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La Fundación Mediterráneo retoma el proyecto para crear un monte de piedad

La entidad que preside Luis Boyer encargará un estudio de viabilidad a la Universidad de Alicante para determinar si pone en marcha la iniciativa y en qué emplazamiento - El objetivo es conseguir una fuente de financiación estable

La sede de la Fundación Mediterráneo en Alicante.

Los ajustes realizados en los últimos años han permitido recortar a la mitad los gastos de Fundación Mediterráneo, pero la entidad presidida por Luis Boyer sigue buscando la fórmula para garantizarse unos ingresos más o menos estables que le permitan acabar de cuadrar sus cuentas. De momento, ni la venta de entradas ni la gestión de su cuantioso patrimonio inmobiliario han logrado equilibrar los balances, y tampoco parece que la colaboración de las administraciones públicas o los patrocinios privados vayan a ser la solución.

Ante este panorama, los responsables de la institución han retomado la idea de poner en marcha un monte de piedad como los que tienen la mayoría de fundaciones herederas de las antiguas cajas de ahorros, una iniciativa que ya barajó en su día el primer presidente de la entonces Fundación CAM, Matías Pérez Such, aunque nunca llegó a ponerla en marcha.

«A otras fundaciones les están dando muy buenos resultados como fórmula para obtener financiación y creemos que podría ser también una solución para nosotros», asegura Luis Boyer, que ya ha iniciado algunos contactos con otras entidades para recopilar información sobre el tema. A este respecto, la intención de la Fundación Mediterráneo es encargar un estudio a la Universidad de Alicante antes de dar ningún paso, para asegurarse de que el proyecto tiene viabilidad y, sobre todo, decidir dónde debería ubicarse.

En este sentido, el hecho de que la entidad sucesora de la Obra Social de la CAM no contara con un monte de piedad desde el inicio ha permitido que se instalen en la ciudad de Alicante sendas sucursales de los que tienen la Fundación Bancaja y la Fundación Montemadrid, por lo que la opción que se baraja es buscar otro municipio donde no haya tanta competencia. Así, se estarían estudiando varias opciones, tanto en la provincia, como en la vecina Murcia, donde también llega el ámbito de actuación de la institución.

Un negocio muy rentable

Los montes de piedad son entidades especializadas en la concesión de pequeños préstamos personales a cambio de dejar alguna prenda en garantía, por lo general una joya. Lo habitual es que se pueda obtener hasta el 80% de la tasación que realicen los especialistas de la sucursal. De hecho, este sistema es en realidad el origen de lo que más adelante fueron las cajas de ahorros. Muchas de estas entidades mantuvieron sus montes de piedad y, cuando las cajas desaparecieron durante la pasada crisis, pasaron a manos de las fundaciones que heredaron su Obra Social, a las que han ayudado a sostener.

Así, por ejemplo, la Fundación Montemadrid ingresó más de 13 millones de euros en 2018 gracias a esta actividad, lo que le ha permitido mantener un nivel de actuaciones considerable. Por su parte, la Fundación Bancaja también mantiene un presupuesto de más de 6,5 millones de euros anuales -el doble que la fundación alicantina- gracias, en parte, a los ingresos que también recibe de su montepío. En ambos casos, las dos instituciones han emprendido proyectos de expansión que les han llevado a abrir delegaciones fuera de su ciudad de origen para seguir creciendo y aumentar estos ingresos. El de Bancaja, por ejemplo, ya tiene presencia en Castellón, Alicante, Murcia y Albacete, además de València.

En este sentido, la desaparecida CAM también tenía un monte de piedad pero decidió cerrarlo hace ya más de 30 años al considerar que no era un negocio esencial. El último establecimiento que tuvo con esta finalidad estaba ubicado en la avenida de Alfonso el Sabio. De haberlo conservado, la situación de la Fundación Mediterráneo habría sido muy distinta desde el comienzo.

En este sentido, cabe recordar que, al quedarse sin las aportaciones que recibía gracias a los beneficios de la CAM, la entidad heredera de la actividad social y cultural de la extinta caja alicantina se ha visto obligada a acometer importante ajustes, que han reducido a la mitad su personal y que también le han llevado a reducir su actividad y clausurar algunas instalaciones. Todo esto le ha permitido reducir su volumen de gastos a unos tres millones anuales, pero los ingresos siguen sin cubrir esa cantidad.

La institución busca rentabilizar su patrimonio

Al mismo tiempo que se plantea la creación de un monte de piedad, la Fundación Mediterráneo también sigue con los planes para rentabilizar su patrimonio inmobiliario, lo que pasa por vender o alquilar parte de sus instalaciones. Así, sigue la negociación para vender el Aula de Cultura de Elche a la UMH y también se analizan las posibilidades que ofrecen otros inmuebles también de propiedad de la fundación.

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