P Dejó hace unos años la gestión de la empresa de calzado Shoozlab en manos de sus dos hijos, pero sigue trabajando, cuando parecía que iba a jubilarse....

R No me he jubilado. No consigo estar sin hacer nada. Hasta los sábados y domingos trabajo. Me encanta trabajar. Ahora, en realidad, el negocio lo llevan mis hijos. Yo les aporto mi experiencia y les ayudo, sobre todo, en temas de administración. Ellos se pasan mucho tiempo en China, donde está la fábrica, pero debido a la pandemia llevan ya meses en Alicante. Cuando ellos viajan a China, yo les ayudo desde aquí en todos los temas administrativos y de gestiones con las entidades financieras.

P ¿Y Shoozlab, qué es?

R Es el nombre de nuestra empresa, que está asociada con la taiwanesa Microway Group. En 2004 cerramos todos los negocios de Elda (la conocida marca de calzado Samantha). Éramos una fábrica de mucha producción, con clientes en toda Europa. Teníamos representantes nuestros; no dependíamos de importadores, pero fuimos perdiendo cuota cuando China empezó a entrar en el mercado. Y muchos clientes de zapato casual nos decían que debíamos ir a fabricar a China por tema de precios. Mis hijos, Vicente y David, fueron en 2004 y, al año y medio de estar instalados en Shanghai, cerramos todo en Elda. Ellos llegaron al país asiático en un momento oportuno e hicieron un contrato de cinco años con H&M, que no tenía sección de zapatos. Al finalizar el acuerdo, quisieron absorberlos, pero dijeron que no, porque tenían otros clientes y ya habían empezado con una oficina propia. Tras estar en Shanghai, nos trasladamos al sur, a Dongguan, donde abrimos una sede y un showroom, además de que las fábricas estaban allí. Producimos todo tipo de calzado: de señora, deportivos, sandalias, zapatos de vestir, casual... Primero vendíamos al mercado doméstico, pero ahora ya lo hacemos a todo el mundo. Nuestra empresa Shoozlab también está registrada en España. Creo que la idea que se tiene de China es equivocada. La gente desconoce lo que es China.

P ¿A que se refiere?

R China ha avanzado mucho en todo hace años. En el tema del calzado, por ejemplo, de 2004 a 2015 se ha producido una evolución muy importante. La calidad que logran las fábricas es impresionante. Los trabajadores del calzado en China han aprendido a hacer las cosas muy bien y con una calidad que aquí no se puede conseguir.

P ¿Por qué?

R Porque no hay tanta mano de obra. Y, luego, los costes y la cantidad de pares que allí fabrican sería imposible replicarlos en las empresas de España.

P ¿Dice que en calidad nos han superado los chinos?

R Totalmente. Pero totalmente. Igual que los deportivos los hacen muy bien, y todos están hechos allí, lo mismo ha pasado en el zapato. Yo voy con muestras hechas en China a fábricas de Elche y Elda y se sorprenden de cómo están acabadas. En realidad, ha habido mucha gente española de industrias de España y de la provincia trabajando allí durante años. Ha habido encargados, modelistas o controladores de calidad de empresas de calzado.

P Ha contado que Microway Group al que está asociada su empresa para el área de diseño y comercial tiene fábricas en China, en Indonesia y está terminando otra en Myanmar, la antigua Birmania. ¿Hay previsto algo en España?

R Sí. Dentro de poco hay temas que también vamos a hacer aquí.

P ¿Volverán a fabricar en Alicante?

R Estamos haciendo gestiones en Elche y en Elda para fabricar aquí, probablemente, a partir del año que viene.

P ¿Qué impacto tuvo la deslocalización en el sector provincial?

R Al principio fue malo para España porque muchos clientes se fueron a comprar zapatos en China. No sé lo que ha pasado, pero las cosas no se han hecho bien en esta zona. No hay un sentido fuerte empresarial. Parece que hemos dejado de invertir para formar a los trabajadores. En cualquier fábrica de China de hormas, tacones o zapatos puedes ver a gente joven diseñando con los ordenadores y todos ellos hablan inglés.

