La fuerte caída del turismo registrada como consecuencia de la pandemia de coronavirus está teniendo consecuencias muy negativas para sectores como los hoteles o los establecimientos de hostelería, pero también para otros estrechamente vinculados a esta actividad económica. Este es el caso de los autobuses dedicados al transporte discrecional, un sector que en la provincia de Alicante aglutina a 90 empresas, las cuales se encuentran en estos momentos al borde de la ruina. Según la información facilitada por los propios afectados, el 95% de la flota, compuesta por unos 1.500 vehículos, se mantiene parada, lo que está provocando unas pérdidas cercanas a los 100 millones de euros. De ahí que reclamen a la Administración ayudas directas, empezando por la incorporación al Plan Resistir, impulsado por la Generalitat.

El gran peso que tiene el turismo en la provincia de Alicante, precisamente el más afectado por las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia, está provocando que el impacto de la crisis económica sea mucho mayor que en otros territorios. Junto a los hoteles y la hostelería, uno de los sectores que más está sufriendo esta cruda realidad es el de los autobuses dedicados al transporte discrecional, y más en concreto al traslado de turistas, principalmente extranjeros.

El perjuicio que están sufriendo las 90 empresas de la provincia se entiende mejor si se tiene en cuenta que el año pasado, en el conjunto de la Comunidad Valenciana, el número de turistas extranjeros había caído un 72% hasta el mes de noviembre, descenso idéntico al que registraron las pernoctaciones durante el mismo periodo en territorio alicantino. El resultado es que el 95% de la flota, formada por unos 1.500 autobuses, se encuentra en estos momentos paralizada, y que las pérdidas, después de once meses de pandemia, se acercan ya a los 100 millones de euros.

Francisco Perucho, propietario de la empresa Autocares Alicante y vicepresidente de la Asociación de Transporte Discrecional de Viajeros de Alicante (GTV), señala que «nuestras empresas están siendo muy duramente golpeadas por la pandemia, hasta tal punto que, desde marzo de 2020 hasta hoy, hemos facturado el equivalente a un 5% de lo alcanzado en el mismo periodo de 2019. Todo ello por la crisis sanitaria y las restricciones de movilidad, que han anulado la llegada de turistas al aeropuerto, que es el principal punto de recogida de nuestros clientes».

El sector se queja de la falta de ayudas y exige su incorporación al Plan Resistir impulsado por la Generalitat

Perucho reconoce que las medidas sanitarias en el actual contexto «son lo primero, pero ahora que tanto se habla del Plan Resistir, resulta que nos dejan fuera al no figurar en el listado de empresas pertenecientes al sector turístico. ¿Cómo piensan nuestros políticos que se trasladan los turistas desde el aeropuerto de El Altet a sus hoteles o alojamientos?», se pregunta.

Juan José Pérez, gerente de Autocares Grupo Benidorm, se expresa en parecidos términos. «Desde marzo de 2021 la actividad ha caído un 95% y nos encontramos entre la espada y la pared, teniendo en cuenta los elevados costes de nuestras empresas. Las flotas tienen que estar en constante renovación, y por poner un ejemplo, cada vehículo nos supone un gasto mensual de 4.000 euros». De ahí sus quejas por la falta de ayudas. Según sus palabras, «sólo las compañías que trabajan con líneas regulares han obtenido apoyos, cuando los más perjudicados somos nosotros. Lo único que hemos tenido son los ERTE, una moratoria de seis meses para pagar los autobuses y los préstamos ICO, que en cualquier caso, se tienen que devolver».

Es por ello que el sector está negociando con la Generalitat su inclusión en el Plan Resistir, lo que podría suponer un balón de oxígeno para las empresas.