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El precio de la vivienda en la provincia resiste el brusco golpe provocado por la pandemia

La tasadora Euroval calcula que el metro cuadrado sufrirá una corrección máxima del 2,7% por las consecuencias del covid antes de empezar a repuntar en 2023 - Las medidas para mantener el empleo han sido la clave para evitar una caída mayor

Una mujer mira las viviendas en el escaparate de una inmobiliaria

La irrupción de la pandemia puso fin a la racha alcista que venía experimentando el precio de la vivienda en la provincia desde el año 2014, pero la corrección será mucho más suave de lo que se intuía en un principio. Al menos así lo señala la última proyección realizada por la tasadora alicantina Euroval, a través de su Instituto de Análisis Inmobiliario (Instai), que prevé que el metro cuadrado se devalúe un máximo del 2,7% desde los valores anteriores a la aparición del covid -de 1.315 a 1.279 euros-, antes de empezar a recuperarse, a partir de 2023.

De esta forma, aunque habrá tres ejercicios de una ligera contracción -los responsables del Instai prefieren hablar de estabilización-, la caída total será muy inferior al 10% que el propio organismo llegó a calcular en pleno confinamiento, o del 20% que anticiparon otros centros de análisis.

La proyección realizada por la tasadora alicantina se basa en un modelo predictivo compuesto por cuatro variables clave en la formación del valor de una vivienda: el tipo medio bancario, el stock residencial existente, la propia evolución de los precios residenciales y la tasa de paro. Y es esta última la que ha tenido un comportamiento mucho mejor de lo esperado. «El desempleo es lo que más puede lastrar el precio de la vivienda, y cuanto más elevada es la tasa de paro, más se nota en el mercado inmobiliario. Por suerte, no se ha producido la debacle que se esperaba y gracias a las medidas puestas en marcha, como los ERTE, se ha podido contener el paro», explica el analista principal del instituto, Alejandro Belchí.

De esta forma, aunque la cifra de operaciones se redujo considerablemente durante unos meses, los datos que ofrecen el INE o los notarios indican que la demanda nacional empezó a recuperarse con bastante rapidez.

Además, como recuerda el experto, el precio de la vivienda no es tan elástico como el de otros productos de consumo, como la gasolina, por lo que las subidas y bajadas suelen atenuarse bastante con respecto a lo que ocurre con la actividad económica general.

Así las cosas, de acuerdo con los datos de Euroval, el precio medio del metro cuadrado en la provincia descendió el año pasado un 1,8%, al pasar de 1.315 a 1.292 euros. Un descenso una décima inferior al registrado en el conjunto del país.

Las proyecciones realizadas por la compañía señalan que la tendencia negativa se mantendrá al menos este ejercicio y el próximo, pero con cifras muy moderas. De esta forma, en 2021 el precio medio de las casas caerá en la provincia un 0,3%, hasta los 1.288 euros; y otro 0,7% adicional en 2022, cuanto tocará suelo con 1.279 euros. A partir de entonces empezará a recuperar terreno, también muy suavemente al principio. Así, para 2023 los cálculos realizados por la firma alicantina apuntan a una ligera subida del 0,3%, lo que significa que llegará a los 1.283 euros.

Pendientes de las olas

Eso sí, Belchí también advierte de que el cumplimiento de todas estas previsiones va a depender en gran medida de cómo evolucione la pandemia y de si no se produce un agravamiento de la situación económica que, ahora sí, provoque una subida considerable del desempleo cuando finalicen los ERTE.

Además, el investigador también señala que cada mercado local es un mundo: «No va a evolucionar de la misma manera el precio en la capital que en el interior o en los principales destinos turísticos, y en estos, además, tendrá una importancia determinante la fortaleza de la demanda extranjera». Asimismo, apunta a las notables diferencias que existen entre los mercados de vivienda nueva, donde los precios tienden al alza por su capacidad para regular la oferta en función de la presión de la demanda, y los de vivienda usada, «más estables y con una flexibilidad mayor para ajustar los precios dependiendo de las circunstancias».

En cuanto a la comparativa con el resto de la Comunidad, la evolución de los precios en Alicante será mejor que la de Castellón, pero claramente peor que la de València. Así, en el caso de la provincia azulejera, Euroval estima un fuerte descenso del 4,6% este año, al que seguiría una leve recuperación del 1,2% en 2022, que se consolidaría en 2023 con otra subida del 2,3%. Por su parte, el precio medio residencial en Valencia caería este año un 1,5%, para rebotar el 2,1% el que viene y otro 1,6% en 2023.

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