«Me fui de IFA porque Zaplana lo quería controlar todo»

P Eso es una crítica en toda regla...

R Bueno, tampoco han ayudado la Administración ni los sindicatos con iniciativas para formar a los trabajadores. Ahora, en la provincia de Alicante puede haber un momento bueno otra vez porque clientes fuertes americanos y europeos van a volver a dirigir los ojos hacia España, Italia, Portugal o Marruecos. De hecho, ya están buscando cosas aquí. Pero nuestra mentalidad tiene que cambiar. Si un cliente de cualquier país dice que a ver si puede producir en España, él ya sabe que va a pagar un poco más que en China, pero tampoco mucho más. El fabricante español y alicantino tiene que ver que sus productos no salgan tan caros.

P ¿Cómo puede hacer eso el industrial del calzado de la provincia?

R Hay fábricas de calzado en Elche y en Elda que, agravada la situación por la pandemia, han perdido contactos con los clientes. El zapato chino y el de Vietnam han hecho mucho daño. Hay que ver cómo se da la vuelta para que el calzado español vuelva a estar en las tiendas. Y eso pasa por abaratar costos y por la producción. Administración, fabricantes y trabajadores se tienen que sensibilizar de que el producto salga un poco más económico. Aquí, siempre se ha asociado los buenos materiales, como pisos de suela o buena piel, con zapato de calidad. Pero el material sintético, aunque sea de calidad, no se asocia a ella. Sin embargo, en Alicante se pueden hacer zapatos con tejido, con forro sintético transpirable y con materiales sostenibles. Y en esta línea hay un campo tremendo y, además, es más fácil encontrar este material auténtico en España que en China.

P El anuncio de vacunas con alta efectividad y en pocos meses disparó las bolsas mundiales hace unos días.

R Creo que el panorama va a cambiar a partir del segundo semestre de 2021. Estoy seguro. El tema es aguantar. Las noticias de las vacunas han sido importantísimas para todos los sectores. Han dado un subidón de esperanza. A partir del segundo semestre del próximo año se va notar mucho en el sector del calzado provincial.

P En un futuro, ¿ve más tiendas físicas de calzado o de venta online?

R Las dos cosas. El comercio por internet va a ir aumentando y habrá más. Pero convivirán ambas porque a la gente le gusta ir a las tiendas a comprar.

P Usted fue el primer presidente de IFA. ¿Cuánto tiempo estuvo al frente?

R Ocho años. Empecé en 1988 con la Institución Ferial Alicantina (IFA) en Elda, que sustituyó a la antigua Ficia, que languidecía. Pero IFA era un cadáver allí, aunque hubo sectores, como el de el helado y otros, que expusieron en Elda. Pero faltaba el motor, que era el calzado y las industrias afines. Y no había acuerdo entre los industriales para llevarla donde IFA está actualmente (terreno de Elche), por lo que se montaron ferias en Madrid. Ante este panorama, a los tres meses de ser presidente, le dije a Joan Lerma: «Aquí tiene las llaves y la cierran ustedes, yo no la cierro. Presento mi dimisión. O se hace algo en Alicante que aglutine a los industriales de Elche y Elda o esto no tiene objeto». Lerma y García Reche me dieron el respaldo. Se compró Mamut, que se convirtió en el primer pabellón, y al año se hizo el segundo. Yo me fui en 1996 y no he vuelto a tener relación con IFA. Me acuerdo que hace unos años concedieron una medalla a los antiguos presidentes, pero no asistí.

P ¿Por qué?

