Incom, el fabricante eldense de kits para la construcción de palas eólicas, da un nuevo paso en su expansión internacional con la apertura de su primera fábrica en el continente africano, en concreto en Marruecos. Se trata de unas instalaciones de alrededor de 3.000 metros cuadrados, en las que la firma ha invertido 1,5 millones de euros con el objetivo de suministrar a las factorías que los gigantes del sector, como Siemens Gamesa o la china Aeolon, han construido en el país magrebí para atender la creciente demanda de molinos para la generación de electricidad, sobre todo con el auge de las centrales «offshore», las que se encuentran en alta mar.

La compañía se encarga de producir los elementos de fibra de vidrio y composite que dan forma a las palas, y que más tarde los grandes productores se encargan de ensamblar y recubrir con resina en sus propias instalaciones. Unos materiales que Incom facilita mayoritariamente en forma de kit.

La nueva factoría marroquí, ubicada en Tánger y que está operativa desde hace sólo unas semanas, se suma a las cinco instalaciones que la compañía presidida por Carlos Vidal ya poseía: tres de ellas completamente propias -la sede de Elda, en el polígono de Finca Lacy; la de Andover, en Reino Unido; y la de Szczecin, en Polonia-; y otras dos junto a socios locales en China e India, esta última inaugurada en 2019. En el caso de la fábrica de Marruecos se trata de una inversión 100% de la firma eldense y que da trabajo a una plantilla de 25 trabajadores, según confirmó ayer el propio Vidal.

Mejora de beneficios

En cuanto a las evolución del negocio, Incom superó en 2019 los 65 millones de facturación, únicamente con sus factorías propias, tras un leve incremento del 0,64%. Unas cifras que la compañía consiguió a pesar de la cada vez mayor competencia en el sector, que tira a la baja de los precios. Por el lado de los resultados, la firma pasó de los 277.318 euros de beneficio que arrojó en 2018 a casi 815.000 euros, gracias a las inversiones realizadas en los años anteriores para automatizar procesos y mejorar la productividad, según explicó su presidente.

Por áreas geográficas, la compañía redujo sus ventas en el mercado nacional (de 15,2 a 10,4 millones) y en el resto de países de la UE (de 19,8 a 16,1 millones), pero disparó sus cifras un 30% en el resto del mundo, al pasar de 29,6 a 38, 5 millones. Al respecto, Carlos Vidal destacó la buena evolución de la demanda durante el citado ejercicio en México o en India, un país donde, a pesar de la apertura de una fábrica para suministrar directamente, la firma también vendió más desde el resto de sus instalaciones ante el boom que vive la energía eólica.

Plan estratégico

A pesar de las complicaciones de logística y de gestión de plantillas que supuso la aparición del covid, la compañía logró mantener su actividad durante 2020 sin necesidad de recurrir a un ERTE. Además, la pandemia no ha frenado sus inversiones y la compañía mantiene los objetivos fijados en su plan estratégico, con el que espera alcanzar los 100 millones de facturación en el ejercicio de 2023. Un objetivo que espera lograr con crecimiento orgánico -como el que supone la puesta en marcha de la factoría marroquí-, pero también mediante alguna adquisición, según Vidal.

Incom nació en 1996, cuando el empresario tuvo conocimiento de que una firma danesa buscaba un taller en España para cortar la fibra de vidrio que necesitaba para sus palas eólicas. Vidal vio la oportunidad y decidió crear una empresa para dedicarse a este negocio incipiente, a partir del taller de fabricación textil y de adornos para el calzado de su familia.