasta ver de qué manera se iban desarrollando las cosas y se podía ir redirigiendo su actividad. Por otra parte, un selectivo grupo importante de empresas optó por reconvertir una parte de su producción, orientándola hacia el sector sanitario, que ha demostrado ser, en estos momentos, un sector clave para el mantenimiento de la producción industrial textil.

La industria textil valenciana ya ha pasado por crisis profundas, en otros momentos de la historia reciente, que desencadenaron la descentralización de la producción industrial en el continente asiático con el consiguiente desmantelamiento de una parte muy importante del tejido productivo del sector textil. 

Parece que la depresión actual es más profunda a nivel global y, sobre todo, más incierta, porque no acabamos de saber ni cuánto durará ni de qué forma nos afectará en el futuro. Lo que sabemos es que, si somos capaces de convertir la amenaza que supone la crisis en oportunidad, podremos salir al menos airosos en este nuevo concepto de normalidad. «En las crisis es donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias» (Albert Einstein).

A mi modo de ver, la amenaza actual reside, por las consecuencias derivadas de la pandemia, fundamentalmente en la paralización de la demanda.

La volatilidad de los mercados, la incertidumbre social y económica que nos rodea en la actualidad, cuyas consecuencias seguramente se alargarán en el tiempo, como se está demostrando en la segunda ola de contagios al inicio del período otoño-invernal, hace más que necesario que las empresas se preparen para adaptarse y perseverar en su estrategia comercial. 

Por eso, más que nunca, se hace imprescindible dirigir la mirada hacia nuevos mercados emergentes y potenciales.

El sector textil valenciano representa uno de los motores de su economía industrial. Se trata de una industria fuerte y competitiva que ha sabido posicionarse a nivel nacional e internacional a través de los distintos canales de distribución como son las grandes cadenas, los grandes almacenes, las tiendas multimarca y la venta online, profesionalizándose en la colaboración muy estrecha con otros socios básicos, como son los distribuidores, agentes comerciales y prescriptores que facilitan tanto la comercialización de prendas confeccionadas como de otros artículos textiles destinados a otras industrias afines. 

Y, ante los nuevos desafíos que se avecinan, el sector textil de nuestras comarcas va a seguir haciendo frente a nuevos retos y echar mano de todo su potencial para conectar mucho mejor con los consumidores, crear un vínculo más estrecho entre las marcas y los clientes, así como desarrollar herramientas y planes de marketing, con un enfoque estratégico muy comercial, para propiciar la reactivación tan necesaria del consumo. 

El sector textil valenciano dirige actualmente más del 60% de sus exportaciones a los países de la Unión Europea, donde los principales clientes son Francia, Italia, Portugal, Alemania y el Reino Unido. Pero tenemos que estar alerta a la evolución y comportamiento de otras áreas comerciales y países, como China, que seguirán generando buenas oportunidades de negocio, sin perder de vista, además del mercado americano, a otros mercados potenciales como la India y los países del Sudeste Asiático, entre los que figuran Indonesia, Vietnam o Filipinas. Asimismo, seguir de cerca a Oriente Medio, ya que, a pesar de que su tamaño es menor al de China en términos de población, los consumidores son más propensos a gastar, lo que le sitúa como un mercado potencial y de valor para la industria textil valenciana.

Hace tiempo que se habla de la digitalización y se recomienda a las empresas aplicarla en todos los niveles. Las empresas más profesionalizadas del sector tienen que encontrar fórmulas para maximizar el retorno de la inversión en marketing, eligiendo la plataforma adecuada para cada mercado, y, de paso, utilizar más eficazmente las plataformas existentes y generar ventas directas. Los esfuerzos, a partir de ahora, también deberán centrarse en explorar nuevas plataformas sociales, además de las plataformas online tradicionales, que permitirán conectar con cientos de millones de usuarios preparados para ser convertidos en consumidores potenciales.

Por todo ello, la industria textil valenciana tiene que estar preparada para responder a los nuevos desafíos fortaleciendo su propuesta de valor (calidad, diseño, innovación) y ser además lo más competitiva posible en el mercado por su relación producto-calidad-precio.

La venta al detalle, comercio minorista o retail, va a seguir teniendo un papel importante, pero tiene necesariamente que evolucionar, ya que está obligado a adaptarse a los cambios de comportamiento del consumidor. Por ejemplo, en el sector de la moda, los clientes desearán tener experiencias nuevas ligadas al proceso de la compra. Por eso los puntos de venta se tienen que dotar de nuevas tecnologías en realidad aumentada que ayuden a los consumidores a comprar.

Es fundamental, por lo tanto, implantar la digitalización en los puntos de venta, que además permitirá conocer el flujo de visitantes en las tiendas, el comportamiento del consumidor, así como sus hábitos de compra, y, de ese modo, la industria podrá ofrecer mejores productos y ser más eficiente en las operaciones de la venta, logística y distribución de las compañías.

Las plataformas digitales internacionales son una gran oportunidad de negocio y, debido al auge del comercio online, muchos fabricantes podrán exportar sus productos con mayor facilidad al mundo. En consecuencia, la transformación digital será fundamental para el éxito.