Entre los muchos problemas endémicos que arrastra la economía alicantina, el bajo nivel de los salarios sigue siendo uno de los más preocupantes. Una realidad que no sólo lastra la situación económica actual de muchos hogares y la capacidad de la zona para atraer y retener talento, sino también el futuro de muchos trabajadores, que, inevitablemente, también recibirán pensiones menores que las del resto de España.

Ésa es, al menos, la principal conclusión que extrae el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis, tras el análisis que ha realizado el «think tank» alicantino de las bases de cotización de los asalariados de la provincia, que se encuentran entre las más bajas del país. Para ser exactos, son las terceras de menor cuantía, tan sólo por detrás de las que presentan los trabajadores de Cáceres y Badajoz.

En concreto, de acuerdo con los últimos datos de la Seguridad Social, la base de cotización media en la provincia -un concepto que recoge el salario mensual y las prorratas de las pagas extra- se sitúa en 1.630 euros, lo que supone casi un 15% menos que la media nacional, que alcanza los 1.910 euros. Sólo los trabajadores pacenses, con 1.585 euros, y los cacereños, con 1.599 euros, presentan unos niveles más bajos.

En el lado opuesto, son los asalariados vascos los que presentan las bases más elevadas, con 2.333 euros, en el caso de los alaveses; 2.307 euros, en Guipúzcoa; y 2.285 euros, en el caso de los vizcaínos. También son elevadas en Navarra (2.146 euros), Madrid (2.128 euros) o Barcelona (2.123). Y, por destacar los casos más cercanos, también son mejores los datos de València, con 1805 euros, o los de Murcia, con 1.704.

Como apunta Llopis, estos datos indican que las empresas de la provincia pagan unos salarios más bajos que los del resto del país y que el tipo de empleo que se genera sigue siendo de menor cualificación que la media, lo que supone «un gran lastre para que la provincia consiga mejorar su nivel de renta per cápita». Una realidad que, según el experto, tiene poco que ver con la formación de los trabajadores de la zona - «tenemos dos magníficas universidades y centros de formación de todo tipo de gran nivel», asegura- y que refleja más bien que las empresas de la zona siguen produciendo, mayoritariamente, «bienes y servicios de bajo valor añadido», lo que impacta directamente en su capacidad de abonar mejores retribuciones.

La consecuencia es que buena parte del capital humano que genera la provincia acaba desaprovechado o se fuga a otras partes del país o, incluso, del extranjero con mejores oportunidades laborales. Una situación que, a su juicio, sólo cambiará si se consigue que el tejido productivo de la zona apueste por la innovación y por generar productos de más valor. «Están muy bien los proyectos para atraer empresas de fuera que ayuden a cambiar el modelo productivo, pero el verdadero cambio deben darlo las empresas que ya están aquí, que son las que generan la mayoría del empleo», señala el director de Estudios de Ineca.

En este sentido, Francisco Llopis recuerda, además, que estas menores cotizaciones condenan a que la diferencia de renta se mantenga en el futuro, ya que se traducirá en menores pensiones, como ya ocurre actualmente. Así la pensión media de jubilación en Alicante, de 1.007 euros, es un 15% inferior a la media.