Echar la vista atrás 30 años y recordar cómo eran los edificios, sus casas, portales … es una imagen de sencillez y simplicidad, con servicios tan básicos como la antena de televisión y en las mejores casas, el ascensor. Los vecinos se conocían y el presidente les recogía el dinero de su cuota previo recibo. El estilo de vida de aquellos años, el trato familiar entre los vecinos y la figura del conserje -en algunas fincas- facilitaba que todo estuviera en orden.

Desde entonces, el progreso de la sociedad ha llevado a un nuevo modelo de ciudad, con edificios más grandes, más urbanizaciones y mancomunidades; todo ello acompañado de un carácter de vida donde el bienestar y el confort importan.

En este nuevo panorama, la gestión y mantenimiento de los hogares es verdaderamente complejo, abandonando la simplicidad de las casas de antaño. Ahora los edificios están dotados de nuevas instalaciones como los grupos de presión, la detección de incendios, arquetas, descalcificadores, cámaras de seguridad, etc., más un amplio abanico de servicios de limpieza, desinsectación, nuevas redes de comunicaciones, más la suma de todos los mantenimientos de nuevos espacios comunitarios como jardines, piscinas, pistas deportivas, club social, aseos, etcétera.

La multiplicación de viviendas, propietarios de distintas nacionalidades, así como la normativa que regula el control de las inspecciones y revisiones de las instalaciones requieren de una especialización y profesionalización del sector inmobiliario, y de ahí que el Administrador de Fincas se haya convertido en el profesional que abarca conocimientos multidisciplinares en áreas tan diversas como la jurídica, administrativa, económica y técnica, entre otras muchas, que lo capacitan desde el conocimiento y la experiencia, para dar soluciones a los problemas aportando tranquilidad a los vecinos.

Además de los conocimientos, el Administrador de Fincas colegiado dispone de una serie de habilidades y responsabilidades para hacer que todos los engranajes que conforman la comunidad funcionen correctamente, lo que se traslada al bienestar de los hogares.

Claro ejemplo de ello, lo tuvimos con el confinamiento de tres meses el pasado año, donde todos los miembros de la familia permanecieron en sus casas. Durante ese tiempo, los Administradores de Fincas colegiados continuaron trabajando, por un lado, para asegurar el buen funcionamiento y revisiones de las instalaciones y, por otro lado, velando la labor administrativa de la gestión de recibos, contabilidades, vencimientos de pólizas, nóminas, impuestos, para que todo estuviese en plazo y forma.

Mª del Mar Rodríguez Martínez, vicepresidenta COAFA.

A ello se sumó, una especial atención con los vecinos, ante el temor a lo desconocido, la covid-19. Temas como el uso de los ascensores, las zonas de paso, los espacios recreativos, el uso de mascarillas, etcétera, está resultando ser un proceso más largo de lo esperado, que suponen no pocos esfuerzos, cambios de costumbres y concienciación por parte de todos. La función del Administrador de Fincas colegiado, ha sido y está siendo, muy importante en este orden, pues, aún con normativa contradictoria y muy cambiante, se trabaja día a día para potenciar la concienciación y el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias en la prevención de focos de contagios en zonas comunitarias.

En definitiva, trabajar con un Administrador de Fincas colegiado, es sinónimo de garantía. Detrás de este profesional se sitúa el aval de confianza que ofrece el pertenecer al Colegio de Administradores de Fincas de Alicante y provincia (COAFA) que cuenta con más de 550 colegiados en activo. Los vecinos pueden estar seguros que su Administrador colegiado cuenta con una formación consolidada dirigida por COAFA, y con una vocación por su trabajo que redunda en bienestar en los hogares, además de promover los valores de la mediación y empatía en las relaciones vecinales.

Desde COAFA se realizan cursos para mantener informados a los colegiados con las últimas novedades, porque la formación y preparación de los colegiados son un sello distintivo en el sector inmobiliario y ofrece la seguridad de contar con un profesional que no sólo conoce los problemas de su comunidad, sino que también aporta las soluciones. Además COAFA vela por un estricto cumplimiento del código deontológico y asegura, con una póliza de responsabilidad civil, negligencias u omisiones que pudiera incurrir el colegiado en su actuación profesional.