El Santander planea cerrar hasta 35 de la 95 oficinas que tiene actualmente en la provincia -más de un tercio de su red- dentro del ERE que ya negocia con los sindicatos y que en toda España supondrá la clausura de 1.033 oficinas y la supresión de cerca de 5.000 empleos. Así lo señalaron ayer fuentes de CC OO, después de que el pasado martes se constituyera la comisión negociadora que deberá discutir las condiciones de este ajuste. No obstante, desde el sindicato apuntaron que su objetivo es reducir tanto el número de cierres como el recorte de la plantilla, y consideran que se trata de un planteamiento inicial de la dirección de la entidad.

Desde el banco justificaron la necesidad del ajuste ante los sindicatos alegando causas económica y organizativas, derivadas de las dificultades por las que atraviesa todo el sector financiero para generar ingresos, con los tipos de interés por los suelos, y también ante los cambios en los hábitos de los clientes, que cada vez acuden menos a las oficinas y realizan la mayor parte de sus operaciones a través de canales alternativos. «Se trata de todo un cambio de modelo en la organización del banco», reconocen desde CC OO.

Según las cifras facilitadas a los sindicatos, junto con el millar de oficinas, el Santander quiere suprimir 3.957 puestos de trabajo en la red comercial, 309 en estructuras intermedias, 470 en los servicios centrales y 229 en el centro corporativo. El plan de ajuste del Santander ha sorprendido a los sindicatos por su volumen, pero también porque la entidad lo plantea a pesar de que no ha entrado en ninguna fusión.

Las dos fusiones que hay en ciernes -la de Caixabank con Bankia, y la de BBVA con Sabadell- supondrán una nueva vuelta de tuerca en el proceso de concentración del sector financiero, que en poco más de una década ha visto reducir drásticamente su número de operadores, casi al mismo ritmo al que desaparecían más de la mitad de sus sucursales. Una evolución que se observa con claridad en la provincia de Alicante, donde en 2008 existían hasta 18 bancos y cajas de ahorros con una red de 20 o más oficinas, una cifra que tras las operaciones previstas ya sólo superarán seis entidades.

Y lo que es aún más preocupante: las tres mayores -es decir, BBVA/Sabadell, con 257 sucursales; Caixabank/Bankia, con 207; y Santander, con 95- controlarán más del 70% de todo el mercado en la provincia. Un nivel de concentración que duplica al que existía hace una década, a pesar del enorme peso y la preponderancia que entonces tenía en la provincia la CAM. Una situación que también se repetirá a nivel nacional, donde estas entidades suman el 72% de los activos del sistema bancario, según los cálculos de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Ahora la gran incógnita es saber cómo afectará la reducción de la oferta a la competencia, y si supondrá una subida de precios. A priori, como señala Javier Mezcúa, de Helpmycash, los clientes lo tendrán más difícil para escapar de las comisiones, al disponer de menos opciones para cambiar de banco cuando las condiciones del suyo no le convenzan, y también resultará más fácil que todos acaben aplicando precios similares. Sin embargo, también se puede producir la situación contraria, ya que el hecho de que haya pocos operadores puede desatar una «competencia feroz entre ellos», como ocurre en otros sectores, tal y como recuerda el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, que, en cualquier caso, señala que las fusiones van a situar la concentración en España en niveles «muy por encima de la de los principales sectores bancarios europeos».

Eso sí, Maudos recalca que «las fusiones son necesarias para ganar eficiencia y mejorar la deprimida rentabilidad de los bancos», en un entorno de tipos negativos, que les dificulta ganar dinero y, por tanto, complica su viabilidad. Un objetivo, el de ahorrar costes y mejorar márgenes, que «debe ser compatible con un determinado grado de competencia. Ni mucho, porque perjudicaría al cliente, ni poco, porque el negocio bancario no sería viable».

El experto apunta que otra de las consecuencias será un nuevo aumento del número de poblaciones que se quedarán sin sucursal, un problema del que asegura que no hay que culpar a la banca -«las oficinas tienen que ser rentables», señala-, y aboga por combatir desde el sector público.

En cuanto a los cambios que notarán los clientes de las entidades fusionadas, desde Helpmycash recuerdan que no se pueden modificar las condiciones de los préstamos, aunque sí pueden variar los precios de los productos que algunas hipotecas llevan asociados, como los seguros. Las entidades sí pueden cambiar las condiciones de las cuentas y las tarjetas, pero deben avisar con dos meses de antelación y permitir que el clientes las cancele, si no está de acuerdo. En principio, si se produce un cambio en el IBAN de las cuentas, el banco debería seguir canalizando los recibos que lleguen al antiguo. Y un punto a tener en cuenta es que, si cambian las tarjetas, habrá que actualizarlas en todas las suscripciones online, como Netflix o Amazon.

Genç (BBVA) advierte: Solo habrá fusión si crea valor

El consejero delegado del BBVA, Onur Genç, advirtió ayer de que la posible fusión con el Banco Sabadell, que crearía el segundo banco de España, solo se llevará a cabo si se constata que la operación realmente crea valor para los accionistas. El número dos del BBVA subrayó que la entidad no está «obligada» a llevar a cabo ninguna compra en España, ya que su cuota de mercado es del 15%, pero eso no quita para que analice las oportunidades que se presentan, como la del Banco Sabadell. Genç insistió en que la negociación de la fusión con el banco catalán y el proceso de análisis están empezando ahora.