La primera vez que Rubén Carbonell fue a «trabajar» a la fábrica de calzado fundada por su padre -la ilicitana Wonders-, lo hizo castigado por portarse mal, cuando todavía era un niño. Seguramente entonces no lo vería igual, pero hoy recuerda con cariño esos veranos. Al fin y al cabo, según afirma, siempre tuvo claro que se dedicaría al negocio familiar. Un negocio que ahora preside, después de que hace unos meses se completara el relevo generacional en la firma y Jaime Carbonell decidiera dejar definitivamente el mando de la compañía en manos de cuatro de sus cinco hijos.

Además de Rubén, que compatibiliza la presidencia con el cargo de director de producto y de marca, en los pasillos de Wonders puede uno encontrarse con Jorge Carbonell, que dirige el área de exportación; Nuria Carbonell, que se encarga del diseño; y Francis Carbonell, que comanda el departamento de comercio electrónico. Sólo la menor -Lorena- ha decidido seguir por un camino distinto. A diferencia de otras familias, donde la empresa suele ser foco de conflictos, el presidente de Wonders asegura que los lazos de sangre suponen una ventaja. Al fin y al cabo, «por mucho que discutas, te tienes que ver todos los domingos y todos tenemos claro que las discrepancias se quedan en la fábrica», confiesa. Además, en su caso, asegura que las discusiones son a favor de la compañía, «porque todos estamos muy implicados y queremos que esto vaya adelante».

La compañía ha realizado un traspaso de poderes casi de libro, con la creación de nuevos órganos de gobierno para facilitar la gestión, la incorporación hace ya algunos años de un director general externo a la familia -Fracisco Oliver-, y una retirada paulatina del fundador de la primera línea, por mucho que aún se pase por la empresa casi todos los días, según explica su hijo. Además, como apunta el actual presidente, los hermanos Carbonell acumulan numerosos años de experiencia en la empresa, y han formado parte de todo el proceso de desarrollo y expansión de la firma.

En el caso de Rubén Carbonell hace ya dos décadas que trabaja profesionalmente en la compañía, tras aquellos veranos en que lo hizo obligado. Empezó a tiempo parcial, compatibilizando sus tareas en la empresa con la carrera de Derecho que decidió estudiar para formarse, aunque nunca tuvo intención de ejercer. Una formación que completó con dos másters especializados en gestión de empresas y moda. Lo que no estudió fue diseño y, sin embargo, asegura que una de las cosas que más le ha sorprendido en este tiempo es que también se le da bien. No en vano, participa en todo el proceso de desarrollo de las colecciones de la casa. A diferencia de otras marcas, en Wonders siempre han tenido claro que no se conforman con comercializar, como hacen otras empresas de la zona, que su ADN es de fabricante. Así, cuando todas las firmas de calzado de Elche salían en estampida a China a buscar proveedores a principios de la pasada década, los Carbonell apostaron por mantener la fábrica, que «siempre ha sido la prioridad». Al respecto, sostiene que, «para nosotros, es importante poder controlar todo el proceso y, aunque llegamos a ir a China para ver qué se podía hacer, antes de pisar la escalerilla del avión ya sabíamos que no teníamos nada que hacer allí».

Cuando los demás empezaron a regresar y se encontraron con el problema de que había desaparecido la mano de obra especializada, ellos seguían contando con toda su plantilla: más de 300 personas «a las que conocemos de toda la vida», recalca. Una plantilla que se ha convertido en una de sus prioridades tras el estallido de la pandemia, que ha sacudido los cimientos de toda la economía, pero muy especialmente de sectores tan dependientes de la evolución del consumo, como es el calzado. «Queremos hacer zapatos, no hemos pensado nunca en ser comercial, y para eso necesitamos a las personas, a nuestros trabajadores. Vamos a defenderlos», señala el ejecutivo.

El otro frente que tienen abierto son los clientes, las tiendas que se encargan de hacer llegar sus productos al comprador final, y con los que también trabajan codo con codo para buscar una salida a la actual situación. Una ayuda que compatibilizan con el refuerzo por la apuesta online, que la compañía también ha potenciado en los últimos años.

Una de las consecuencias de la pandemia, según explica Carbonell, es la necesidad de presentar novedades con más frecuencia para incitar al consumo. «Ahora hacemos prácticamente cinco colecciones al año», señala el presidente de la compañía, que, a pesar de todo, se muestra convencido de que el sector sobrevivirá a esta nueva crisis. Así, asegura que nada más conocerse la noticias sobre la efectividad de las vacunas, ya han empezado a recibir llamadas de clientes que quieren acelerar los pedidos para la próxima temporada. Ya se ve la luz al final del túnel.