R Porque hay cosas que no puedo entender. En ocho años que estuvimos, desde 1988 a1996, yo tenía un comité ejecutivo con empresarios importantes y de distintos sectores, y García Reche nos dio total libertad para actuar, sin que hubiera interferencias políticas. No sé cómo fue después. Fíjate, con una cifra que no llega a 19 millones de euros se compró Mamut y se hicieron dos pabellones. Lo que ahorramos del segundo pabellón no se devolvió a la Administración. El comité ejecutivo y Antonio Martínez, que era el director general, éramos un equipo y decidimos que con ese dinero se compraran todos los terrenos de alrededor de IFA. En ocho años de esa gestión tuvimos muchos gastos porque hicimos muchos eventos, vinieron muchos ministros. Hasta Aznar vino a un mitin cuando no era presidente, era Felipe González. También vinieron los Reyes. Al final de nuestro mandato, dejamos 120.000 euros de déficit. Y luego me entero por los periódicos de la importante cantidad de déficit que dejaron después (76 millones de euros de deuda) y que la Generalitat tuvo que rescatar a IFA. Eso es una vergüenza. Yo recuerdo que si teníamos un comité ejecutivo y nos íbamos a comer, pagábamos a escote. En mi época, solo el presidente tenía tarjeta de crédito; y en ocho años solo la utilicé una vez en París porque la mía no iba. Compré unas botas porque me gustó la horma y las pagué con la tarjeta de la institución. Cuando volví entregué el ticket de compra y el dinero a IFA para que constara ese movimiento en la tesorería de la institución.

P ¿Y cómo ve ahora a IFA?

R Me dio tranquilidad que estuviera al principio Antonio Martínez de vicepresidente y tesorero. Pero, últimamente, veo parálisis de actuaciones. Nosotros insuflamos a la gente mucha ilusión con IFA, con mucha publicidad y marketing. Hicimos mucho ruido, y hubo buenos resultados.

P ¿Cómo cree se reactivará IFA tras la pandemia?

R No lo sé. Las ferias lo tienen difícil en todos sitios porque el canal online está tirando mucho; está haciendo mucho daño a los certámenes físicos y cuesta mucho organizar un evento. Además, hay que cuidar la economía.

P Ahora hay un proyecto para recuperar para Alicante la feria de calzado, aunque con otro formato.

R Las ferias están fracasando en todos sitios. Hasta en EE UU están yendo a menos. Pero antes de la pandemia, dentro del fracaso que hubo en Madrid, tenía que haber habido un movimiento en ese sentido.

P Lo hubo. IFA, Avecal y la Generalitat Valenciana trabajan desde antes de la pandemia en un proyecto para organizar en Alicante una feria de calzado.

R Pero no ha arrancado. La iniciativa se ha quedado ahí. Es que yo ahora no sé si existen la Cámara de Comercio de Alicante o Coepa, lo que sé es que hay muchos autónomos y pymes que lo están pasando fatal. Pero no sé quién está presionando a la Administración valenciana y a la central para que esas pequeñas empresas no lo pasen tan mal.

P Para eso, en teoría, está la patronal CEV Alicante...

R Sí, lo sé. Pero, ¿qué está haciendo? No veo el movimiento de mirar a las bases, a los fabricantes, a los autónomos, a las pymes para ver qué reclaman y, a su vez, que vean que se les está apoyando. ¿Quién recoge el guante de la provincia de Alicante? Ya sé que está CEV Alicante, que pertenece a la patronal autonómica CEV. Pero sigo sin ver un movimiento que se dirija a las bases. La Cámara también apoyaba antes mucho la exportación.

P Usted fue presidente de la Comisión Exterior de la Cámara de Comercio, ¿también estuvo en Coepa?

R De la Cámara de Comercio me fui porque cumplía el plazo; y en Coepa estuve solo de vocal con Eliseo Quintanilla, después como afiliado.

P ¿Cómo vio la desaparición de Coepa?

R Yo me desligué mucho antes de que desapareciera Coepa porque estaba muy desengañado. Una vez que se fueron personas de la organización como Emilio Vázquez Novo, entre otros, los compañeros de viaje no me gustaban mucho.

