Tercera semana de noviembre, temperaturas que han llegado a rozar los 28 grados en el sur de la provincia y cultivos de invierno que pierden productividad por falta de frío. La campaña de recolecta de la alcachofa, uno de los productos hortícolas más rentables de la temporada, ha comenzado con un descenso del volumen de cosecha prevista en la principal zona productora, la Vega Baja y el Camp d’Elx. El calor y la escasez de lluvias son los principales factores que están influyendo en negativo con relación al tonelaje producido, aunque los precios están siendo bastante aceptables y alcanzan hasta los 2,50 euros por kilo en origen. Desde ahora, los agricultores tienen por delante cinco meses de recogida de alcachofas y serán las condiciones meteorológicas y la disponibilidad de recursos hídricos los principales condicionantes. No obstante, asociaciones agrarias y empresas comercializadoras coinciden en que la superficie plantada ha disminuido este año en torno a un 15% y, por tanto, no se alcanzarán niveles de producción de años anteriores. Por supuesto, sí se espera superar los del pasado año, que fue uno de los más fatídicos que se recuerdan por una DANA que arrasó más el 60% de las plantas y destruyó importantes infraestructuras de riego.

VENTAS DE PROXIMIDAD. Las compras familiares suplen la caída de la hostelería

Las consecuencias de las lluvias torrenciales e inundaciones registradas en septiembre de 2019 siguen teniendo repercusiones un año después en el campo alicantino. De hecho, la pérdida de cosechas de la pasada temporada, principalmente por el desbordamiento del río Segura, es una de las principales causas que explica por qué se ha plantado este año menos alcachofa. Diego Martínez, presidente de la Asociación Alcachofa Vega Baja, explica que en este 2020 no ha habido suficientes esquejes para sembrar todo lo que los agricultores hubieran querido. En este tipo de cultivo, cuando se acaba la recolecta, los productores extraen pequeñas estacas de la planta que se utilizan al año siguiente para generar nuevos vegetales. «La DANA se llevó por delante muchas hectáreas y esas plantas se perdieron», indica Martínez. Aún así, los agricultores emplearon esquejes que sí se salvaron en las zonas altas y alejadas del río y aprovecharon igualmente los que sobrevivieron en el campo ilicitano. También, como viene siendo habitual, compraron ejemplares de mercados punteros como el navarro. Con todo ello, el pasado agosto se plantaron 1.700 hectáreas de alcachofas, pero de nuevo las inclemencias climáticas empañaron las perspectivas. Cerca del 30% de los brotes acabaron pereciendo por las altas temperaturas y la humedad. Aunque se pretendió reponer las matas dañadas, no había plantas suficientes y en algunos casos optaron por cubrir esos huecos con habas. «Agosto fue un mes muy cálido y las plantas se secaron por exceso de calor. Cuando se riega, tienen que producirse noches frescas para que los hongos no se desarrollen, pero no fue así y, como no había esquejes, no se pudo replantar todo», señala el secretario general de Asaja en la Vega Baja, José Vicente Andreu.

VENTAS DE PROXIMIDAD. Las compras familiares suplen la caída de la hostelería | TONY SEVILLA

Pandemia e incertidumbre

El segundo de los factores que explicaría la minoración de hectáreas cultivadas en esta campaña radica en que hay productores que conservan las plantas de un año para otro en espera del próximo ciclo vegetativo. Es un hecho que reduce la producción, pero también conlleva un ahorro de costes que puede compensar en tiempos de dificultades y permite obtener cierta rentabilidad. Sin embargo, este año no se ha podido seguir esa práctica porque las inundaciones asfixiaron las plantas y multiplicaron las plagas. «Parte de la superficie que fue arrasada por la DANA no se ha vuelto a cultivar y algunos han apostado por sembrar cultivos de ciclo más corto, como el brócoli. La alcachofa es un producto más caro y se merece lo que vale, pero hay que hacer una inversión mayor y también existe mucha incertidumbre por cómo evolucionarán los mercados por la pandemia de coronavirus, por lo que hay tierras que se han quedado vacías», subraya el presidente de la Asociación Alcachofa Vega Baja.

Pese a que la evolución de los cultivos está marcada siempre por los vaivenes del clima y la disponibilidad de agua, los productores que han podido seguir adelante con las alcachofas confían en que pronto empiecen a registrarse descensos de temperaturas, algo que tímidamente se ha producido durante los últimos días de esta semana. Y no solo porque el frío redobla la producción de las plantas, sino porque también favorece que adopten la forma que buscan los consumidores, al menos en esta zona. «La calidad de nuestras alcachofas es muy buena, pero cuando hace frío y llueve cogen esa forma cerrada que es la que le gusta a la gente», apunta el secretario comarcal de La Unió de Llauradors y Ramaders, Antonio Gutiérrez.

