Por mucho que le pese a más de uno, los datos siguen apuntado que lo mejor para hacer carrera es marcharse a una gran capital. Al menos así ocurre en el caso de los trabajadores alicantinos para los que, a tenor de los últimos datos de la Agencia Tributaria, les sale bastante rentable coger las maletas y marcharse. En concreto, los profesionales que durante el año 2019 cambiaron su domicilio fiscal a otra zona del país declararon de media unos ingresos 2.408 euros superiores a quienes permanecieron dentro de la demarcación, lo que significa que, por lo general, quienes se van lo hacen para ocupar puestos bien remunerados.

Así, durante el citado ejercicio, el salario medio anual de los alicantinos que permanecieron en la provincia -es decir, que ya trabajaban en Alicante y continuaron haciéndolo- se situó en 19.118 euros, mientras que el de aquellos que emigraron se situó en 21.526 euros, de acuerdo con el estudio sobre movilidad del mercado de trabajo, que anualmente elabora el organismo tributario. Con los que apenas hay diferencia es con los trabajadores que llegan a Alicante desde otras demarcaciones, que ganaron de media 19.185 euros, sólo 67 euros más que los «nativos».

Para elaborar esta estadística la Agencia Tributaria se basa en las retenciones que aplican las empresas y sólo tiene en cuenta a los profesionales que ya estaban trabajando el año anterior, con el objetivo de poder comparar sus movimientos. Es decir, que para calcular la media salarial no se tiene en cuenta a aquellos que se incorporan por primera vez al mercado laboral.

«Alicante sigue siendo una provincia de servicios y muy turística, y los salarios que estos sectores ofrecen están muy por debajo del que pueden ofrecer la gran industria, las empresas tecnológicas o las grandes sedes corporativas que se concentran en las grandes urbes», señala el responsable de Adecco en la Comunidad Valenciana, Víctor Tatay, para explicar esta diferencia. «Quien se marcha suele hacerlo buscando una oportunidad profesional que, seguramente, no encuentra donde vive», apunta el experto.

No obstante, Víctor Tatay también apunta que los esfuerzos por desarrollar nuevos sectores, sobre todo vinculados a la economía digital, también empezaban a dar sus frutos, al menos antes del estallido de la pandemia, que es a cuando se refieren las cifras, lo que había reducido notablemente la diferencia entre el volumen de emigrantes y de inmigrantes.

Así, Alicante aún exporta más mano de obra a otras provincias de la que recibe, pero la diferencia en 2019 fue muy pequeña. En concreto, vinieron a trabajar de otras demarcaciones hasta 7.272 profesionales por los 7.374 -sólo 102 más- que hicieron las maletas para marcharse.

Lo que no cambia es el destino de estos flujos. A pesar de las intensos intercambios que, como es lógico, se producen con las provincias limítrofes, Madrid se mantiene como el principal destino de los emigrantes alicantinos y también de los que realizan el camino inverso. Así, ese año se trasladaron a la capital del estado hasta 1.609 trabajadores de la provincia, mientras que de allí llegaron a Alicante 1.521 profesionales.

En segunda posición se sitúa Valencia, donde fijaron su domicilio 1.261 alicantinos a lo largo de 2019, mientras que hubo 1.055 valencianos que optaron por venir a la provincia. En el caso de Murcia, se fueron 1.045 trabajadores y vinieron 943, pero donde más diferencia se produce entre unos y otros es con Barcelona. Hasta la capital catalana se fueron a vivir ese año hasta 834 trabajadores, mientras que solo llegaron 476 profesionales, algo más de la mitad. Entre las provincias con mayor intercambio solo una, Albacete, envía a Alicante más personal del que recibe, según los datos de la Agencia Tributaria.

«Por desgracia, seguimos perdiendo capital humano. Formamos a muchos jóvenes que luego se marchan para poder tener un oportunidad», se lamenta la catedrática de Economía Aplicada de la UA Paloma Taltavull, que recuerda que los datos de Hacienda no recogen a los miles de jóvenes que en los últimos años decidieron emigrar al extranjero. Frente a lo que se suele afirmar, Taltavull defiende que España es un país con mucha movilidad laboral.

Más salario no siempre equivale a mejor nivel de vida

El responsable de Adecco en la Comunidad Valenciana, Víctor Tatay, recuerda que, si bien en las grandes ciudades los salarios suelen ser más elevados, también son mayores los gastos que hay que afrontar, por lo que el nivel de vida no siempre es mejor. En cualquier caso, Madrid es la provincia con el salario medio más elevado, según este informe, con 29.231 euros, seguido por Barcelona, con 26.482. El País Vasco y Navarra no aparecen al tener hacienda propia.