El BBVA ganó 1.305 millones de euros el año pasado, un 62,9% menos que los 3.512 millones del 2019. El fuerte descenso se debe en parte a que en el primer trimestre tuvo que aflorar unas pérdidas de 2.084 millones por la devaluación de en torno a un 55% del fondo de comercio de su filial estadounidense (la segunda en pocos meses del valor de los activos intangibles de dicha unidad), lo que solo se vio compensado en parte por los 304 millones de plusvalías por la venta de la mitad de su negocio de seguros a Allianz. Sin estos efectos, el descenso hubiera sido del 32,2%.

La otra causa del fuerte retroceso del beneficio son las provisiones extraordinarias que ha realizado para protegerse de las futuras pérdidas que le provocará la crisis del coronavirus cuando comience a aumentar la morosidad. En el ejercicio han ascendido a unos 2.200 millones, si bien en el cuarto trimestre no realizó dotaciones adicionales, a pesar de las advertencias del Banco de España al sector. La entidad ha venido argumentado que ya realizó la mayor parte del esfuerzo necesario en el primer semestre.

Su consejero delegado, Onur Genç, aprovechó la presentación de los resultados para anunciar que el banco está estudiando un nuevo recorte sustancial de gastos en su red en España y en los servicios centrales que decidirá y comenzará a aplicar en el primer semestre de este año. «Estamos explorando todas las alternativas», afirmó. Se trata de un cambio de discurso, ya que hace tres meses descartó realizar un ERE y aseguró que tenía previsto mantener el ritmo habitual de unas 3.800 salidas de empleados al año en el grupo.

Remuneración extraordinaria

El segundo banco español también concretó la recompra de acciones que anunció que planeaba hacer gracias a la fuerte ganancia de capital que le supondrá la anunciada venta de su filial estadounidense. Su presidente, Carlos Torres Vila, indicó que se le podrían destinar unos 3.000 millones de euros, con una horquilla de entre 2.500 y 3.200 millones en función de la cotización de la acción a partir de finales de año. Torres Vila destacó que, tras el cierre de la venta de la filial en junio o julio, el BBVA tendrá un colchón de unos 8.000 millones sobre su objetivo de tener un capital de entre el 11,5% y el 12% al que el banco prevé dar uso en los próximos «dos o tres años», según Genç. Así, el presidente dejó la puerta abierta a nuevas recompras o dividendos extraordinarios más adelante, pero también a usar el capital para financiar compras. Eso sí, el primer ejecutivo del banco rechazó en varias ocasiones valorar si podrían retomarse las conversaciones de fusión con el Banco Sabadell.