Si hace sólo unas semanas un informe de la Cámara de Comercio y el Banco Sabadell advertía de que la economía alicantina había caído más del doble que la media nacional, ahora son los datos sobre la evolución del tejido productivo los que vuelven a corroborar que el impacto de la crisis provocada por el coronavirus está siendo considerablemente mayor en la provincia. Tanto es así que la demarcación concentra más de la mitad de todas las empresas que desaparecieron en la Comunidad Valenciana durante el último año.

Así lo revela el último informe sobre empresas inscritas en la Seguridad Social del Portal Estadístico de la Generalitat, que contabiliza aquellas compañías con código de cotización, es decir, las que tienen al menos un trabajador asalariado dado de alta. De acuerdo con este estudio, Alicante cerró el pasado año con 57.262 empresas activas, lo que supone que se quedaron por el camino 2.296 firmas, el 3,9% del total. En contraste, Castellón perdió 417 compañías (2,2%) y Valencia, a pesar de su mayor tamaño, sólo 1.734 (2,3%).

Para el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis, no hay duda de que estas cifras responden al mayor peso que tienen en la provincia las actividades que se han visto más directamente afectadas por las limitaciones para frenar la pandemia, como es el caso del turismo. Así, la comarca donde más tejido empresarial se ha destruido es la Marina Baixa, donde destaca especialmente la situación de la ciudad de Benidorm. La capital turística de la Costa Blanca ha visto desaparecer en este tiempo el 11,99% de las empresas con trabajadores que tenía al finalizar el año 2019, más del triple que la media provincial, debido a su elevada dependencia de los visitantes extranjeros y del negocio hotelero.

Por detrás de Benidorm, los municipios más afectados son Torrevieja y l’Alfàs del Pi, donde se han evaporado más del 7% de las empresas con trabajadores que había hace un año.

Sin embargo, como recalca Llopis, las zonas turísticas no son las únicas afectadas y también se ha producido una considerable caída del número de firmas activas en municipios del Vinalopó como Novelda, Villena, Petrer o Elda. En el primer caso, por la crisis que vive el sector del mármol, que lastra toda la economía de la población, y en los demás, por el impacto que también ha tenido la pandemia en la industria del calzado y la marroquinería, muy afectada por la caída del consumo, al tratarse de productos de moda. De esta forma, también Elche presenta cifras peores que la media, con un 4% menos empresas que al cierre de 2019.

Por el contrario, las comarcas de l’Alcoià y el Comtat han demostrado una mayor resistencia a los efectos del covid en el terreno económico, al perder sólo el 2,7% y el 3,6% de su tejido productivo, respectivamente, gracias a su especialización en industrias que han tenido más demanda, como el plástico o el textil, que se ha reconvertido durante la pandemia. Del mismo modo, l’Alacantí también ha sufrido una merma menor, sobre todo por el buen comportamiento de la ciudad de Alicante, que sólo ha perdido el 2,2% de sus empresas.

Ahora la gran incógnita es saber qué ocurrirá en los próximos meses. «La clave está en saber cuándo se alcanzará el porcentaje de vacunación que permita recuperar cierta normalidad. Cuanto más tarde se llegue ese puntos, más permanente será el daño provocado», apunta el catedrático de Organización de Empresas de la UMH José María Gómez Gras, que también destaca la importancia que han tenido los apoyos públicos, a través de los ERTE y del ICO, para evitar una mayor mortandad empresarial en este tiempo.

La agricultura es la única que logra crecer

Las estadísticas sobre la demografía empresarial reflejan que la agricultura fue el único sector que logró aumentar su actividad durante el año pasado en la provincia. De las 1.921 empresas dedicadas a esta actividad que existían al inicio del año se pasó a 1.976. La construcción logró más o menos mantenerse, con 6.158 empresas, sólo 24 menos. La industria perdió 277 firmas, hasta quedar en 5.787; mientras que en los servicios desaparecieron 2.052 compañías con trabajadores, hasta situarse en 43.339, según el Portal Estadístico de la Generalitat. En toda la Comunidad desaparecieron una 4.500 firmas.

Los ERTE suman 7.000 afectados más en una semana

Las nuevas restricciones a la hostelería y el comercio aceleran el ritmo de solicitudes

Las nuevas restricciones impuestas a la hostelería y el comercio para frenar la tercera ola del coronavirus han provocado una nueva avalancha de solicitudes de suspensión de empleo ante la autoridad laboral. Si la primera semana inmediatamente posterior al decreto de la Generalitat ya se notó un considerable incremento de las peticiones -con 933 nuevos ERTE, que afectaron a 3.816 trabajadores-, la nueva actualización de datos, que comprende hasta el día 31, muestra una clara aceleración de este fenómeno. Así, la semana pasada se presentaron en la provincia hasta 1.693 nuevos expedientes, que supusieron la suspensión de empleo o la reducción de jornada de 6.817 trabajadores, lo que eleva el total de afectados desde que se pusieron en marcha las nuevas medidas para frenar la pandemia a 10.633, de acuerdo con los datos de la Conselleria de Economía.

Unas cifras que dan cuenta del impacto que estas restricciones han tenido en la actividad económica. Como era previsible, hasta el 95% de los nuevos ERTE -1.610- se concentran en el sector servicios, que es el que engloba a la restauración y el comercios, las dos ramas de actividad a las que afectan directamente las nuevas limitaciones. En el primer caso, hay que recordar que la Generalitat ha decretado el cierre de toda la hostelería y sólo permite servir comida para llevar; mientras que las tiendas han visto recortado su horario y deben cerrar a las seis de la tarde. Por su parte, la industria solo suma 22 nuevas solicitudes en la provincia; la construcción, uno; mientras que en la agricultura no se presentó ninguno.