«Me fui de IFA porque Zaplana lo quería controlar todo»

P ¿Por qué dejó la presidencia de IFA?

R Salí un poco harto. Pasé de estar con el conseller Andrés García Reche, que para mí, en muchas cosas, era un adelantado a su tiempo, a un conseller de Industria, Diego Such, del PP, que cuando entró lo quería controlar todo.

P En una entrevista publicada hace unos años dijo que Zaplana intentó manipularle.

R Totalmente. Y me fui cuando acabó mi mandato. La misión de Such era controlar todo, pero por orden de Zaplana. Eso tampoco le gustó al comité ejecutivo y, cuando acabó nuestro mandato, nos fuimos.

P ¿Algún partido le ha propuesto alguna vez para encabezar una candidatura?

R Sí, a la Alcaldía de Elda. Me lo planteó Julio de España, mandado por Eduardo Zaplana. Creo que fue en 1999. Pero lo rechacé. No me gusta la política.

P ¿Cómo ve la gestión de la pandemia que, hasta ahora, ha hecho el Gobierno central?

R No la está gestionando bien. Unas veces dice una cosa y, luego, la contraria. El problema es que después vendrá la pandemia económica, que será terrible.

P ¿Y la gestión de la Generalitat en esta crisis?

R Los gobiernos tripartitos no veo que puedan impulsar sus programas. Soy partidario de un Ejecutivo que pueda llevar a cabo sus planes. Este no avanza en el tema económico. En España está tan repartido el voto que es muy difícil gobernar. En la gestión de la pandemia, suspenso para el Gobierno central y el autonómico.

Un fichaje frustrado del Real Madrid

El eldense Vicente Arellano no da rodeos cuando habla. Dice con rotundidad lo que piensa y vierte las palabras como un torrente. Tanto que a veces es difícil seguir su discurso. Así sigue siendo a sus 77 años, por lo que no es difícil imaginar el fuerte carácter que tenía cuando era más joven y ocupaba importantes cargos en el ambiente empresarial de la provincia, como la presidencia de la Institución Ferial Alicantina (IFA). De hecho, fue el primer presidente, entre 1988 y 1996; el que colocó, junto a Joan Lerma, la primera piedra de las instalaciones actuales, y tuvo el apoyo de su comité ejecutivo. En su vida profesional siempre ha tenido una visión de futuro. Fue de los primeros fabricantes de calzado de alta gama de la provincia que desembarcó en China, donde sigue, ahora, con su empresa Shoozlab, que en los últimos años está más en manos de sus hijos, Vicente y David. Su incursión en el país asiático, no obstante, representó el cierre de su empresa en Elda. Ese fue el precio. Pero Arellano vio el futuro en la que ahora es la segunda potencia del mundo. Y de la que, además, asegura que hace un calzado de calidad que aquí no se puede conseguir. No en vano, los empleados de allí han aprendido de todos los especialistas alicantinos y españoles que trabajaron en China y se responsabilizaron de controlar la calidad de las producciones de sus empresas. Y, aunque tenga 77 años, sigue tan delgado como cuando rebasaba la cuarentena. «Me mantengo porque voy a correr, juego al tenis y porque siempre me he cuidado. De fumar, poco y de beber, lo justo», cuenta. Está casado y tiene dos hijos y, aunque se le conoce como empresario del calzado y, en su día, como mandatario de IFA, bien podría haber sido una estrella del fútbol, si no hubiera rechazado la oferta que le hizo el Real Madrid. En 1966 le iba a fichar y le ofrecía 120.000 de las antiguas pesetas al año. Al final, no jugó en el Bernabeu, tampoco al baloncesto. Y no es que no le gustara el deporte, el caso es que ganaba más vendiendo por España los zapatos de la fábrica de su padre. Pese al fuerte carácter, no puede evitar emocionarse con algunos recuerdos.