Aunque harán falta años para recuperar los niveles de riqueza y de empleo previos a la aparición de la pandemia, lo cierto es que las consecuencias del coronavirus en el mercado laboral alicantino van mucho más allá de lo que reflejan las cifras oficiales. La llegada del covid-19 se produjo en un momento en que la economía alicantina se encontraba en crecimiento, con muchos negocios con perspectivas de expandir su actividad, por lo que, además de enviar al paro a miles de trabajadores, la pandemia también frustró las posibilidades de otros muchos miles que ya estaban en esta situación de encontrar un nuevo empleo.

De esta forma, según las estimaciones del gabinete de estudios de la Cámara de Alicante, la pérdida real de puestos de trabajo duplicaría la que constatan los datos de afiliación a la Seguridad Social y rozaría los 33.500, si se contarán también todos esos empleos que se han dejado de crear. Así lo señala la institución cameral en su última «Nota Técnica», en la que constata que el único sector que ha logrado mantener las previsiones que tenía antes de esta crisis es la agricultura.

El documento recuerda que, al cierre del año pasado, aunque se había logrado recuperar el 72% de la ocupación destruida entre los meses de febrero y abril como consecuencia del primer envite de la pandemia, las cifras de afiliación seguían muy por debajo de las de 2019. En concreto, la Seguridad Social contaba con 647.592 cotizantes, 16.657 menos que un año atrás. Sin embargo, sin restar importancia a este hecho, la institución cameral llama la atención sobre la diferencia que existe entre estas cifras y las que preveían los expertos antes de que el coronavirus hiciera saltar todo por los aires. Unas previsiones que apuntaban a que la provincia acabaría el ejercicio con más de 681.000 cotizantes, superando así los niveles máximos de empleo que había alcanzado antes de la crisis de 2008, lo que significa que en realidad la provincia cerró el pasado año con 33.500 empleos menos de los que podría tener en condiciones normales.

Por sectores, en la construcción se han perdido unos 2.800 empleos sobre los que estaban previstos y en la industria, más de 5.000. No obstante, es el sector servicios el que ha sufrido el mayor impacto: la Cámara calcula que en estos momentos habría hasta 26.200 personas más trabajando en estas actividades, si la pandemia no hubiera hecho su aparición.

Por el contrario, la agricultura presenta 500 trabajadores más de lo que se esperaba, gracias al impulso que ha recibido esta actividad por el aumento de demanda de productos hortofrutícolas -sobre todo cítricos- que ha provocado la crisis sanitaria en todo el continente europeo. Ante estas cifras, el presidente de la Cámara de Alicante, Juan Riera, insistió en la necesidad de que se adopten nuevas medidas para paliar la situación de las empresas y que puedan mantener el mayor volumen de empleo posible, incluidas ayudas directas y exoneraciones fiscales.

Suspensiones temporales

A la espera de que estas ayudas lleguen, de momento lo que se constata es que el progresivo endurecimiento de las restricciones para frenar la expansión del coronavirus aceleraron la presentación de nuevos ERTE en las últimas semanas del año y el arranque del 2021. De acuerdo con los datos facilitados ayer por la Conselleria de Economía Sostenible, entre el 15 de diciembre y el pasado 18 de enero las empresas alicantinas solicitaron hasta 524 nuevos expedientes frente a los 282 del mes anterior. Un aumento que también se ha visto reflejado en el número trabajadores afectados por estos nuevos ERTE, que en los últimos 30 días fueron 2.648 frente a los 1.693 del periodo anterior. Casi el 90% de los nuevos expedientes se corresponden con los denominados ERTE de rebrote, es decir, los que solicitan las empresas que entienden que se ven obligadas a cesar su actividad por fuerza mayor debido las medidas adoptadas por las administraciones para frenar la pandemia a partir de junio pasado, cuando se produjo la desescalada.