Buena parte de la cosecha de alcachofas producidas en la provincia se vende en subasta en tres alhóndigas de la Vega Baja que trabajan para mercados mayoristas y también para comercios y negocios de restauración de proximidad. La radiografía de la situación actual indica que han decrecido las ventas dirigidas al segmento hostelero por la caída de actividad motivada por las restricciones a la movilidad social, la parálisis del turismo y la reducción de aforos y horarios en bares y restaurantes en la propia Comunidad Valenciana pero también en la vecina región de Murcia, que mantiene cerrada la hostelería desde hace semanas. Con todo ello, la compra de productos hortofrutícolas está siendo absorbida casi en su totalidad por las economías familiares, por lo que el stock de productos como la alcachofa, en pleno arranque de temporada, se coloca sin problema en el mercado.

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Industria conservera

Luis Gómez, socio de la subasta La Redonda de Los Huertos, ubicada en Orihuela, apunta que los precios de venta de la última semana en alcachofas han oscilado entre 1,20 euros y 2 euros. Son precios que califica como elevados teniendo en cuenta que cuando llegan al consumidor pueden alcanzar los tres euros, pero subraya que es una situación que responde a la oferta y la demanda debido a que en estos momentos no hay demasiada producción al estar en pleno arranque de temporada. A ese respecto, indica que la mayoría del producto se está comercializando en el mercado nacional. En este momento la práctica totalidad de la cosecha se destina a su consumo en fresco, pero, cuando en pocas semanas se multipliquen las toneladas recolectadas, será la industria conservera la que absorba el 80% del total de las ventas. «Como el año pasado hubo muy poca producción y apenas tienen stock almacenado, creemos que los industriales van a tener que subir un poco el precio de compra para poder trabajar y va a haber competencia entre ellos. Las conserveras mandan mucho e influyen en el precio que alcanza la alcachofa», traslada Gómez.

La ingeniera agrónoma Mari Carmen Hernández, que trabaja para la Hortofrutícola 3 Puentes, con sede en Dolores, vaticina que, si el tiempo acompaña y no ocurren imprevistos, la producción de las plantas de alcachofas se multiplicará en el segundo colmo dado que en el primero, por las elevadas temperaturas, no se está consiguiendo la rentabilidad esperada. En esta subasta, los precios han alcanzado hasta los 2,50 euros el kilo en el producto de primerísima calidad mientras que las de menor porte se ha llegado a vender a un euro. «Creo que la campaña va a ir bien. Quizá no como la de hace dos años, en la que hubo muchos kilos, pero sí como la anterior, en la que hubo un poco menos de producto pero mejores precios», vaticina Hernández.

Pese a que la incertidumbre que genera la pandemia de covid y las dificultades del último año por la DANA, desde la Asociación Alcachofa Vega Baja se volverán a desarrollar este año campañas para incentivar el consumo de este vegetal y «apoyar entre todos el consumo de productos de nuestra huerta, productos de proximidad, hasta que todo esto pase y la situación se normalice. Debemos ser positivos pese a las dificultades», defiende Diego Martínez.

Hasta 2,50 euros. El precio de venta en origen se dispara en el arranque de temporada

El precio de venta en origen, es decir, lo que cobra el agricultor por la venta de las primeras alcachofas de la campaña ha alcanzado durante los últimos días costes de hasta 2,50 euros por kilogramo en subasta. Se trata de un precio elevado que no se mantiene durante el resto del año y que sólo se alcanza en el arranque de la temporada cuando existe poco stock en el mercado. Se espera que con el descenso de temperaturas de los próximos meses la producción se multiplique y, con ello, se ajuste el precio en función de la oferta y la demanda.

Ventas de proximidad. Las compras familiares suplen la caída de la hostelería

Las restricciones a la movilidad social y las limitaciones al aforo y los horarios de la hostelería han motivado un descenso de ventas de alcachofas al sector de la restauración. Sin embargo, y como ha venido ocurriendo con el resto de productos hortofrutícolas, el consumo entre las economías familiares ha aumentado y en estos momentos buena parte de la producción de este vegetal se destina al comercio de proximidad, que agrupa a supermercados y mercados de abastos de la provincia y de otras regiones cercanas a la Comunidad Valenciana.