Sin duda, acaba un año completamente atípico y fuera de cualquier pronóstico que tuviéramos en consideración en nuestros análisis de riesgos. También ha sido un año donde las empresas familiares han dado la cara, como bien indicaba la campaña impulsada por el IEF, en tres ámbitos fundamentales: la solidaridad con los más afectados, la ayuda para la protección sanitaria en los peores momentos, y el mantenimiento de la actividad económica y de los puestos de trabajo.

La solidaridad con los más afectados

Las empresas familiares se han volcado con la sociedad a través de numerosas acciones solidarias y donde la Asociación de Empresa Familiar de la provincia de Alicante ha tenido un protagonismo trascendental, impulsando ayudas a los colectivos sociales más vulnerables con acciones específicas en colaboración con Cáritas y Cruz Roja y también con innumerables donaciones de los distintos miembros de la Asociación.

La ayuda para la protección sanitaria en los peores momentos

Igualmente valioso ha sido el papel de la empresas familiares, cubriendo las necesidades que la Administración no había podido atender, modificando sus estructuras productivas para fabricar y distribuir material de protección sanitaria (mascarillas, batas, EPIs…).

La economía no debe parar

El mantenimiento de la actividad económica y de los puestos de trabajo, junto con todas las inversiones necesarias para hacerlo compatible con la seguridad sanitaria, ha sido el principal objetivo de las Empresas Familiares. Bajo esta idea AEFA formó parte de la iniciativa #EstoNOtienequeparar, junto a más de 2.000 entidades. Y siguiendo ese mismo concepto durante estos meses se ha dado ejemplo desde la propia asociación, manteniendo su actividad y la organización de distintos eventos a lo largo de este año que se han adaptado al formato presencial, online o incluso mixto.

Entre los más de 30 encuentros que se han organizado o colaborado se encuentran la presentación del Observatorio GECE, la Escuela de Accionistas a través del Fórum, la apertura de las Cátedras de Empresa Familiar en la UA y la UMH, así como diversas jornadas que, junto a numerosas entidades colaboradoras como Cuatrecasas, Deloitte, PwC, KPMG, Garrigues, Bankia, Banco Santander, Cajamar e Improven han permitido abordar cuestiones relacionadas con el ámbito laboral, fiscal o legal que afectan de manera directa a la gestión de las empresas familiares y, por tanto, a su supervivencia. También se ha asistido de manera virtual y presencial al Congreso Nacional de Empresa Familiar. Y todo ello, en estos delicados momentos, orientado a mantener nuestras empresas y el empleo que sustentan.

Ahora se nos presenta ante nosotros el año 2021 y es momento de reflexionar sobre todo lo acontecido, analizar y pasar a la acción, mejorando, creando y transformando. Hemos de hacerlo desde el realismo de la situación pero también con esperanza y ánimo ya que la ciencia y la medicina ha sabido acelerar la fabricación de vacunas en tiempo récord. Es momento de ser positivos.

Para la presidenta de AEFA, Maite Antón, “debemos saber utilizar esta tremenda situación como punto de inflexión para la transformación de todo aquello que se ha evidenciado como puntos débiles y peligrosos”. Analizar todos los sectores productivos, sin menospreciar ninguno, para modernizarlos y hacerlos más eficientes, aprovechar los fondos europeos, no como meros recursos financieros para la supervivencia (eso sería un tremendo error), sino como transformadores de nuestra economía.

Las empresas familiares representan en nuestra provincia el 92% del total de las empresas y sostienen más del 85% del empleo privado y, por tanto, su importancia es vital. “Por ello, en este año 2021 las Administraciones, tanto autonómicas como estatales, deben demostrar su apoyo a estas organizaciones más que nunca, ya que de su supervivencia va a depender la posibilidad de mantener los ingresos necesarios para sustentar nuestra sociedad de bienestar y los servicios públicos que todos necesitamos”, concreta Antón.